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Uxul, una antigua urbe maya que resurge.

Arqueólogos alemanes hicieron importantes descubrimientos en la zona que por siglos estuvo oculta bajo escombros. De manera simultánea con el diario “El Expreso”, de Campeche, publicamos el resultado de esas investigaciones.
HALLAZGO. Bajo una pirámide del siglo VII, los arqueólogos encontraron una subestructura de alrededor de tres o cuatro siglos antes. En 2014 se podría conocer qué hay dentro de ella.(Foto: ROBIN CANUL EL EXPRESO)
Es difícil imaginar que el verde te pueda llegar a cansar. Pero cuando una bonita postal se convierte en decenas de kilómetros de selva virgen, brava, indómita, inexpugnable y prácticamente infranqueable, y cuando momentos de esparcimiento se vuelven horas y días de franca supervivencia, lo que se busca es regresar a la civilización.
Y es que si un lugar le hacer honor el viejo eslogan turístico de “Campeche, el Tesoro Escondido de México”, ese es Uxul: un yacimiento arqueológico maya a escasos cinco kilómetros de la línea fronteriza con Guatemala, a donde no llegan ni carreteras ni caminos ni servicios de ninguna clase, sumergido en las más profundas entrañas de la Reserva de la Biosfera de Calakmul, en el Petén campechano.
Hasta ahí llegamos tras 13 horas viaje -tres por la red carretera federal y diez por senderos agrestes, desde bajos y hondonadas hasta pequeñas serranías-, con el objetivo de develar nuevos secretos de esta enigmática ciudad prehispánica que en apenas unas cuantas temporadas de trabajo de campo encabezadas por arqueólogos de la Universidad de Bonn, ha ampliado y enriquecido en forma tan importante como espectacular el conocimiento de la civilización maya.
Luego de más de 70 años de estar “perdida” en la selva, Uxul fue redescubierta en 2005. A partir de 2006, el profesor y epigrafista alemán Nikolai Grube inició trabajos de mapeo y levantamiento topográfico que se prolongaron hasta 2008, aunado a la instalación de un campamento, la apertura de un camino maltrecho y acciones de logística para que en que 2009 iniciara en forma un proyecto de investigación, rescate y conservación de ese patrimonio.
Los resultados no tardaron en presentarse. Desde 2010 comenzaron a excavar el llamado Grupo K, un conjunto palaciego donde se presume vivió y están enterrados la nobleza y los gobernantes de Uxul. Ese año se hallaron unas escalinatas con tableros que tenían grabadas escenas del juego de pelota y donde se menciona a tres reyes de la urbe: Yukno’m Ch’een, Yukno’m Yich’aak y Yukno’m Took, que reinaron entre 630 y 730 d. C.
En la temporada de 2012, los expertos alemanes difundieron un descubrimiento que le dio la vuelta al mundo: en la estructura K-2 encontraron la tumba de un príncipe maya que contenía una rica ofrenda con vasos y platos polícromos, algunos estilo códice. Fue un joven con posibilidades de llegar a ser gobernante de la ciudad, probablemente hijo del rey de Calakmul, pero sin acceso directo a la línea sucesoria. Murió cuando tenía entre 25 y 30 años.
Aparece cámara secreta.
Tomando en cuenta los antecedentes, cuando emprendimos la larga ruta de acceso, estábamos convencidos de que regresaríamos con información privilegiada de hallazgos importantes realizados en este proyecto arqueológico durante la temporada 2013, entonces a punto de fenecer, pero jamás imaginamos que se abriría una cámara con alrededor de mil 700 años de antigüedad.
Como parte de la continuación de los trabajos en la estructura K-2, donde se halló al príncipe un año antes, Grube y su equipo hicieron excavaciones y encontraron que debajo de la pirámide en cuestión había otro edificio anterior, una subestructura. El K-2 está fechado en el año 650 ó 680, pero la cámara debajo de ella pertenece al siglo III o IV de nuestra era, una época contemporánea con los últimos romanos en Europa.
