Cleopatra VII: la última reina del antiguo Egipto
La heredera de una dinastía milenaria Imagen meramente ilustrativa. Cleopatra VII fue la última soberana de la dinastía ptolemaica, que gobe...
Hallan la inscripción hebrea más antigua cerca de Judea.
El 'ostracon' es un fragmento de cerámica sobre el que se escribía en la Antigüedad, en este caso con tinta, y el hallado en Khirbet Qeiyafa tiene una superficie de 15 centímetros de largo por otros 15 de ancho.
Ello podría complicar las labores de identificación de la escritura para saber si realmente pertenece a la rama protocananea del hebreo o a otra distinta y desconocida.
La inteligencia, y no el clima, dio lugar a las primeras migraciones humanas.
Culturas ancestrales
En la Edad de Piedra Media, la fabricación de cada vez más sofisticadas herramientas vino acompañada del surgimiento del arte simbólico ritual, los ornamentos, la organización social y las corrientes migratorias hace entre 80.000 y 60.000 años.
El tiranosaurio, el mejor olfato del Jurásico
Son muchos los detalles que se van descubriendo sobre los gigantes del pasado (cómo comían, cómo se reproducían o cómo vivieron), pero había pocas pistas sobre las peculiaridades de su olfato, el área en el que se han puesto a investigar los expertos en la Universidad de Calgary y en el Museo Real de Tyrrell y cuyos resultados publican en la revista 'Proceeedings of the Royal Society B'.
Darla Zelenitsky y Francois Therrien detectaron que el sentido del olfato era de gran importancia entre varios dinosaurios carnívoros, conocidos como terópodos, debido a que sus bulbos olfativos tenían un tamaño considerable y ésta es la parte del cerebro asociada a la percepción de los olores.
Puesto que los cerebros no pueden fosilizarse, lo que ambos estudiaron fueron las impresiones que dejaron en los huesos del cráneo, lo que ayuda a revelar el tamaño y la forma de las partes cerebrales desaparecidas. Y lo hicieron en un gran número de ejemplares de tiranosaurios y otros terópodos, de aves rapaces, dinosaurios similares a los avestruces y de aves primitivas, como el 'Archaeopteryx'.
Hasta ahora, una de las hipótesis que se mantenían es que los tiranosaurios eran principalmente animales carroñeros. "Se ha sugerido que el excelente sentido del olfato del 'T. rex' indicaba que era un carroñero porque habría usado este sentido para localizar carne en descomposición, pero cuando miramos a los animales modernos vemos que esa no es ésta la causa. Los animales carroñeros no tienen necesariamente un mejor sentido del olfato", ha señalado el Therrien.
Carnívoros nocturnos
Su colega Zalenitsky añade que hay bulbos olfativos grandes en las aves y los mamíferos que son activos por la noche y que confían en su nariz para localizar a la carne por la noche, cuando salen a patrullar por áreas muy extensas. "Aunque el rey de lo dinosaurios carnívoros tampoco habría rechazado una carroña disponible, es probable que utilizara su olfato para conseguir presas en la oscuridad", asegura la investigadora.
El estudio también revela información sobre el sentido del olfato en los antepasados de los pájaros modernos: han averiguado que el 'Arhcaeopteryx', que es fruto de la evolución de dinosaurios carnívoros de pequeño tamaño, tenía unos bulbos olfativos similares a la de los terópodos, si bien ahora la mayoría de las aves tienen un sentido olfativo más bien pobre.
"Nuestros resultados sugieren que el sentido del olfato en las aves primitivas no era menor que en los dinosaurios carnívoros, luego no es cierto que este sentido era menos importante que la vista en aquellos antepasados de los pájaros", concluye Therrien.
Enrique Bunbury
“Alicia”
“Salomé”
“Planeta Sur”
Stonehenge tiene tres siglos menos y pudo ser un «Lourdes del neolítico».
Para los profesores Tim Darvill y Geoff Wainwright, la existencia de un elevado número de restos humanos en tumbas próximas a Stonehenge, con heridas y muestras físicas de algunas enfermedades, indicaría la pretensión curatoria del monumento. El análisis de los dientes de quienes fueron enterrados indica que la mitad de ellos no eran de la zona, sino que habían peregrinado a Stonehenge. Esta teoría no se opone a otras hipótesis, que ven el círculo de piedras como lugar de adoración o calendario solar.
Encontrada una estatua de granito que podría representar a Ramsés II.
Los investigadores descubrieron la estatua a 150 centímetros bajo tierra, en el este del país, en la ciudad situada en el Delta del Nilo de Tell Basta, que fue la última capital del Antiguo Egipto, indicó el Ministerio de Cultura.
El busto de granito rojo tiene la nariz rota y ha perdido la barba, precisó el director del Consejo Supremo de Antigþedades de Egipto, Zahi Hawass, en un comunicado.
Los arqueólogos que hicieron el hallazgo continúan las excavaciones alrededor del yacimiento con la esperanza de descubrir los restos de la estatua y las ruinas de un templo construido por Ramsés, agregó.
El reinado de Ramsés II se extendió, según se cree, entre el siglo 1279 a. C. y el 1213 a. C. , siendo el faraón que gobernó por más tiempo. Construyó palacios y templos por todo Egipto, incluido el famoso templo de Abu Simbel, en el sur del país.
Nuevas pruebas podrían confirmar la existencia de las minas del Rey Salomón.
