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El mono europeo rejuvenece dos millones de años.

Un estudio español retrasa la llegada de los simios al continente desde África.

Siete millones de años después de su extinción, un equipo de investigadores españoles quiere quitarle antigüedad al mono europeo. Creen que los primeros monos hominoideos, parientes del orangután de hoy, llegaron al viejo continente hace 14 millones de años, dos millones de años después de lo que se pensaba.

La propuesta, publicada hoy en PNAS por un equipo del Instituto Catalán de Paleontología (ICP), recorre un periodo del Mioceno en el que se estaban fraguando las características físicas que ayudarían a los monos a bajar de los árboles y convertirse en hombres capaces de bombardear ciudades o escribir poemas. Aún es un misterio si algunas de esas características, como la de moverse con la espalda recta, se las debemos a monos de Europa, Asia o África. Es una pregunta por la que los paleontólogos son capaces de rebuscar en un basurero.

Eso es a lo que se dedica el equipo del ICP en Can Mata, un vertedero cercano a Barcelona donde pueden sepultarse 3.000 toneladas de basura al día. Entre la tierra removida por las excavadoras han aparecido en los últimos años hasta tres especies de hominoideos que vivieron hace unos 11,8 millones de años. Entre ellas está Pau, conocido como el primer catalán.

Los descubridores de Pau, autores del nuevo árbol genealógico, sitúan en África el comienzo de esta historia. Hace unos 18 millones de años, África salió de su ostracismo, explica Isaac Casanovas-Vilar, investigador del ICP y coautor del estudio. La retirada del Mediterráneo y el Oceáno Índico inauguró una nueva autopista de dos carriles.

"Los elefantes fueron los primeros en salir de África hacia Asia y Europa", apunta. Según el nuevo trabajo, los simios siguieron el mismo camino que los elefantes hace unos 14 millones de años.

La llegada a Europa del primer primate hominoideo, un linaje del que también forman parte los grandes simios y el hombre, es aún materia de disputa. Un equipo alemán dice que se remonta a hace 16 millones de años basándose en un diente encontrado en Baviera y descrito en 2001, un año antes que Pau. Según Casanovas-Vilar, la datación de este pionero no era fiable, por lo que su equipo volvió a analizar su fecha de acuerdo a otros estudios que han analizado estratos de terreno de la misma antigüedad que los de Engelswies, donde apareció el molar. "Aún no se sabe si ese diente viene de ese yacimiento y, de hecho, todo induce a pensar que no", opina Casanovas-Vilar.

Ante la duda, el trono del hominoideo más antiguo de Europa es para Turquía, donde se han hallado restos de unos 14 millones de años. Desde ahí, este grupo de simios, los driopitecos, se extendió de rama en rama por una Europa cubierta de bosques, donde por aquella época las temperaturas eran mucho más cálidas y las estaciones poco marcadas. Así era también Catalunya, donde hasta tres especies de seres peludos de en torno a un metro y unos 30 kilos recorrían parsimoniosamente las copas de los árboles en busca de los frutos de los que se alimentaban. "Aquí encontramos una diversidad de géneros que supera la que vemos actualmente en otros continentes", destaca Casanovas-Vilar.

Espalda recta.

De todos los yacimientos de Asia y Europa, el vertedero de Can Mata es el primer sitio donde un primate puso la espalda recta. Era Pau, quien, según los autores, ya tenía un rasgo de modernidad que heredaron los actuales orangutanes de Asia.
Hace años, los descubridores de Pau pensaron que estos simios migraron después a África, donde aportaron sus espaldas rectas y otros rasgos de modernidad al linaje que desembocaría en el Homo sapiens unos 11 millones de años después. Pero la aparición de nuevos fósiles en África y la nueva datación de los restos europeos les ha hecho cambiar de idea y pensar que las espaldas rectas surgieron en dos momentos distintos de la evolución y en dos continentes diferentes. La del hombre no se hizo en Europa, sino en África, lo que implicaría que el mismo rasgo se desarrolló por separado.

"Es una buena hipótesis y es sólida, pero aún es una posibilidad entre tantas porque no hay pruebas concluyentes", advierte Jean-Jaques Jaeger, paleoprimatólogo de la Universidad de Poitiers (Francia). Jaeger defiende que en la época en que los primeros hominoideos salieron de África ya había simios de este grupo en Asia, pero reconoce las limitaciones de su teoría. "Los comienzos de este grupo en Asia son una pregunta sin respuesta, pues no hay restos de esta época", lamenta.

El problema de reconstruir una larga historia que pudo comenzar hace 50 millones de años es que todos los caminos acaban en un vacío. Tanto en Asia como en África hay periodos en los que no hay fósiles, por lo que la evolución no se muestra a los ojos de los paleontólogos como una secuencia, sino como carpetas de fotos con criaturas similares entre sí pero muy diferentes de las que aparecen en la carpeta siguiente. Tanto la teoría asiática como la africana se topan con esos vacíos de los que por ahora es difícil salir sin tomar posición por un bando u otro.

El grupo español no descarta que los homínidos como el chimpancé y el humano moderno tengan su antepasado en Asia o incluso Europa, pero tampoco lo defiende.

