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La religión de Akhenatón contra el dios Amón ¿Origen del monoteísmo?

Siempre se habla del monoteísmo de Akhenatón, aquel que prohibió el politeísmo y fomentó el culto a un solo dios, Atón, siendo el primer monoteísta de la historia. ¿Pero, realmente esto fue así?

Akhenatón adorando al dios solar Atón
Akhenatón (1352-1336 a.C.), esposo de Nefertiti, fue un faraón egipcio de la Dinastía XVIII que ha protagonizado numerosos debates entre los investigadores. Trasladó la capital del país a una zona aislada, la actual Amarna, para crear desde cero una ciudad completamente nueva. Modificó años de cánones artísticos establecidos para crear un propio estilo. Pero, sin duda alguna, el hito por el que es más conocido, fue por el particular giro que dio a la religión egipcia, teniendo con ello, que enfrentarse con el poderoso clero de Amón y los propios dioses de la teología egipcia. No obstante, ¿Podemos hablar de monoteísmo?

Es cierto que Akhenatón llevó a cabo una persecución contra el dios Amón: prohibió su culto, cerró sus templos, destruyó su nombre de los monumentos y cambió su propio nombre de Amenhotep IV que significaba “Amón está satisfecho”, por el de Akhenatón “Espíritu de Atón”. Su objetivo era fomentar el culto de Atón y otorgarle un papel principal en el panteón egipcio, destituyendo a Amón de su lugar.

El motivo de sus actuaciones contra Amón pudo haber tenido un sentido político. Para algunos autores, esto sirvió para restar poder e influencia económica al clero de Amón, ya que se había convertido en una fuerte competencia para el poder del faraón, y en un gran terrateniente del país. Sin embargo, otros, ven en Akhenatón a una persona muy espiritual que aprovechó su posición para impulsar sus ideas religiosas.

Lo que sí está claro, por las evidencias arqueológicas, es que la gente común seguía con sus cultos tradicionales. En las viviendas de Amarna se han podido encontrar numerosos amuletos protectores del dios Bes, la diosa Taueret o el ojo de Horus. Por lo que no existía un monoteísmo como nosotros podemos tener en mente, sino más bien, un henoteísmo, es decir, un momento en el que un dios no es único pero que durante un período determinado eclipsa por completo al resto de los dioses del panteón.

Pieza encontrada en un cementerio de la época de Amarna,
donde se ve representado al dios funerario Upuaut
Pero, a pesar de lo que pudiera parecer, el dios al que Akhenatón dedicó todos sus esfuerzos no era una deidad que él hubiera inventado. Atón era la palabra utilizada por los antiguos egipcios para referirse al disco solar y sus rayos. Cuando vemos las representaciones amárnicas comprendemos entonces por qué desde el disco solar parten infinidad de rayos solares terminados en unas pequeñas manos, las cuales en ocasiones ofrecen el ankh al faraón y su familia.

Además, durante los reinados de los antepasados de Akhenatón, ya se iniciaron pequeñas acciones que giraban su atención del culto de Amón a los dioses solares. Su abuelo Tutmosis IV, subió al trono gracias a un sueño relacionado con la Esfinge. Esto quedó expresado en la estela que se encuentra a los pies del monumento. En ella se dice claramente: “Yo soy tu padre Horus-en-el-Horizonte-Khepri-Ra-Atum”. Ahí queda definido el valor absoluto del carácter solar de la Esfinge, ya que Khepri, Ra y Atum son divinidades solares. Así mismo, fue el primero en intentar rebajar el poder del clero de Amón que iba en continuo ascenso, equilibrándolo con el dios solar.

Su padre, Amenhotep III, impuso un nuevo culto religioso en la corte, en el cual cada día se saludaba al rey como encarnación del sol. La nueva ideología palaciega se manifestó en favor del dios Atón.

Akhenatón solo reforzó estos hechos, llevándolos más lejos, fortalecimiento y dando un nuevo sentido al culto de Atón.

A pesar de todo, se trata de una época confusa que todavía tiene mucho que mostrarnos para poder comprenderla de mejor forma y resolver todas nuestras dudas. ¿Quién sabe?, el egiptólogo Nicholas Reeves, asegura que está a punto de encontrar la tumba de Nefertiti...

Bibliografía

CORTÉS MARTIN, Juan. El clero de Amón durante las dinastías XVIII y XIX en el antiguo Egipto. Revista Gerión, Nº 12, 1994. Pp: 309-313

JACQ, Christian. Akhenatón y Nefertiti. Ediciones Martínez Roca, S.A. Barcelona, 1990.

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