El estudio, cuyo resultado ha sido publicado esta semana en la revista científica Proceedings of the Nacional Academy of Sciences, indica que las excavaciones han tenido lugar en Khirbat en-Nahas -ruinas de cobre en árabe-, una región al sur de Jordania donde se han encontrado registros de fundición del metal. Esta zona coincide con la región bíblica de Edom, incluida en el reino unificado de Judea e Israel, dominados por Salomón.
No es la primera vez que los arqueólogos realizan estudios en esa zona de Oriente Próximo para dar rigor a los textos bíblicos. La primera de estas investigaciones data de la década de los setenta. Diez años después un grupo de científicos determinó que la metalurgia en la zona comenzó en el siglo VII a.C, mucho antes de Salomón. Las investigaciones de Levy, y Mohammed Najjar, de amigos jordanos de la Arqueología, han encontrado semillas y pedazos de madera del siglo X a.C.
"Este periodo es el más arduamente debatido hoy en día en la arqueología bíblica", ha señalado Levy al diario Los Angeles Times. El científico no cree que sus hallazgos confirmen la existencia de Salomón pero defiende que su estudio aporta nuevas "pruebas empíricas que deben de hacer replantear algunas preguntas". Varios científicos dudan de la existencia del sabio israelita, ya que no creen en la existencia de sociedades complejas capaces de construir grandes obras de infraestructura en esa época.
"Ahora tenemos evidencia de esas sociedades complejas, activas en los siglos 10 y 9", ha señalado el científico estadounidense en un comunicado. "[La evidencia] reabre el debate sobre la historiografía del Antiguo Testamento sobre ese periodo".
Extraído de El País
Cuatro expertos reflexionan en Sevilla sobre la Guerra de la Independencia.
"Sevilla jugó un papel fundamental durante la Guerra de la Independencia, aunque ha sido un poco olvidado. Aquí estuvo la capital de la nación desde la caída de Madrid en manos de Napoleón hasta la disolución de la Junta Central. O sea que, durante casi dos años, Sevilla fue la capital del país", explica Manuel Moreno Alonso, profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla y uno de los ponentes en el ciclo de conferencias Cuatro miradas la Guerra de la Independencia. Sevilla y el nacimiento de la nación española, que durante los días 4 y 5 de noviembre, organizado por la Fundación José Manuel Lara, se celebrará en la Casa de la Provincia.
Gerard Dufour, rector honorario y profesor emérito de la Universidad de Provenza, disertará sobre La mirada francesa en torno al conflicto, mientras que Charles Esdaile, catedrático de Historia de la Universidad de Liverpool, hará lo propio desde la perspectiva británica (martes 4 a las 19:30 y 20:15 respectivamente). Ambos participarán posteriormente en un coloquio moderado por Jacobo Cortines, profesor titular de Literatura Española de la Universidad de Sevilla, y Moreno Alonso.
El miércoles 5, siguiendo el mismo horario y estructura, participarán Ricardo García Cárcel, catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona, quien hablará sobre La mirada patriótica, y Moreno Alonso, que ha titulado su conferencia Una mirada al nacimiento en Sevilla de la nación española.
"La ciudad ya había tenido una importancia muy grande durante el siglo XVI, con el descubrimiento y la colonización de América -recuerda el profesor-, pero nunca había jugado un papel decisorio desde el punto de vista político o ni siquiera económico. Por primera vez en su historia va a ser el centro, la capital desde la que se dirige la guerra y la política. Aquí es donde se refugia el gobierno de la Junta Central y se deciden aspectos que van a ser fundamentales".
En este sentido, Moreno Alonso explica que "propiamente como tal, tanto el Partido Liberal como el Partido Constitucionalista surgen en Sevilla", ciudad por la que pasan "todos los miembros del Gobierno y los intelectuales más importantes, como Jovellanos, además de los que ya están, como Blanco White o Alberto Lista, que colaboran con el nuevo gobierno".
Para el historiador, "no es que estos hechos sean poco conocidos, sino que resulta totalmente desconocidos". "Es aquí donde se redactan varios proyectos de Constitución, que darán pie a lo que luego apruebe en Cádiz. De hecho, Ranz Romanillos, que también había sido el redactor de la de Bayona y después lo será de la de Cádiz, está aquí en Sevilla. Y aquí llegan Argüelles, Flores Estrada, los diplomáticos de todo el mundo, Wellington... Desde aquí se mandan embajadores a muchos países, a Inglaterra, a Rusia, a Constantinopla, a Suecia... Sevilla es el centro de la nación en unos momentos de solidaridad impresionante".
¿Qué ocurre entonces para que Sevilla quede apeada de un episodio histórico de semejante trascendencia? "La razón es que el gobierno de la Junta Central se disolvió con la entrada de los franceses en la ciudad. Se van a Cádiz y a Sevilla le queda una muy mala conciencia, porque habiendo sido la cuna de la Nación y del liberalismo ha sido cobarde y no la ha defendido. La ciudad esperaba un sitio como el de Zaragoza, pero no se defiende, y luego apuesta por el absolutismo una vez que fracasa la Constitución de Cádiz en 1814. Así que los sevillanos sienten vergüenza de reclamar que fue en Sevilla donde surgió todo esto".
