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El CSIC ya dio la alarma en 2010 de los peligros de la apertura de la cueva de Altamira.

El vicepresidente del CSIC y el director del último estudio desaconsejaron en 2010 la entrada de visitantes.
Sala de polícromos de la cueva de Altamira.
El Patronato de Altamira acordó en 2010 en Santillana del Mar (Cantabria) que la cueva se abra a público, ignorando el informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que alerta del peligro de las visitas para las milenarias pinturas. "En el informe hemos dejado bien claro que no debe abrirse en este momento. Ahora que estábamos recuperando al enfermo, volver a someterlo a estrés no es la mejor medida. Lo que puede pasar es incalculable", advirtió ayer a Público Sergio Sánchez Moral, director del equipo del CSIC que ha trabajado en la cueva durante varios años.

La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que eran los presidentes rotatorios del Patronato, anunciaron en 2010 en rueda de prensa la constitución de un grupo de trabajo que decidiría cuántos visitantes puede asumir Altamira. "Eso está más estudiado que estudiado. Entre 1996 y 1999 hicimos cientos de visitas experimentales y sabemos cómo afectan. Es como si yo soy médico y un paciente me dice si se puede fumar un cigarro. Pues sí, pero yo no se lo voy a recetar. Sobre todo si viene de un cáncer de pulmón", explicó Sánchez Moral, que lleva trabajando en Altamira desde 1993.

El vicepresidente del CSIC, Juan José Damborenea, respaldó el estudio del equipo de Sánchez Moral y avisó de que "la situación es muy delicada. La cueva está frágil y la entrada de visitantes va a influir de manera negativa en su futuro. Mientras se permitieron visitas, la degradación fue en aumento y si no se hubiera cortado hoy ya no tendríamos cueva. Los científicos alertamos, pero la decisión es de las autoridades".

Damborenea aclaró que el CSIC no ha tenido representación en el Patronato: "Felipe Criado, científico de la institución, no ha acudido en representación de la misma, sino como asesor de la ministra".

La cueva de Altamira lleva cerrada doce años, desde que en 2002 aparecieron unas manchas verdes sobre uno de los milenarios bisontes. Eso, unido a la rápida degradación de las pinturas de Lascaux (Francia), encendió todas las alarmas y el Ministerio de Cultura decidió cortar las visitas (que ya por entonces estaban limitadas a un régimen de 5.280 horas al año). En los últimos años, los investigadores del CSIC han ejecutado una serie de medidas correctoras que han logrado reducir al mínimo posible la proliferación de los microorganismos que atacan a las pinturas.

Ahora se pretende volver a un régimen de accesibilidad restringido, "aunque sea mínimo", según afirmó en 2010 el expresidente Revilla. El Patronato ha constituyó una comisión permanente, que se reunió por primera vez en en 2010 en Madrid, para "definir un régimen de visitas que permita establecer la relación entre la gestión de las mismas y las variables que afectan al proceso de deterioro". Ahora la historia se repite.

Otro grupo de expertos.

La comisión de 2010 estuvo formada por la directora de Bellas Artes, Ángeles Albert; el director general de Cultura de Cantabria, Justo Barreda; el director del Museo de Altamira, José Antonio Lasheras; el director de Cuevas Prehistóricas de Cantabria, Marcos García; el científico del CSIC Felipe Criado y otros expertos como Julián Martínez y Roberto Ontañón. "Además, se pedirá la colaboración de los científicos del CSIC que han participado en las investigaciones de estos años de cierre", afirmó José Antonio Lasheras.

Aunque por entonces nadie se atrevió a dar cifras, todo indica que el cupo de visitantes en la reapertura de Altamira será mínimo. "La apertura será un gesto más simbólico que práctico. Se trata de llegar a un término medio entre el disfrute del patrimonio y su conservación", explicó Lasheras. Sólo Ángeles Albert se atrevió, por entonces, en una entrevista con Público, a hacer una estimación: "En ningún caso volveremos a las cifras de 2002. Habría que pensar en un programa progresivo: 800, 900, 1.500 horas...".

En 2010, la por entonces directora de Bellas Artes explicó que "la conservación de Altamira está por encima de todo. No someteremos a ningún riesgo la cueva. Se inició un programa piloto para ver cómo cumplir con una demanda y un derecho de los ciudadanos a tener una experiencia estética". Fue el CSIC el encargado de elaborar una respuesta sobre esos protocolos de visitas.

Preguntada de nuevo ayer por el número de visitas a las que se puede someter a la cueva, Albert respondió: "No se pueden hacer conjeturas, son los expertos los que tienen que decidir cómo hacer la visita para proteger las pinturas". Por su parte, el investigador del CSIC Sánchez Moral ha asegurado que "si se nos pide el número de personas que pueden visitar la cueva no lo vamos a hacer, porque ya hemos hecho un estudio donde hemos dejado claro que lo mejor es ninguna".

Este periodo de cierre de doce años es el segundo que ha vivido la cueva. El primero se produjo entre los años 1977 y 1982, después de que en la década de los setenta se alcanzaran cifras récord de 175.000 visitas anuales. Desde 1982 a 2002 se estableció un programa restringido que no impidió el grave deterioro de las pinturas.


Lo que decía el informe del CSIC de 2010.


La estrategia más acertada es el cierre.
El informe del CSIC dice claramente que el cierre ofrece las mayores garantías para la conservación de las pinturas y recomienda mantenerlo: "La estrategia que nosotros consideramos más acertada y con las mayores garantías para la conservación consiste en continuar con la actual línea de actuación basada en que la cueva se mantenga con las menores tasas posibles de conexión con el exterior y en la reducción del aporte de nutrientes desde esa zona externa". 
Alerta sobre la entrada de visitantes.
Los científicos del CSIC alertan de los riesgos que supondría la apertura de la cueva al público. Según su estudio, "la entrada continuada de visitantes provocaría un nuevo cambio microambiental y nuevos aportes de nutrientes que podrían conducir a una fase de proliferación" de los microorganismos que dañan las pinturas de Altamira.
Las visitas experimentales se suspendieron.
Durante los dos años que ha durado la investigación del CSIC, la Dirección General de Bellas Artes solicitó una serie de visitas experimentales para evaluar su impacto sobre las condiciones ambientales de la cueva y las pinturas. Los investigadores del CSIC se vieron obligados a suspender este programa de visitas "para evitar la dispersión de esporas", que podría acelerar "la rápida pauta de crecimiento de los hongos". Esto es justo lo que tendrán que hacer ahora.
Si se abre, se expandirán los microorganismos.
"Las condiciones de la cueva han mejorado ostensiblemente desde que se cerró en 2002". Si se decide abrir, se producirá una "probable expansión de los microorganismos hacia zonas internas de la cueva".
¿Por qué las visitas son tan dañinas para las pinturas?
El anhídrido carbónico de la respiración, el calor que produce el movimiento y los cambios de humedad afectan a la estabilidad ambiental de la cueva. La elevada humedad conduce a la formación de unas pátinas verdosas de microalgas y cianobacterias. Estas manchas verdes, que invadieron las pinturas de Altamira, son biomasa, comida para otros organismos como las bacterias. Estas dañan más que las propias algas, porque destruyen el sustrato; es decir, la roca con pintura. 
Vía: Público

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