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'Arqueología de la muerte' para conocer la historia de la ciudad.

Comienza en los Claustros 'Historia de Jerez en sus fuentes'. Una lápida y un sarcófago protagonizan la primera jornada.


Eugenio José Vega Geán, ayer, durante la inauguración de la cita, en los Claustros.
¿Es posible conocer la historia de Jerez a través de la muerte? ¿Escarbar en ella, ahondando en el pasado? La lápida de Venerioso y la famosa pila-sarcófago de La Peñuela son dos claros ejemplos. Un documento epigráfico y una pieza arqueológica muy importantes para conocer el patrimonio histórico jerezano de los siglos V-VII, y para la reconstrucción de esta etapa histórica tan desconocida. Así lo aseguró ayer el presidente del Centro de Estudios Históricos Jerezanos (CEHJ), Eugenio José Vega Geán, encargado de abrir en los Claustros el curso 'Historia de Jerez en sus fuentes', organizado por este Centro, en colaboración con la delegación de Turismo, Cultura y Fiestas, con la conferencia 'Análisis de la epigrafía y la arqueología tardorromana y visigótica en la comarca jerezana'. Tanto el documento como la pieza son testimonios de una oligarquía terrateniente y complejos funerarios relacionados con iglesias urbanas y rurales. "Realmente estamos ante una disciplina analítica que se conoce como 'Arqueología de la muerte', es decir, buscar en estos registros epigráficos y arqueológicos datos que permitan la reconstrucción de la vida cotidiana", cuenta Vega.

Gracias al primero de los testimonios (un epitafio paleocristiano completo hallado en la necrópolis del Cortijo del Rosario de Mesas de Asta el 3 de diciembre de 1992 y almacenado en Museo de Cádiz) "podemos hacernos una idea de los que sería Asta Regia en la Antigüedad Tardía y en la época visigoda: en la ciudad se produciría una amortización y una nueva topografía cristiana de los espacios públicos". Subraya Geán que en las campañas de Manuel Esteve de los años 40 y 50, "se encontraron edificaciones romanas del Bajo Imperio reutilizadas en época árabe, y también se constata que se vuelven a los enterramientos en la zona de poniente, en los bordes de la mesa y el noreste de la Marisma". Otro testimonio interesante es la existencia de un embarcadero en Asta en el siglo VI. Se documentará tipología de los enterramientos paleocristianos y de los monumentos funerarios tardorromanos y visigodos. El presidente del CEHJ apuntó que también tratan de responder "a la existencia de comunidades de fieles cristianos y monacales pre-asidonenses con un martirologio y santoral local, dirigidos por diáconos, diaconisas, presbíteros y prelados, domini o dominae".

Respecto a la pila o sarcófago de La Peñuela, fue descubierta por Alfonso Patrón y Sancho de Sopranis en 1934. Posiblemente del siglo VI, era una pila bautismal con reutilización posterior con un nuevo cometido funerario, "quizás como sarcófago infantil (y es entonces cuando se grabaría el frente). Tiene una decoración con una simbología cristiana de resurrección y con características de un taller hispánico local. Geán analizó la evolución tipológica del sarcófago tardorromano bético al visigodo, una pieza que formó parte de una necrópolis paleocristiana de un complejo habitacional y eclesial rural, tipo villa tardorromana.


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