Para Moreno Alonso, incluso el mito del 2 de mayo se alimenta desde Sevilla coincidiendo, en 1809, con el primer aniversario del mismo. "Se mitifica en exceso con una intencionalidad propagandística clara. Y se hace desde Sevilla, donde la prensa está muy viva y busca prender la llama del patriotismo. Conocemos bien los mitos, pero no la realidad sobre la que se asientan. Y esa realidad es la guerra y la construcción de una nueva nación sobre la base de la soberanía nacional, de discutir cuáles van a ser los temas que vayan a las Cortes, cuál va a ser el programa de esas discusiones, cómo se hace una política que englobe también a América... Todas esas cuestiones salen de Sevilla", asevera.
Los humanos sabían hacer fuego hace 790.000 años
Un nuevo estudio de la Universidad Hebrea de Israel concluye que la especie humana fue capaz de hacer fuego antes de lo que hasta ahora se creía. Los arqueólogos que han excavado el yacimiento de Gesher Benot Yaaqov sostienen, según se ha publicado en Quaternary Science Reviews, que los seres humanos de este asentamiento ya sabían iniciar un fuego hace 790.000 años.
Gesher Benot Yaaqov está ubicado al norte de Israel en el valle del río Jordán, un pasillo natural empleado por los humanos primitivos en las rutas migratorias de África a Asia. Anteriores excavaciones en el mismo yacimiento mostraron, tal y como se publicó en 2004, que los hombres y mujeres que pasaron por allí ya sabían transportar y controlar el fuego hace 790.000 años.
Sin embargo, ahora los investigadores han ido más allá al asegurar que ese fuego que transportaban no procedía necesariamente de un rayo o de un incendio natural como se creía. "Los nuevos datos muestran que había un control continuado del uso del fuego a lo largo de varias civilizaciones y que estas no dependían de los fuegos naturales", cuenta la arqueóloga Nira Alperson-Alfil.
La conclusión se basa en la aparición de muestras de sílex quemado en hasta 12 estratos diferentes del yacimiento israelí. Por la posición estratégica del mismo, los arqueólogos han señalado que el desarrollo de esta habilidad animó a nuestros antepasados a migrar hacia Asia. "Cuando [los humanos] ya dominaban el fuego para protegerse de los depredadores y obtener calor y luz, se sintieron más seguros para adentrarse en un territorio inhóspito", concluye Alperson-Alfil.
Científicos griegos usan el láser para limpiar los monumentos de la Acrópolis ateniense.
Edificada sobre una colina en el centro de Atenas, una ciudad de unos 4 millones de habitantes, la Acrópolis ha caído presa de una fina capa de costra negra a causa de los gases de los automóviles, la polución industrial, lluvia ácida e incendios.
El método deja intacto el mármol
Un grupo de ingenieros griegos y restauradores están utilizando un nuevo e innovador sistema láser para limpiar la superficie de antiguos monumentos, descubriendo colores y decoraciones escondidos durante décadas. "Es muy serio", dijo Maria Ioannidou, directora del Servicio de Restauración de la Acrópolis, sobre la polución.
"Destruye detalles esculturales, estructurales y en las pinturas. Uno de nuestros principales objetivos es recuperar estos detalles utilizando nueva tecnología", añadió. Durante años, el equipo probó 40 métodos diferentes, incluidos procesos mecánicos y químicos, para hallar la solución más segura para restaurar el blanco de los mármoles sin perder detalles.
Destrucción de polvo negro
El ganador fue la creación de la Fundación de Estudio y Tecnología de Creta, que elaboró un sistema que utiliza dos rayos láser infrarrojo y ultravioleta simultáneamente. Estos rayos se habían utilizado separadamente para limpiar el antiguo mármol, pero uno dejaba un matiz amarillo mientras el otro uno gris.
El nuevo sistema destruye las capas de polvo negro dejando intacto los detalles del mármol, sin decolorarlos. Pero es un proceso arriesgado. "Si se remueve algo, no se puede volver a colocar por lo que debemos estar absolutamente seguros de remover contaminantes y dejar toda la información en la superficie original", dijo Evi Papaconstantinou, ingeniero químico a cargo del equipo.
El sistema fue utilizado primero en las esculturas del friso oeste del Partenón en 2004. Ahora, el equipo comenzó una segunda operación en la galería de las Cariátides, donde además de la polución los científicos deben eliminar el hollín de los incendios y los errores de restauradores pasados que intentaron arreglar el techo con cemento.
Durante años, arqueólogos y científicos han debatido cómo proteger los monumentos de la contaminación, algunos sugirieron que los templos fueran cubiertos con cúpulas. La creación de un metro en Atenas ayudó a reducir la polución, pero los vehículos aún atiborran las calles y la capital griega sigue siendo invadida por una capa de humo.
Las Hurdes, el verde y el agua.
Creo que empecé a hacerme mayor el día en que mi abuela me contó cómo el Rey Alfonso XIII había visitado Las Hurdes y agotado de ver tanto sufrimiento había pedido un vaso de leche. Los notables locales se mesaban los cabellos, no había leche en Las Hurdes, ni cabras, ni vacas ni ningún animal que se pudiera ordeñar para atender al regio visitante, pero lo que no daba la tierra, bien podían darlo los hombres. Le sirvieron al rey una copa de la leche de una mujer que hacía poco había parido. En aquel tiempo yo no había visto Las Hurdes: Tierra sin Pan, de Buñuel y ni siquiera sabía qué era el Surrealismo, pero me propuse hacerme un poco más mayor si me dejaban y si me dejaban ir a Las Hurdes y enterarme de la veracidad de la historia y del coraje de unas gentes que ya no es que sacasen pan de debajo de las piedras, es que sacaban leche.