"No se puede descartar que se deriven de formas europeas, pero parece que hay más datos que apoyan la opción africana", señala el experto. Según su hipótesis, el linaje de chimpancés y hombres surgiría en África a partir de unas criaturas llamadas afropitecos que aparecieron hace unos 20 millones de años en África. La historia se corta hace unos 14 millones de años, fecha a partir de la cual no se tienen restos de este continente. El relato continúa tras un apagón de 10 millones de años, cuando aparecen los primeros australopitecos en África. Detrás de ellos llegarán al fin los primeros humanos. "Nos falta buena parte de esta historia de evolución en África", reconoce Casanovas-Vilar, que opina que los restos deben encontrarse no en el este y sur de África, muy explorado por los paleontólogos, sino en zonas como Chad, menos exploradas por los científicos debido a las impenetrables junglas y los conflictos bélicos.

Jaeger afronta también un vacío. Él mantiene que los primeros hominoideos que aparecen en Asia, de hace unos 50 millones de años, acaban por llegar a África hace unos 38 millones.

Pero entre ambos hay un vacío entre hace 32 y 25 millones de años durante el que no hay ni un solo fósil de estas especies en Asia. El experto le da la vuelta a los datos del grupo de Casanovas-Vilar. "En Pakistán, los últimos restos de hominoideos aparecen hace 12,5 millones de años y en Catalunya hace 12 millones", comenta. La falta de fósiles no deja claro en qué sentido viajaron los hominoideos y hacia dónde. "Estas especies pudieron muy bien llegar de Asia".
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Final infeliz.
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Poco después de que Pau y el resto de monos catalanes trepasen por las junglas de lo que hoy es Can Mata, el tiempo empezó a cambiar. De hecho ya había empezado y empeoró hasta lo invivible. Las temperaturas bajaron gradualmente y llegaron picos de frío y de calor que, en una escala de cientos o miles de años, acabaron dándole forma a unas estaciones marcadas.

Esto acabó con los árboles de cuyos frutos se alimentaban los hominoideos y, indefectiblemente, con su linaje. El rastro de los hominoideos reconstruido por el equipo del ICP también reseña el destino de los últimos monos europeos. Empujados por el enfriamiento, sólo unas cuantas bolsas de resistencia aguantaron en países como Grecia, donde se han hallado lo que parecen los penúltimos monos europeos salvando a los macacos gibraltareños, desaparecidos hace unos siete millones de años, según Casanovas-Vilar. "Esta es una historia que acaba mal", señala, "aquellas especies desaparecieron sin dejar rastro".
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Un vertedero de hominoideos.
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A los científicos les gusta decir que la evolución es como un gran libro del que apenas tenemos unas pocas páginas. Y en el vertedero de Can Mata, 50 kilómetros al norte de Barcelona, ha aparecido un puñado de esas páginas. Los paleoantropólogos han conseguido intuir qué lugar ocupaban en el libro de la evolución. Allí apareció el ‘Pierolapithecus catalaunicus', bautizado ‘Pau' por el Instituto Catalán de Paleontología porque se presentó en 2004 coincidiendo con las manifestaciones masivas contra la guerra de Irak. ‘Pau' significa paz en catalán. Según los investigadores, el animal, que vivió hace unos 12 millones de años, ya tenía un cuerpo erecto para trepar verticalmente por los troncos. Tras ‘Pau', apareció ‘Lluch', perteneciente a otra nueva especie de primate: ‘Anoiapithecus brevirostris'. Sus descubridores lo bautizaron ‘Lluch' ( ‘el que ilumina'), porque iluminó la evolución de los homínidos en el Mediterráneo. Vivió hace 11,9 millones de años y tenía rasgos primitivos y modernos. Era una especie de transición. Además de ‘Pau' y ‘Lluch', en las obras de ampliación del basurero de Can Mata han aparecido más de 50.000 fósiles y queda trabajo científico para años.
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Los monos que dominaron África y Eurasia.
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Kenyapithecus.
El estudio de los fósiles catalanes muestra que los Kenyapithecus eran dos millones de años más jóvenes de lo que se pensaba y habrían surgido hace unos 14 millones de años. El paleoantropólogo Louis Leakey, descubridor del ‘Homo habilis', halló los primeros restos de este género extinto en la década de 1960 en Kenia. Según algunos estudios científicos, los Kenyapithecus habrían sido pioneros en la salida de los monos de África.

 

Afropithecus.
La familia Leakey también desenterró y bautizó en 1986 los primeros restos fósiles de ‘Afropithecus turkanensis', en Kenia. Las primeras dataciones apuntaron a una edad de entre 16 y 18 millones de años. Por la edad a la que dataron su primera muela, el profesor de la Universidad de Illinois Jay Kelley propuso una historia vital de los Afropithecus similar a la de los chimpancés.

Griphopithecus.
Después de los restos hallados en Engelswies (Alemania), los fósiles de hominoideos desenterrados en Turquía, en Pasalar y Çandir son los más antiguos de Eurasia. En ambos yacimientos hay ‘Griphopithecus alpani', con unos 15 millones de años de antigüedad.

Oreopithecus.
El llamado mono de los pantanos, cuyos restos se han hallado en lo que hoy es Italia, en la Toscana y Cerdeña, pesaba unos 30 kilogramos. Vivió hace unos ocho millones de años. Según los estudios de sus fósiles, podían caminar sobre dos patas, pero no con excesiva rapidez.

Extraído de Público

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