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Extremadura en la Reconquista: Orden de Alcántara.

A lo largo de la Reconquista, Extremadura contempló el paso de varias órdenes religiosas y militares, una de las más importantes fue la Orden de Alcántara, una organización militar cuyo fin era luchar contra los musulmanes.


Las órdenes militares nacieron como corporaciones para luchar contra los musulmanes que desde Arabia se habían extendido a buena parte de Europa, incluida la Península Ibérica. Estas organizaciones cooperaban en la Reconquista y aseguraban el orden, protegiendo a los peregrinos y desvalidos.

Se movían entre el carácter religioso y el militar. De hecho, casi todas tenían en principio dos tipos de miembros: los monjes que realizaban la vida conventual entregados a rezos y plegarias y los caballeros que, sin perjuicio de encontrarse también sujetos a ayunos, oraciones, penitencias y otros deberes religiosos, disponían de mayor libertad al ser considerados guerreros que la mayor parte del tiempo se encontraban en campaña contra los musulmanes.

Había una tercera clase constituida por los llamados donados o sirvientes de armas, equiparable a los escuderos de la época. Finalmente, estas organizaciones contaban con la ayuda de numerosas personas pertenecientes a la población civil y que recibían el nombre de familiares.

Todas las órdenes militares estaban regidas por un Consejo con cargos administrativos sujetos a la autoridad de un Gran Maestre. Así, no fueron pocas las ocasiones en las que este Gran Maestre llegó a tener tanta o más autoridad que el rey. De hecho, en algunas ocasiones, quienes llegaron a este cargo se enfrentaron al monarca. Es más, los mandatarios cubrían a las órdenes de riquezas por sus inestimables servicios. Por ello, estos grupos lograron altas cotas de poder teniendo bajo su mando numerosas tierras, villas, castillos o fortalezas.

Las órdenes militares más importantes en España fueron las de Santiago, Calatrava, Montesa y Alcántara. Esta última está íntimamente ligada a la historia de Extremadura.

LA ORDEN DE ALCÁNTARA.

Esta organización tiene su origen en la actual provincia de Cáceres, en concreto, en la ribera del río Coa. Nació en 1156 como Cofradía de Armas a partir de la iniciativa de un grupo de caballeros de Salamanca, a cuyo frente estaba don Suero Fernández Barrientos. En sus inicios recibió el nombre de Orden de San Julián Pereiro, al ser San Julián Pereiro la nomenclatura de la fortaleza donde luchaban contra los musulmanes.

La orden fue confirmada por el Papa Alejandro III el 29 de diciembre de 1117. Por consejo del ermitaño Amando adoptó la regla del Císter, esto es, de la orden religiosa creada en Francia, y fue enriquecida por el rey Fernando II de Castilla y por el citado Papa con libertades y privilegios. El Pontífice Lucio III, en 1183, la eximió de la jurisdicción de los ordinarios diocesanos, poniéndola bajo la custodia directa de la Santa Sede. Así, la orden quedaba obligada a la defensa de la fe y la guerra perpetua contra los musulmanes.

A partir de 1213 esta orden tuvo su sede en la villa de Alcántara de la que tomó su nombre y que les había donado el rey Alfonso IX de Castilla. Después de caer en gran decadencia a causa de discordias internas se recuperó gracias a la intervención del Maestre don Juan Zúñiga, nombrado para este cargo en 1479.

La Orden de Alcántara fue incorporada a la Corona en 1494 por los Reyes Católicos, tal y como habían hecho con las Órdenes de Santiago y Calatrava. Ante este hecho Juan Zúñiga resignó su autoridad tras la aprobación de la Santa Sede y fue nombrado Cardenal Arzobispo de Toledo.

En 1546 se autorizaba el casamiento de los caballeros. De esta manera sustituyeron el voto de castidad por el compromiso de defender el dogma de la Inmaculada Concepción.

TRAJE.

Los miembros de la Orden de Alcántara vestían una túnica de lana blanca muy larga y capa negra, que sustituían por un manto blanco en las ceremonias solemnes, adoptando como blasón un peral silvestre con las raíces descubiertas y sin hojas sobre campo de oro.

Posteriormente adoptaron como distintivo una cruz flordelisada de sinople.

En el capítulo XIV de sus definiciones se establecía que ningún caballero fuese osado de recibir los sacramentos sin el manto blanco, que debía ser también su sudario.

POSESIONES.

Sus primeras posesiones se ubicaban más al norte de lo que luego sería el núcleo principal de asentamiento. Comenzaron a crecer cuando, a la recibida villa de Alcántara, se sumaron Santibáñez y Portezuelo, tras ganar un pleito a la orden del Temple, así como Navasfrías, donada por Alfonso IX, y Valencia de Alcántara, conquistada por los caballeros de la orden en 1220. De esta forma quedó configurado su bloque fundamental de posesiones en el partido de Alcántara, al oeste de la provincia de Cáceres.

El comienzo de su asentamiento en el este de la provincia de Badajoz, en la comarca de La Serena, que sería el otro gran núcleo del señorío de la orden, tiene lugar en 1231 cuando conquista Magacela, que sería donada definitivamente a la orden tres años después por Fernando III el Santo como compensación por ciertos derechos alegados sobre la villa de Trujillo. Magacela se constituye en encomienda y se crea un priorato con jurisdicción en el territorio vecino. Al mismo tiempo la orden recibe el encargo del rey de repoblar Zalamea, conquistada por esos años.

Tras la conquista de Córdoba en 1236 por Fernando III, se puede decir que la orden completó en la práctica sus posesiones. Entonces les fueron donadas Benquerencia y Esparragal, ésta última conquistada por los templarios.

Su señorío, no obstante, no se redondearía hasta comienzos del siglo XIV, cuando consiguió la donación del castillo de Eljás en 1302 y de Villanueva de la Serena un año después. Aunque la orden participó en la conquista de Andalucía, apenas recibió donaciones en esta región, limitadas a los castillos de Morón y Cote y el lugar del Arahal, que le fueron donados por Sancho IV en 1285, pero permutados con Pedro Girón en el siglo XV (1461) a cambio de Salvatierra, Villanueva de la Barcarrota y el castillo de Azagala.

En 1492 el Rey Católico Fernando II de Aragón consiguió del Papa Alejandro VI la concesión del título de Gran Maestre de la orden con carácter vitalicio. Entonces, los territorios de los alcantarinos abarcan parte de la actual provincia de Cáceres en su límite con Portugal, las estribaciones de la Sierra de Gata y gran parte de la zona oriental de la provincia de Badajoz (la comarca de La Serena). Una extensión aproximada de 7000 km², sin incluir algunas posesiones aisladas en Andalucía y Castilla.

En ese siglo la potencia militar de la Orden de Alcántara es menor que la de Santiago y la de Calatrava, debido a sus menores posesiones territoriales y, en consecuencia, a su menor poder económico.

Extraído de HOY

1 comentario:

antrophistoria dijo...

Siempre es bueno la curiosidad y el interés por nuestro pasado. Una mirada atrás para seguir avanzando.

Un saludo y gracias por el comentario.