Las otras Hurdes
Hace unos días, la Fundación Gregorio Marañón organizó una semana de conferencias y actos en conmemoración del viaje del rey Alfonso XIII a Las Hurdes acompañado por el doctor Marañón. En el Primer día estuvieron presentes e inauguraron los actos los reyes de España. Al tercer día, por la tarde, me tocaba presidir una mesa redonda en la que participaban el obispo de Coria y Cáceres, Ciriaco Benavente Mateos; el presidente de la Diputación de Cáceres, Manuel Veiga; el senador de Cáceres Francisco Javier Hernández; el alcalde de Pinofranqueado (Cáceres), José González, y el vicerrector de la Universidad de Cáceres, Eduardo Alvarado.Pensando en lo que tenía que decir, y por los buenos oficios de mi amigo Elías Querejeta, quise ver y vi el documental que rodó Luis Buñuel sobre Las Hurdes, que tituló Tierra sin pan, en 1932. Un reportaje espléndido como obra cinematográfica. Y leí de cabo a rabo el, libro Viaje a Las Hurdes, preparado por los componentes de la fundación y la hija y el nieto del doctor Marañón. En ese libro se publica el Cuaderno de notas que Marañón escribió en su primer viaje a Las Hurdes, meses antes del que hizo acompañando al Rey, al obispo de Coria, Pedro Segura, y al resto de la real comitiva.
Leyendo los artículos de Marañón sobre Las Hurdes, del doctor Goyanes, el de Unamuno titulado Sobre eso de Las Hurdes, el memorándum del obispo Pedro Segura y, sobre todo, el texto de Maurice Legendre Mis recuerdos de Las Hurdes, de una manera acumulativa se fue produciendo en mí no el conocimiento, sino la presencia viva de los hombres, mujeres y niños hurdanos tal como eran y vivían cuando desde 1914 a 1922 escribían sobre ellos los viajeros que ahora, a través de, sus textos, me hablaban. Se produjo en mí lo que Gadamer llama "el milagro de la comprensión". Porque a través del texto yo viví y sentí lo que entonces era la miseria de Las Hurdes. Esa mezcla, ese círculo mortal de enfermedad, pobreza, hambre e ignorancia que se alimenta a sí mismo sin descanso y va encerrando en su dialéctica de miseria a los seres humanos que la padecen; ese círculo que de alguna manera hace a los que lo ven testigos y cómplices culpables de la vida humana rebajada a sus formas más elementales y a veces estremecedoras; de penas y sufrimientos que parecen, que son, en esa circunstancia, ineluctables.
Esa llagada realidad que fueron Las Hurdes se puede utilizar, como hizo Luis Buñuel y otros detrás suyo, como un arma política, como una piedra que se lanza rencorosamente contra aquella parte de la sociedad a la que se considera culpable de las enfermedades, de la pobreza, del hambre, de la ignorancia, del sufrimiento soportado.
Pero también cabe, y esto es lo más difícil, descubrir desde el mundo de fuera de Las Hurdes, desde el mundo de la cultura y bienestar, bajo la capa de la miseria y de la fealdad, en aquellos hurdanos de entonces, esa parte divina que todo hombre tiene (Platón dijo), y, con ella, la dignidad de sus vidas, y, ¿por qué no?, la belleza detrás de la primera impresión de horror. Dice Legendre que esos hurdanos son el honor de España, y con él lo repite Unamuno. Porque por preservar su independencia lucharon contra un medio pobre y hostil e hicieron huertos, y plantaron olivos o sembraron patatas transportando por montes y peñascos tierra arrancada a la tierra, y fueron dueños de su tierra, de su vida y de su hambre.
Hoy, Las Hurdes es algo bien distinto de las que describieron el doctor Marañón y Goyanes, de las que escribe Unamuno, a las que amó Maurice Legendre. Todos los que me habían precedido en la palabra pedían que nadie hablara de Las Hurdes por lo que fueron, sino por lo que hoy son.
Yo dije que no era bueno ni posible "desdolerse de Las Hurdes" como ya había dicho Unamuno. Había que tenerlas presente para no olvidar, para estar alerta, para no rechazar ese espejo en el que, al mirarnos en la degradación del otro, nos miramos a nosotros mismos. Porque si Las Hurdes actuales nada tienen que ver con las que visitaron Alfonso XII y el doctor Marañón en junio de 1922, otras Hurdes nos rodean.
Son Las Hurdes de las cárceles superpobladas; de los drogadictos abandonados y mal comprendidos; la de los enfermos de sida; la de las minorías marginadas, cuando no perseguidas; de los derrotados de nuestras ciudades. Todas esas excrecencias de nuestra sociedad a las que nos negamos, que mantenemos fuera de nuestras vidas en una relación de condena y culpabilidad que tan bien analizó Foucault.
Son esas otras Hurdes, de las que está lleno el mundo del hambre, de la violencia, los mundos del Sehel, de Etiopía, de Somalia, de Bangladesh, de Bosnia. No cabe desdolerse de tanto dolor.
Dice, y digo, que el mejor significado del viaje del rey Alfonso XIII a Las Hurdes con el doctor Marañón y los que con ellos fueron fue el no rehuir, enfrentarse con una realidad acusadora, y con su actitud abrieron ese mundo de hombres y mujeres hurdanos a la esperanza. Ésa es la lección que llega hasta nosotros, la que sigue siendo válida en el mundo de hoy.
