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Una duplicación genética nos diferenció del resto de los primates.

La copia de un gen implicado en el desarrollo cerebral propició el aumento de nuestras conexiones neuronales hace 2,4 millones de años, revela un estudio.

Investigadores de The Scripps Research Institute de Estados Unidos han demostrado que una copia extra de un gen implicado en el desarrollo cerebral, el SRGAP2, aparecida en el genoma de nuestros ancestros hace unos 2,4 millones de años, propició que las neuronas de nuestro cerebro desarrollasen más conexiones. La consecuencia fue que, desde entonces, comenzamos a diferenciarnos del resto de los primates. El hallazgo, además de ayudar a la comprensión del proceso evolutivo humano, permitirá entender mejor trastornos específicos del desarrollo relacionados con conexiones neuronales anómalas, como el autismo o la esquizofrenia. Por Yaiza Martínez.


¿Qué cambios genéticos propiciaron la aparición de diferencias entre los humanos y otros primates en el proceso evolutivo de nuestra especie? Hasta la fecha, los científicos habían catalogado unos 30 genes que jugaron un papel en este proceso. Estos genes se duplicaron en nuestro genoma menos de seis millones de años antes de que la diferenciación comenzara.


Ahora, un equipo de investigadores de The Scripps Research Institute, en Estados Unidos, ha hecho un importante avance en la comprensión de la genética subyacente a la caracterización única del ser humano.


Concretamente, los científicos han conseguido demostrar que una copia extra de un gen implicado en el desarrollo cerebral, el SRGAP2, aparecida en el genoma de nuestros ancestros hace unos 2,4 millones de años, propició que las neuronas desarrollasen más conexiones.


Según los investigadores, dicha copia del SRGAP2 no aumentó la función del gen original, sino que interfirió con ella, proporcionando más tiempo a las neuronas para hacer sus conexiones, en un cerebro más grande.


Franck Polleux, responsable de la investigación declara en un comunicado de The Scripps Research Institute que este hallazgo parece ser “un importante ejemplo de la innovación genómica que contribuyó a la evolución humana”.
El científico añade que “el descubrimiento de que un gen duplicado pudo interactuar con un gen original también sugiere una nueva forma de pensar sobre cómo se produjo la evolución, y debería darnos claves sobre ciertos trastornos específicos del desarrollo, como la esquizofrenia o el autismo”.


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