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Los expertos descartan la vinculación del neandertal con el arte de Tito Bustillo.

Los prehistoriadores piden cautela a la hora de valorar las dataciones que adelantan las fechas de las pinturas rupestres 10.000 años.


El estudio publicado ayer por «Science», que adelanta unos 10.000 años la posible datación de las pinturas rupestres de algunas cuevas de la cornisa cantábrica, incluida la asturiana de Tito Bustillo, acaba de remover los cimientos mismos de la Prehistoria y de abrir un debate en el que los investigadores entran con prudencia pero también dejando clara la inexistente vinculación del hombre de neandertal con el arte rupestre. 
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El profesor de Prehistoria de la Universidad de Oviedo Adolfo Rodríguez Asensio pide cautela ante lo que considera una moda reciente favorable a elevar las fechas. Admite, no obstante, que si fuera así, si realmente se realizaron antes de lo pensado, «no sería nada más que eso, más antiguas», porque lo que Asensio no admite es que se quiera vincular esa rebaja con los neandertales. «Los datos científicos no avalan que los neandertales hayan tenido arte», afirma contundente.
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Convencido de que muchas veces las cifras que se dan no son de una representación artística, es partidario de que se abra una discusión sobre la antigüedad de las pinturas, pero desaprueba «saltar del hombre moderno al neandertal porque necesita más demostraciones».
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Para el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria Manuel González Morales, el trabajo «demuestra lo contrario» de lo que se ha querido vender utilizando lo que él llama «los datos más mediaticos». «No han conseguido que ninguna fecha vaya más allá de 41.000 años y sabemos que el equivalente de esa datación en radiocarbono serían 35.000 años, cuando en Asturias ya están presentes los hombres modernos».
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Licenciado en Prehistoria en Oviedo, González Morales inició en esta ciudad su vida profesional y es buen conocedor del arte rupestre asturiano. Crítico con lo que se ha querido destacar, subrayó la importancia del estudio sobre la cronología del arte paleolítico de las cuevas, «un artículo mucho más interesante», dijo, «por otras fechas que vienen bien para ir ajustando cosas y no las más mediáticas que se han destacado».
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Está convencido de que con este estudio «se va a abrir un debate sobre los procedimientos de trabajo y las distintas técnicas» que para él tiene especial interés, según manifestó. Como muestra de esa importancia, cita las fechas de Tito Bustillo que dan una antigüedad para la galería de los antropomorfos de entre 35.000 y 29.600 años. Datos que, a su juicio, ratifican lo que los especialistas vienen diciendo desde hace años y que «establecen una buena relación con los aportados por la excavación de Rodrigo Balbín en esta misma galería». 

Los expertos opinan que «se han forzado demasiado las conclusiones» del estudio, centrándolo «en dos o tres cifras extremas de toda una serie» para hacer hincapié en la mayor antigüedad de las pinturas y su posible vinculación con el hombre de neandertal. En cambio, González Morales está totalmente convencido de que todas las pinturas son posteriores a la primera llegada de los humanos modernos. 

Pone como ejemplo el abrigo de La Viña, en Oviedo. Allí se pudo constatar la presencia de una industria lítica típica del hombre moderno que fue datada en 36.500 años, una edad que con el método utilizado ahora alcanzaría los 41.000 años que se están dando para la Cueva del Castillo. Sin embargo, ni González Moreno ni Marco de la Rasilla tienen ninguna duda de que esa industria, a pesar de su antigüedad, pertenece a individuos de nuestra propia especie. 

Para Marco de la Rasilla, director del yacimiento neandertal de El Sidrón, y por tanto cercano a la cultura de la especie, «se está queriendo ir más lejos de lo que los datos permiten». No descarta que los neandertales hayan podido dejar algún rastro de manchas o rayas, pero «dudo mucho de que pudieran llevar una parte significativa del arte tan atrás». Sin restar importancia al estudio, todo lo contrario, lo considera «necesario e imprescindible para seguir avanzando en las dataciones y en el conocimiento del arte del Paleolítico superior». Añade que sería deseable que se pudiera ampliar a otras cuevas tal como parece que se está intentando hacer. 

Las nuevas dataciones presentadas en la réplica de Altamira fueron realizadas con la técnica uranio-torio y en el proyecto participaron cincuenta pinturas de once cuevas de la cornisa cantábrica. En tres de ellas Tito Bustillo, Altamira y El Castillo, las dataciones adelantan en 10.000 años las fechas sostenidas hasta ahora para las pinturas.

«El estudio demuestra lo contrario de lo que se ha querido vender como más mediático».


Extraído de lne

2 comentarios:

Arnedo dijo...

Muy interesante la entrada, un saludo,

Jose.

antrophistoria dijo...

Hola Arnedo

Este nuevo frente que se abre es muy interesante, como bien dices, pero hay que tratarlo de momento con mucha cautela y esperar a que la comunidad científica lo juzgue.

Gracias por el comentario.

Un saludo.