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Reproducen en el parque histórico de Albarracínen (Teruel) la máquina de asedio más antigua del mundo.

Su creador, Rubén Sáez, recibió diversas ofertas para instalar este parque histórico en el extranjero, pero prefirió ponerlo en marcha en su tierra natal: Albarracín.
Rubén Sáez muestra la reproducción de una torre de guerra neoasiria del siglo IX a. C.
Una torre de guerra neoasiria del siglo IX antes de Cristo inspirada en unos relieves en piedra conservados en el British Museum es la nueva pieza estrella del parque histórico de máquinas de asedio que un joven turolense ha puesto en marcha en Albarracín (Teruel).

La pieza, explica el creador de la obra Rubén Sáez, es la más antigua de la que se tiene constancia histórica y la más sobresaliente del medio centenar que ha recreado este joven historiador especializado en maquinaria de guerra antigua que ha llevado su pasión desde las páginas de los libros a la vida real. 

Hasta su conlcusión han tenido que pasar cuatro meses de intenso trabajo, una labor artesanal que, según su constructor, se hace entre una o dos personas. 

En el 'Trebuchet Park' se muestran piezas históricas distribuidas a través de seis bloques temáticos; tres de Neoasiria, Grecia y Roma y otros tres de la época medieval, diferenciando el mundo cristiano, musulmán y oriental. 

Sáez está doctorado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, con la tesis 'La Poliocrética en el Mundo Antiguo', y ha recibido el Premio Nacional Defensa 2004, en la modalidad de Historia y Geografía Militar. 

"Llevo diez años investigando máquinas de guerra, las había estudiado para artículos de revista y para mis libros pero empecé a construirlas porque me faltaba información", relata. 

El parque es una realidad gracias al impulso de este joven y su familia y el apoyo de la Cámara de Comercio de Teruel en la promoción. 

"Teníamos un terreno y aquí es donde comenzamos a instalar las máquinas hace casi año y medio", afirma este joven emprendedor. 

Desde entonces han pasado por los 2.000 metros cuadrados que ocupa más de 5.000 personas, alrededor de un 20%, explica, llegadas desde Francia, Holanda o Alemania

Aunque recibió diversas ofertas para instalar el parque en el extranjero, resalta, prefirió ponerlo en marcha en su tierra natal. 

Sáez destaca que este parque es el único de estas características que existe y por ello llegan visitantes de distintos lugares del mundo, algunos de ellos historiadores interesados en conocer estas máquinas a escala real. 

La primera pieza que construyó Sáez fue una catapulta tipo Escorpio, a partir de unos restos encontrados en el yacimiento de La Caridad de la localidad cercana de Caminreal

Después llegaron las demás, y en el cajón tiene otros 300 planos para construir otras tantas obras, aunque explica que el tiempo que hay que dedicar a cada pieza y los recursos con los que cuenta marcan los tiempos.


Extraído de Heraldo

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