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Una cordobesa amplía la historia de Egipto tras hallar una momia.

El hallazgo ratifica la importancia de la antigua Tebas como germen de la dinastía de los faraones.

La arqueóloga prieguense Ángeles Jiménez junto a la momia descubierta en Egipto.
Ángeles Jiménez Higueras protagoniza estos días uno de los descubrimiento arqueológicos propios de la saga de aventuras de «Indiana Jones». Esta joven prieguense no puede recordar con exactitud cuándo o por qué empezó a interesarle la arqueología en Egipto. Veía todos los documentales que estaban a su alcance, ha leído los artículos y libros que caían en sus manos sobre arqueología, además de todas las revistas que familiares y amigos le regalaban.

Su vocación le ha llevado hasta el país de los antiguos faraones, donde forma parte del Proyecto Djehuty, un equipo formado por veinte miembros de muy distintas disciplinas -dieciséis españoles y cuatro extranjeros- que están excavando y restaurando las tumbas de Djehuty y de Hery en Dra Abu el-Naga, una de las necrópolis de la orilla oeste de la antigua Tebas, en la región de Luxor. Y lleva casi cinco años con unos resultados de película.

Ángeles, que tiene a su cargo una cuadrilla de 25 trabajadores, descubrió el año pasado un ataúd intacto de un niño de cinco años y este año han encontrado otro ataúd similar e intacto de otro niño de unos 11 años. También se han excavado durante esta campaña tres pozos funerarios de los que dos, fueron saqueados en la antigüedad, sin embargo uno de ellos ha permanecido intacto.

Gran descubrimiento.

Pero el gran descubrimiento aún estaba por llegar. El pozo que le fue adjudicado reunía unas características similares a las de otros pozos que habían excavado con anterioridad, pero la tierra que lo rellenaba era diferente, muy compacta y limpia, sin material de revuelto como es lo habitual que aparezca en la colmatación de los pozos, debido a los continuos saqueos que esa zona ha sufrido a lo largo del tiempo. Así que todas las esperanzas e ilusiones estaban fijadas en ese lugar.

Todo hacía suponer que sería el primer pozo intacto de la dinastía XVII que iban a excavar, y a la postre así fue. Ángela cuenta que el pasado día 10 de febrero, una vez retirado todo el relleno del pozo y a unos cuatro metros de profundidad, apareció una cámara sepulcral excavada en la roca.

Tras asomarse por un hueco pudieron observar que dentro de la cámara tallada en la roca de la montaña había un ataud, tallado en« madera y con decoración «tipo rishi» –que significa «alas» en árabe y es el estilo característico de la dinastía XVII- con brillantes colores en su decoración. Fue cuando observaron con detalle que las espigas que cerraban la tapa del ataúd estaban intactas, por lo que en ese momento ya eran conscientes de que nadie había visto el interior desde que el difunto fue depositado. Sin lugar a duda, fue un gran descubrimiento.

Importancia del hallazgo.

Por tanto, hoy día se puede afirmar que, el gran hallazgo de esta campaña ha sido ese ataúd intacto que pertenece a un hombre llamado Neb. El hallazgo aporta nuevos datos a la poca conocida dinastía XVII, periodo en que la ciudad de Tebas se convierte en capital del reino y se asientan las bases del imperio y del dominio egipcio sobre Palestina, Siria y Nubia.

Este hallazgo, junto con otros llevados a cabo en esta misma área, confirma que Dra Abu el-Naga, era el lugar donde se hicieron enterrar los miembros de la familia real de la dinastía XVII y sus cortesanos, allá por el año 1600 antes de Cristo.

El ataúd tiene unos dos metros de largo y medio metro de ancho, y se encuentra en buen estado de conservación. Tiene pintado en la tapa un par de alas extendidas sobre el cuerpo del difunto, como si una diosa alada le abrazara por detrás, otorgándole su protección en el más allá. A través de la momia, el equipo de trabajo ha podido saber que se trataba de un hombre de entre 35 y 55 años de edad, pero habrá que analizarlo con más exactitud.

Es importante resaltar que este tipo de ataúd es muy poco frecuente porque -según la arqueóloga- se usó durante un breve periodo de tiempo y son muy pocos los que han sido hallados en su lugar original, pudiendo ser documentados en su contexto arqueológico. Ataúdes de estas características se exponen ahora en museos de renombre como el British Museum en Londres, el Louvre en París o el Metropolitan de Nueva York, pero hay que decir que se hallaron hace unos cien años y desde entonces no se había encontrado ninguno más hasta que se ha descubierto éste ahora con el nombre de Neb.

El último descubrimiento, hace un siglo.

Tras depositar el ataud en un lugar seguro para evitar posibles saqueos, «no fui muy consciente de la trascendencia que tenía el hallazgo y el momento que estaba viviendo», añade la arqueóloga.

«He vivido un momento histórico e irrepetible de la historia mundial y lo he disfrutado al cien por cien», sentenció.

Lo que sí es una realidad es que está trabajando muy duramente por conseguir hacer realidad su sueño de formárseme aún más –si cabe- como egiptóloga y poder trabajar en Egipto, demostrando sobradamente que si luchas por ello que quieres, puedes conseguirlo.

Ángeles manda un mensaje a las nuevas generaciones para que «se formen o se dediquen a lo que de verdad les guste. Corren tiempos difíciles para todos pero si trabajas duro y te mueves puedes conseguirlo. No hay mayor recompensa que dedicarte a lo que te apasiona, y la mía -entre otras muchas cosas- ha sido el descubrimiento de Neb».

Y con la pasión con la que vive su trabajo, sin duda alguna que no será la última.

Vía: ABC

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