Se trata de un edificio con muros pintados de diversos tonos de rojo. Son dos cuartos, posiblemente habitacionales, pero hasta el momento los arqueólogos desconocen su tamaño preciso, pues el K-2 descansa sobre él y se requiere reforzar este edificio para evitar su desplome antes de realizar exploraciones, que se harán hasta la temporada 2014.
Originalmente, la subestructura tenía 1.90 mts. de alto hasta la cornisa y encima de ella se alzaba la bóveda o techo. Para construir la estructura encima de ella, los mayas rompieron la bóveda, pero todos los muros se mantienen en pie y en buen estado de conservación. La cámara secreta seguirá resguardando sus secretos por lo menos un año más, pues será en 2014 cuando el Proyecto Arqueológico de Uxul abra lo que podría ser una “caja de pandora”, pues se podrían encontrar pinturas murales, tumbas reales o ricas ofrendas.
“Al enterrar este edificio (los mayas) buscaban sellarlo, enterrarlo como parte de la memoria colectiva, protegerlo; los miembros de la nobleza que aquí pasaron sabían que están caminando sobre un espacio sagrado, un piso sagrado, una casa de los reyes tempranos”, explicó Nikolai Grube, director del proyecto.
La pintura mural.
Pero si por dentro aún no sabemos lo que contiene esa subestructura, por fuera ya ha dado de qué hablar. En uno de sus costados -dos de ellos se mantienen ocultos aún- apareció una impresionante pintura mural con pocos ejemplos en Campeche: se trata de un “dios pescador”.
En Uxul, los temas relacionados con el agua eran de gran relevancia puesto que se trata de un recurso tan importante como escaso en la región debido a la ausencia de ríos, lagunas o aguadas. Esto llevó al equipo arqueológico a plantearse la cuestión de ¿cómo sobrevivieron los habitantes de esta ciudad sin cuerpos de agua? La respuesta vino junto con los avances de la investigación.
Al recorrer la zona descubrieron dos aguadas enormes, pero luego de hacer estudios comprendieron que se trataba de cuerpos de agua artificiales, es decir, construidas por los propios habitantes de Uxul. Tras aprovechar, construir o ampliar una hondonada natural, los mayas le aplicaron un pavimento para sellarla y evitar que el agua se filtrara, aunado a que construyeron canales y un sistema hidráulico para canalizar hasta ese sitio toda el agua de lluvia.
Para Grube, esta es una de las claves para entender la historia de esa ciudad. “El recurso agua era muy importante y tal vez la legitimación de los gobernantes vino por el control del agua; tal vez no era el único recurso y no la única inspiración de su poder, pero es algo muy obvio, una región donde falta el agua el recurso agua tenía un valor enorme”, dice.
El arqueólogo considera que la figura del ‘dios pescador’ pudiera estar relacionada con la construcción de la aguada artificial, en donde el rey o el gobernante de aquel entonces legitimó su dominio y su poder sobre la ciudad por medio de la dotación y administración de ese recurso.
La pintura polícroma muestra a una divinidad en posición de caminante con las piernas separadas, pero mirando de perfil, por lo que deja ver sólo la mitad de la cara. Está desnudo y con una mano sostiene un remo, por la otra, un pez. Por detrás, quizá colgada a su espalda, se ve una red de pesca y una nenúfar, la flor que crece sobre la superficie de los lagos.
“Tiene que ver otra vez con el agua… un dios pescador”, explica Grube mientras trata de que ojos inexpertos comprendan las complicadas figuras. “Es muy difícil, uno tiene casi que conocer la iconografía maya para saber que es un pescado muy estilizado…”.
Por el estilo, los arqueólogos afirman que se trata de una pintura de alrededor del siglo IV, Clásico temprano. Una pintura de esta naturaleza no es única en el área maya, pero hallar una expresión artística como esta en fechas tan tempranas les habla de que Uxul ya era, desde entonces, una ciudad con cierto grado de desarrollo cultural y tal vez desde mucho antes de incorporarse a la hegemonía de Calakmul era importante. “Cuando lo descubrimos nos emocionó muchísimo. Este es un descubrimiento muy grande, muy importante…”, insiste Grube, quien no puede contener la emoción por sus hallazgos en Uxul.
Pozo de sacrificios.