Descubren pinturas neolíticas en Santiago de Alcántara
Los abrigos rocosos y las pequeñas cuevas situadas en la sierra cuarcítica de San Pedro, en Santiago de Alcántara guardan preciados tesoros, herencia de los pobladores que ocuparon esas tierras a finales del Neolítico, hace unos 5.000 años. Muchas de las paredes de estas cuevas fueron pintadas con tonalidades rojas, negras y blancas, en trazos simples y esquemáticos, con motivos de figuras humanas (antropomorfos), figuras de animales (zoomorfos), e ideas y conceptos abstractos como soliformes, barras o digitaciones de muy difícil interpretación.
Este importante hallazgo acaba de ver la luz gracias al trabajo que durante un año ha venido desarrollando el Taller de Empleo Prehistópolis, dependiente del ayuntamiento de Herrera de Alcántara, bajo la supervisión de la catedrática de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Alcalá de Henares, Primitiva Bueno Ramírez, denominado, 'prospección sobre el Megalitismo en Cedillo, Herrera de Alcántara y Santiago de Alcántara'.
El taller de empleo, que clausurará su actividad el próximo día 12 de noviembre, está dirigido por el monesteriense Jesús Alonso, y cuenta con cinco trabajadores, todos ellos licenciados. A lo largo del último año se han dedicado a la prospección y búsqueda de yacimientos arqueológicos, su documentación y catalogación, centrándose en el periodo denominado Megalitismo, -finales del Neolítico y principios del Calcolítico-, aproximadamente hace 3.000 años a.C. Las prospecciones contaban ya con la catalogación de medio centenar de dólmenes, 20 en Cedillo, 5 en Herrera de Alcántara y otros 25 en Santiago de Alcántara. El taller de empleo Prehistópolis se ha encargado de actualizar los dólmenes existentes, documentando dos nuevos dólmenes en Herrera de Alcántara y otros diez, inéditos hasta ahora, en Santiago de Alcántara, donde además han descubierto nueve abrigos con pinturas esquemáticas de finales del Neolítico, ampliando de 3 a 12 el catálogo de pinturas en las zonas de El Buraco, La Grajera y el Batán. Además el equipo de investigadores ha logrado localizar otro yacimiento con grabados rupestres junto al río Aurela, afluente del Tajo.
El origen jurásico de la dieta vegetariana.
El cráneo fósil del animal, que vivió durante el Jurásico temprano -hace unos 190 millones de años- en el territorio que hoy ocupa Sudáfrica, fue encontrado durante las excavaciones realizadas en los años 60 en ese país, y está en el Museo Sudafricano Iziko, en Ciudad del Cabo.
Tiene sólo cuatro centímetros y medio de largo, y debió pertenecer a un heterodontosaurio muy joven de no más de 200 gramos (los adultos eran del tamaño de un pavo de unos dos kilos y medio).
Según explica la doctora Laura Porro, investigadora de la Universidad de Chicago (EEUU) y coautora del estudio, probablemente los ancestros de todos los dinosaurios eran carnívoros y que los heterodontosaurios, que se encuentran entre los primeros dinosaurios adaptados al consumo de plantas, podrían representar la transición entre una y otra dieta.
Los heterodontosaurios pertenecen al gran grupo de dinosaurios herbívoros, los Ornistisquios, pero su extraña composición de dientes -largos caninos para desgarrar y molares para triturar- había suscitado entre los paleontólogos cierta discusión acerca de lo que comían.
Algunos científicos pensaban que incluían pequeños animales en su dieta normalmente vegetariana, mientras que otros sostenían que comían sólo plantas y que los colmillos eran sólo un rasgo que distinguía a los machos -un dimorfismo sexual-, como ocurre en los jabalíes.
El estudio que publica hoy la revista Journal of Vertebrate Paleontology y que desvela la presencia de dientes caninos en la mandíbula del recién hallado joven heterodontosaurio, apunta hacia la primera hipótesis.
Según el doctor Richard Butler, autor principal del estudio e investigador del Museo de Historia Natural en Londres, la presencia de estas piezas en un estadio del crecimiento tan temprano "sugiere que no se trata de un dimorfismo sexual, porque estos caracteres aparecen más tarde".
Los científicos sospechan que los heterodontosaurios usaban los caninos, largos como colmillos, para defenderse de los depredadores, o para cazar algún insecto o algún pequeño mamífero o reptil. Es decir, eran seguramente omnívoros ocasionales.
Lo sorprendente del estudio, y que abre una nueva incógnita, es que no han encontrado ni rastro de las piezas de reemplazo. Así que, a diferencia de la mayor parte de los reptiles, los heterodontosaurios no debían cambiar constantemente los dientes a lo largo de sus vidas.
Al parecer, se parecían más a la mayoría de mamíferos que, como nosotros, cambiamos los dientes sólo una vez. Sólo que debían aparecer más tarde, durante el crecimiento, apuntan los autores. Con un desarrollo de la dentición más lento, explican, se consigue que las piezas dentales encajen mejor las unas con las otras y el mordisco sea más preciso.
Marc Anthony
“Se esfuma tu amor”
“Tu amor me hace bien”
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Para que te recuperes pronto (ya sabes).
Un profesor publica un libro en el que afirma que Colón era catalán.
"El navegante se refiere a los Reyes Católicos como ´mis señores naturales´; si fuera genovés no hubiera añadido ´naturales´, hablaría de ´mis señores´ a secas", argumenta Merrill, experto en historia medieval y profesor de castellano y latín en la citada universidad. Merrill, que ha invertido 18 años en la investigación de la teoría catalana de Colón, añade que no ha encontrado "ningún documento oficial de la época en que salga el nombre de Colombo. Aparecen Colomo, Colom y Colón, pero nunca el italiano Colombo. ¿Por qué? Pues porque se castellaniza Colom en las formas Colomo y Colón", opina Merrill en un perfecto catalán.
