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El Foro Romano del Molinete mostrará al visitante los murales del atrio tras su restauración.

Los frescos de la sala de culto y de la de banquetes, recuperados en sus dos terceras partes, serán repuestos el próximo verano.

Una restauradora limpia una pieza de los murales.
Siete restauradores trabajan desde hace tres meses en recomponer el rompecabezas en el que el tiempo ha convertido los grupos de murales que recubrían, hace 1.800 años, dos de las salas más importantes del edificio del atrio, en el Foro Romano del Molinete. El objetivo es completarlo antes del próximo verano para poder recolocarlo allí y que se convierta en la principal novedad para los visitantes, entre la temporada estival y principios del otoño del año que viene.
La alcaldesa, Pilar Barreiro, visitó ayer el taller en el que se trabaja en la recomposición de estos frescos, situado en el Polígono Industrial Cabezo Beaza y perteneciente al Museo Municipal de Arqueología. «Es un trabajo difícil y complicado que hay que hacer de manera artesanal y que es posible gracias a la subvención de alrededor de 300.000 euros que llegó del Ministerio de Cultura», explicó la primera edil. Se trata de una asignación que el Gobierno central otorgó en lugar de la que, con un importe que era el doble, iba destinada a restaurar el Anfiteatro romano, bajo la antigua plaza de toros.
El objetivo a medio plazo es restaurar todos los frescos y pinturas localizadas en la totalidad del parque. Las primeras labores han permitido actuar ya sobre las halladas en torno al atrio. La codirectora de la excavación del Foro, María José Madrid, indicó que los conjuntos que se recuperan son muy distintos. Uno de ellos estaba en una sala de culto localizada en el primer piso del gran edificio civil que se encontró en el parque arqueológico y al que pertenece el atrio o gran patio interior que le ha dado nombre. «Muestra elementos geométricos y vegetales, intercalados con una serie de máscaras», explicó la arqueóloga.
Frescos sobre cal alisada.
El segundo conjunto estaba en lo que se piensa que era una sala de banquetes correspondiente a donde ahora se ha colocado una zona de ánforas. «Y los motivos pintados son mucho más esquemáticos, con un panelado rojo, y verde», añadió. Además, en esta última agrupación de pinturas se ha podido recuperar una cantidad apreciable de trozos de un zócalo. El material que usaron los romanos es mortero sobre el que dispusieron una superficie de cal alisada para recubrirla con pigmentos naturales de origen mineral y vegetal. De esta manera se conseguía un efecto muy similar al del mármol o granito pintado.
Con esto recubrieron metros y metros cuadrados de paredes que, cuando se vinieron abajo por el paso del tiempo, quedaron convertidos en millares de pequeños fragmentos que todavía hay que recolocar y encajar para que vuelvan a formar un todo. También hay dos o tres grandes trozos que se han mantenido enteros.
Las excavaciones realizadas en la cara este del Molinete, entre el cerro y la calle Honda, permitieron encontrar todos estos mosaicos. Los codirectores de las excavaciones, José Miguel Noguera y María José Madrid, se dieron cuenta de inmediato de que formaban dos grandes grupos con temas diferentes. Y ahí nació la labor que se está culminando ahora en el laboratorio de Cabezo Beaza.
Tras aplicarles los tratamientos correspondientes a los diversos pedazos, éstos serán resituados sobre una superficie con un borrador en el que quede claro cómo era el mosaico en sus orígenes. En el conjunto será obligatorio distinguir, tal y como manda la legislación sobre patrimonio, qué piezas son las originales y qué partes se han añadido para que los visitantes puedan ver nítidamente cómo eran en conjunto.
Una excavación a completar.
El parque arqueológico del Molinete fue excavado entre 2004 y 2009. Las prospecciones dieron lugar a hallazgos importantes, como la enorme escultura de un sacerdote que podría ser réplica de otra del emperador Augusto. Cuando llegó el momento de convertirlo en una atracción visitable, fue bautizado como el Foro Romano, nombre con el que abrió al público la pasada Semana Santa. Sin embargo, los arqueólogos ya advirtieron entonces de que el proyecto de recuperación estaba lejos de haber terminado. La restauración y reposición de las pinturas murales es solo el primer capítulo. Queda todavía por excavar gran parte de las termas que quedan también junto a la calle Honda, en dirección a la Puerta de Murcia. Y según la coordinadora municipal de Arqueología y directora del Museo Municipal, María Comas, la extensión del foro abarca mucho más que lo que ha quedado ahora al descubierto. «Es seguro que esa trama urbana de lo que era el centro de la ciudad, con viviendas, edificios religiosos y otros de uso público, abarque toda la plaza San Francisco», indicó.
De ahí el descubrimiento de otro enclave romano por parte de un particular que quería construir un edificio de aparcamientos junto a la calle Arco de la Caridad, frente al edificio de la Seguridad Social.
Extraído de La Verdad

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