Ataviados con todo tipo de repelentes, botas obligatorias, sombreros de ala ancha y en medio del chillar de diferentes especies de monos, el graznar de las aves y hasta de uno que otro rugido de algún tipo de minino de tamaño medio, oculto entre la intrincada vegetación, el experto en epigrafía nos llevó a otro de los nuevos hallazgos, aún en proceso porque se había descubierto esa misma mañana.
La ruta fue obligada ante una pregunta más que oportuna: ¿En Uxul se realizaban sacrificios humanos?
La respuesta no fue tan contundente como el hallazgo mismo. Según Nikolai Grube, al tema de las muertes ceremoniales prehispánicas lo envuelve un halo de mercadotecnia turística. Explica que en el centro de México, con los aztecas, las sacrificios fueron practicados en forma consuetudinaria, no así en el área maya, donde fueron más limitados, aunque no menos violentos.
Grube comanda un grupo de arqueólogos, restauradores, antropólogos, topógrafos y otros especialistas. Entre ellos figura Nicolaus Seefeld, quien estudia los sistemas hidrológicos de los mayas y todo lo relacionado al manejo del agua.
Al llegar al sitio indicado, luego de escalar algunas pendientes y descender varias caídas muy perpendiculares, fue el también estudioso alemán quien nos dio la bienvenida. Dejando a un lado su piqueta y brocha, salió de lo que en un primer momento pensamos se trataba de una cueva.
Seefeld y sus ayudantes habían notado una depresión superficial en el terreno, aunque pensaron que se podría tratar de una cantera, su intuición los llevó a cavar una trinchera de uno por nueve, pero las dimensiones fueron ensanchándose al darse cuenta de que se trataba de una construcción más complicada y sofisticada.
El resultado fue una cisterna grande, un pozo, una cueva artificial tallada en la misma roca, y alrededor se edificaron pequeñas plataformas y canales con piso de estuco. Todo ello tenía la finalidad de captar y almacenar el agua de lluvia… al menos al principio. Eso se sabe porque, aunque estaba lleno de tierra, en su interior se hallaron restos de especies acuáticas, como caparazones de tortugas. Sin embargo, para el Clásico tardío el pozo se convirtió en un lugar sangriento, en un sitio de sacrificios.
A nuestra llegada, acompañados por Grube, Seefeld y su equipo habían hallado los restos de 13 individuos o, al menos, 13 cráneos… cuando nos fuimos ya eran 16 y quedaban algunas horas más de trabajo. “Lo que ven ahí es una masacre de 13 individuos, pueden ver por ahí dos mandíbulas que tiraron de las víctimas, por ahí hay dos más”, señaló Seefeld.
Ahí intervino Grube: “esta es la evidencia de sacrificios humanos, porque lo que se encuentra aquí no son esqueletos completos, es un brazo, por ejemplo, pero un brazo que tiene los dedos articulados todavía, entonces cortaron los individuos en partes y los tiraron aquí dentro”, explicó el arqueólogo.
Los colegas detallaron cómo los individuos enterrados en la cisterna fueron masacrados y cortados con violencia, mientras en el lugar podían observarse semienterrados los huesos de un pie sin la pierna, de manos sin brazos, cráneos con orificios que pudieron ser provocados por picas, una columna vertebral separada del resto del cuerpo, etc.
También se halló una navaja de obsidiana en perfecto estado de conservación enterrada profundamente en lo que un tiempo fue el ojo de una víctima, aunque ahora el filo bailaba en el lóbulo ocular de un cráneo destrozado. Otro de los cráneos parecía haber sido enterrado al interior de un viejo y deteriorado tepalcate de gran tamaño. Grube y Seefeld están seguros de que se trata de una cueva o pozo de sacrificios que aunque tal vez al principio tuvo la función de acumular agua en un tipo de cisterna, más tarde se convirtió en un sitio sangriento.
“Es un hallazgo que normalmente no encontramos con tal calidad. Es un descubrimiento único, eso sí lo podemos decir… un descubrimiento con un poco de suerte”, concluyó Grube, y así nos sentíamos nosotros: con mucha suerte.

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