El autor hace referencia a unos recibos a nombre de Cristóbal de Colomo y Cristóbal Colomo, de 1487, y a las capitulaciones de Santa Fe, del 17 de abril de 1492, en las que ya aparece como Cristóbal Colón. Y más. Merrill cuenta que tras el descubrimiento el navegante escribió tres cartas (una de ellas a Luis de Santángel, escribano de ración), de las que actualmente se conservan copias en castellano y en latín, "pero tenemos argumentos para pensar que la versión original era en catalán. El hijo de Colón, Hernando, un gran bibliófilo, tenía un índice de libros con anotaciones, entre ellos tenía la carta que su padre envió a Santángel y decía que era en catalán".
Merrill, que la pasada semana presentó su libro en Òmnium Cultural de Barcelona, cuenta que hay muchísimas más pruebas que avalan la teoría catalana: "Sus catalanades,puso Montserrat a una isla...". Pero la prueba definitiva está en manos de las muestras de ADN que desde hace años está analizando el genetista José Antonio Lorente.
El “pavo real” del Jurásico
Los restos fósiles del extraño antepasado, bautizado como 'Epidexipteryx hui" (que quiere decir 'plumas para exhibir') fueron encontrados en el yacimiento de Daohugou, en el interior de Mongolia, una región muy conocida por la gran cantidad de fósiles de dinosaurios que se han encontrado.
Según la descripción que hacen los paleontólgos chinos esta semana en 'Nature' fue ésta una especie que no puede incluirse en ninguno de los grupos conocidos, aunque comparte características con los coelurosaurios (los pequeños antepasados del tiranosaurio) y con otros tipos de terápodos como los oviraptorosaurios.
Entre sus rasgos, destaca que este pequeño dinosaurio, que debía ser joven cuando murió y no era mayor que una paloma, tenía unos dientes muy afilados. Los delanteros, además, eran mucho mayores que los posteriores, por lo que debía ser un gran depredador carnívoro. También eran muy vistosas las cuatro grandes plumas que llevaba en la cola que, sin embargo, era bastante corta.
Este es una peculiaridad que sorprende al paleontólogo José Luis Sanz, de la Universidad Autónoma de Madrid: "Me llama la atención que este curioso dinosaurio fuera ancestro de las aves porque el posterior ancestro común sería uno que tiene la cola más larga y el siguiente, de nuevo, la tendría corta, como la tienen hoy las aves. El criterio de la parsimonia científica nos dice que es un proceso raro, aunque no imposible", argumenta el investigador español. Sanz, no obstante, precisa que hace este comentario sin haber podido analizar con profundidad los fósiles.
Similitudes con las aves
En su artículo, el equipo de Fucheng Zhang, de la Academia China de Ciencias, concluye que el 'Epidexipteryx' sí está en la línea evolutiva de las aves, tras comprobar que tiene un húmero tan largo como el fémur o la estructura de su columna vertebral.
Respecto a las llamativas plumas de la cola, los paleontólogos chinos mantienen que tenían la misma función por la que hoy las lucen algunos machos de las de las aves: atraer a las hembras con un ornamento llamativo. Un buen ejemplo de ello son los pavos reales.
Y añaden: "El 'pidexipteryx' es el más primitivo y básico terópodo conocido que tiene plumas destinadas a la exhibición, lo que indica que los ancestros de las aves tuvieron ornamentos muy pronto, en el Jurásico medio, y que estos penachos decorativos aparecieron antes que las plumas que permiten volar y la habilidad de hacerlo en la evolución de las aves". Sanz, en todo caso, recuerda que se trata de hipótesis que no se han demostrado. Ni podrá hacerse porque ni los colores y los comportamientos se fosilizan.
La sabiduría de los bárbaros: los límites de la helenización.
Los griegos y los judíos vivieron separados hasta la constitución del Imperio macedónico, del que ambos formaron parte. Quizás este sea el motivo de que exista poca referencia a los judíos en la literatura griega prealejandrina. La convivencia de las dos culturas supuso la aparición del cristianismo, que se constituyó con la adopción de costumbres e ideas helénicas por parte de los judíos. Los griegos también sintieron interés por la civilización judía, pero para su conocimiento se basaron en obras de dudosa entidad y no en los tratados más importantes de la cultura hebrea. Además, ignoraron la realidad política y social que prevalecía en Palestina. Propiciaron la divulgación de una imagen distorsionada que hacía aparecer a los judíos como un pueblo depositario de la sabiduría oriental por intermediación de los persas.
Tras la muerte de Alejandro Magno, las figuras de Zoroastro y de los magos fueron magnificadas e idealizadas por los griegos que vivían fuera de los Estados partas. Los helenos potenciaron la creencia de que existía una sabiduría bárbara. Según Momigliano, estos símbolos sirvieron para distraer a los individuos de los ideales políticos de la Grecia clásica. Los griegos dejaron de creer en sus propios valores y superpusieron la revelación a la razón. El helenismo decayó como fuerza política y provocó que los griegos cayeran en las garras de Roma.
Como conclusión podría destacarse que el bilingüismo romano, frente al monolingüismo griego, hizo posible el entendimiento de la mentalidad de otras culturas a través de un estudio sistemático de las lenguas extranjeras. Por tanto, mientras que los griegos se preocupaban por desvelar una sabiduría bárbara, los romanos trataban de entender los problemas políticos concretos de los extranjeros y de desvelarlos mediante la historia y la etnografía. Para Momigliano, hablar griego fue una condición indispensable para que los romanos conquistaran el mundo antiguo. Cabría preguntarse si los pueblos sometidos hubieran podido escapar a la dominación romana si hubieran hablado latín.
Mis fotos de Llerena: “las Piedras Baratas”.
Todo sobre Eva
Hasta hace algunos años, la gran mayoría de los paleontólogos creía que la aparición de los primeros humanos ‘modernos’, esto es, similares anatómicamente a nosotros, podía explicarse mediante el llamado ‘Modelo Multiregional’. Hace 1.8 millones de años apareció una especie antecesora de la nuestra, Homo erectus; la cual tuvo un considerable éxito evolutivo y logró extenderse por amplias regiones de Asia y Europa. Existen pruebas de que dominaba el fuego y de que fabricó herramientas de piedra. Según este modelo, las distintas poblaciones de erectus fueron evolucionando en las diferentes regiones de forma más o menos independiente, hacia las características de los sapiens modernos. Muchas de las ‘peculiaridades raciales’ que se observan en la actualidad serían consecuencia de este largo proceso de evolución. Según esta teoría, el Hombre de Neanderthal habría sido el antecesor directo de los humanos modernos en Europa. En resumen, esta teoría se basa esencialmente en tres puntos: la expansión de erectus desde África hace 1.8 millones de años, la evolución local de estas poblaciones hasta generar las variaciones ‘regionales’ que se observan en la actualidad y, al mismo tiempo, el intercambio genético entre dichas poblaciones que habría permitido la expansión de los genes responsables de la ‘sapientización’ de erectus y el mantenimiento de cierta ‘unidad genética’ dentro de la especie.
Sin embargo, a principio de la década de los noventa, Alan Wilson y sus colaboradores de la Universidad de Berkeley formularon una teoría completamente distinta. Según estos investigadores, todos los humanos modernos descendemos de una pequeña población que vivió en África en una fecha mucho más reciente: entre 200.000 y 100.000 años. Como es fácil de imaginar, esta teoría desató una formidable polémica entre los partidarios de una y otra. La pelea estaba acrecentada por el hecho de que los partidarios del origen africano y reciente del hombre moderno no eran paleontólogos, sino bioquímicos, y las pruebas en las que se basaban no eran fósiles sino estudios realizados en el laboratorio. Por lo tanto, no se trataba sólo de una disputa entre académicos, sino que era una verdadera guerra entre áreas de conocimiento. Los paleontólogos estaban indignados, ¿cómo se atrevían esos arrogantes bioquímicos a enmendarles la plana? Para poder entrar de lleno en esta polémica, tenemos que dar un pequeño rodeo.
Es cierto que los fósiles son los únicos que nos aportan información directa sobre las especies que existieron en el pasado. No obstante, la verdadera materia prima de la evolución no son los huesos fosilizados sino los genes. Son éstos los que pueden sufrir mutaciones, las cuales constituyen la base del cambio genético a largo plazo. El estudio de la secuencia de los genes en las especies actuales nos proporciona información sobre el grado de separación evolutiva que se ha producido.
Pero, vayamos un poco más despacio. Elijamos un gen cualquiera en un cierto número de especies y comparemos cuidadosamente las secuencias de DNA de todas ellas. Es posible contabilizar las diferencias y determinar su distancia genética. La idea importante es que el número de diferencias que se acumula es proporcional al tiempo transcurrido entre la separación de las especies que estamos estudiando. Esto es lo que se conoce como el reloj molecular y proporciona un método para estimar el tiempo transcurrido entre la separación de dos linajes dados, siempre que podamos estimar la frecuencia con la que se producen las mutaciones por término medio.
Muchos de los estudios realizados para aclarar el ancestro de los humanos se basan en el DNA mitocondrial. Recordemos que la mitocondria es un pequeño orgánulo situado dentro de la célula y que posee su propio material genético. El caso es que el DNA mitocondrial presenta algunas ventajas importantes para estudiar la evolución de la especies, en comparación con el DNA ‘normal’ contenido en el núcleo. Para empezar, el DNA mitocondrial se hereda exclusivamente por vía materna. A pesar de que todos tenemos dos progenitores, nuestro DNA nuclear es una ‘mezcla’ de los DNAs de los cuatro abuelos. Sin embargo, la mitocondria la heredamos exclusivamente de nuestra madre, que a su vez es una copia (casi) exacta de la de nuestra abuela materna. Si nos remontamos atrás cinco generaciones, nos encontramos que nuestro DNA nuclear proviene de la contribución de 32 individuos, mientras que nuestro DNA mitocondrial viene directamente de la tatarabuela por vía materna. Esta circunstancia facilita enormemente el análisis. Es difícil saber de quién hemos heredado unos ojos azules, pero sabemos perfectamente de quién hemos heredado la mitocondria.
La segunda ventaja del DNA mitocondrial radica en que su velocidad de mutación es unas diez veces más rápida que la del DNA nuclear. Esto permite analizar los cambios con mucha mayor exactitud. Es como si el ‘reloj molecular’ de la mitocondria tuviera una manecilla adicional que marcase los segundos, mientras que el del DNA nuclear sólo tuviera minutero. Basta contar el número de cambios y podremos estimar el tiempo transcurrido desde que dos individuos dados compartieron una antecesora común. Si hacemos esta operación con una muestra suficientemente amplia de individuos de diferentes ‘etnias’, podemos construir un árbol genealógico de la Humanidad. En la base de este árbol se encontrará la antecesora común más reciente de la cual todos los humanos hemos heredado el DNA mitocondrial. A esta mujer, que debió existir en carne y hueso, se le ha dado el ‘título’ de Eva Mitocondrial.
El concepto de Eva Mitocondrial se ha popularizado a través de los periódicos, generándose una cierta confusión. La idea en sí de que existió una antecesora de la que todos hemos heredado nuestras mitocondrias no es exactamente una hipótesis, sino más bien un hecho matemático. Necesariamente tuvo que existir. Y si nos remontamos más atrás en el tiempo llegaremos a la conclusión de que existió una Mamífera Mitocondrial, de la cual hemos heredado la mitocondria todos los mamíferos. Sin embargo, esto no aporta ninguna información nueva. La razón por la que la hipótesis de Eva ha revolucionado nuestra idea del origen del hombre se basa justamente en la fecha en la que se estima que dicha mujer existió: entre 100.000 y 200.000 años (aunque a medida que los métodos se van refinando la fecha se acerca más al presente). El hecho esencial es que si todos los humanos descendemos de una mujer que vivió por entonces, es imposible que el Modelo Multiregional sea cierto. Los humanos actuales no podemos descender de las poblaciones de Homo erectus que salieron de África hace 1.8 millones de años, sino de un grupo reducido que debió surgir hace sólo cien o doscientos mil años.
Otra observación importante, el título de Eva Mitocondrial es ‘concedido’ en retrospectiva. Cuando ella nació no era la Eva Mitocondrial, sino que ésta debía ser una mujer que vivió en un periodo muy anterior. Además, nuestra Eva no estaba sola. Con seguridad debió haber muchos otros hombres y mujeres coetáneos, pero por alguna razón los demás linajes mitocondriales que existían entonces no han llegado hasta hoy. Por otro lado, el ‘título’ puede cambiar de manos. Si se produjese una hecatombe mundial que aniquilara a la mayor parte de los humanos excepto, por ejemplo, a una señora de Arnedillo y sus tres hijas (junto con algunos hombres), para los descendientes de este pequeño grupo, la Eva Mitocondrial sería la señora de Arnedillo, puesto que ésta sería la antepasada más reciente del cual todos los habitante de la Tierra habrían heredado la mitocondria. Por último, la Hipótesis de Eva Mitocondrial nos da una estimación de cuándo vivió esta mujer, pero no nos dice nada sobre qué aspecto tenía. En cambio, los datos apuntan claramente a que debió vivir en África.
Cuando Alan Wilson y sus colaboradores analizaron el DNA mitocondrial de más de 200 individuos procedentes de todo el planeta, llegaron a dos conclusiones importantes. La primera fue que, en conjunto, todas las mitocondrias analizadas eran bastante similares. La variación media entre las secuencias era de aproximadamente el 0.2%. Esto indica que los humanos actuales somos sorprendentemente similares. De hecho más similares que, por ejemplo, dos subespecies de gorila separados por unos cuantos cientos de kilómetros. El segundo descubrimiento tiene que ver con el origen geográfico. En general, y con una importante excepción, no se encontró una relación clara entre la procedencia geográfica de las muestras y la similitud del DNA. Por ejemplo, una muestra europea podía encontrarse muy próxima a una africana o a una asiática. Sin embargo, cuando los resultados fueron analizados por un programa informático y pudo construirse el ‘árbol’ que situaba a cada muestra en función de su similitud con las otras, lo que apareció fue realmente increíble. El programa colocaba todas las muestras en dos grupos claramente separados. El primero contenía la mayor parte de las muestras y era ‘multirracial’. El segundo grupo sólo contenía siete pero todas ellas eran de origen africano. Además, las muestras de este segundo grupo mostraban una gran divergencia entre ellas. En conjunto, estos datos indican que todos los humanos formamos un grupo relativamente homogéneo que se originó en África. En una etapa posterior, un grupo particular emigró a otros continentes, mientras que los otros siguieron allí. Por esta razón, todos los humanos no africanos (y algunos africanos) descienden de esta oleada de ‘emigrantes’. Al mismo tiempo, algunos de los linajes mitocondriales anteriores continuaron evolucionando en África. Por ejemplo, los ¡kung del Kalahari se encuentran en estas ramas más antiguas del árbol genealógico. Esto es particularmente interesante, ya que algunos lingüistas creen que las lenguas habladas por estos pueblos, pertenecientes a la denominada familia koishan, son también las más ‘antiguas’.
A pesar de todos los conflictos que ha ocasionado esta hipótesis, ha ido ganando terreno en los últimos años, hasta constituir el punto de vista mayoritario, aunque no es imposible que se revise en el futuro. No obstante, esta teoría parece que pisa un terreno bastante firme. Además, los datos que la avalan no provienen únicamente de la mitocondria. El hallazgo de nuevos fósiles sugiere que los primeros humanos modernos aparecieron en Etiopía y que éstos convivieron durante largo tiempo con poblaciones de neanderthales en Europa y de erectus en Asia. Claramente, la hipótesis de la Eva Mitocondrial ha cambiado nuestro relato sobre los orígenes del hombre moderno, el cual podría quedar más o menos así: