Tito Livio: el maestro de la historia romana

¿Quién fue Tito Livio? Imagen meramente ilustrativa. Tito Livio fue un historiador romano que vivió entre el año 59 a.C. y el 17 d.C., aprox...

La ruta masculina del Neolítico por el Mediterráneo.


El papel del Mediterráneo en el poblamiento del Europa hace más de 5.000 años toma relevancia, a tenor de los datos que aportan los estudios genéticos. Esta semana, científicos franceses han revelado que esa ruta del sur del continente fue seguida, preferentemente, por los hombres de aquella época, que la prefirieron frente a la ruta centroeuropea para llegar hasta las tierras francesas.
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Para llegar a esta conclusión, que publican en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS), los investigadores, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas y el Centro de Investigación sobre Prehistória en el Mediterráneo, han estudiado el ADN extraído a 53 individuos que fueron enterrados en la Cueva Traille, localizada en el sureste francés.
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Esta gruta fue utilizada como necrópolis por la comunidad que habitaba en esta región hace 5.000 años y, gracias al buen estado de conservación de los fósiles, el equipo, dirigido por Bertrand Ludes, logró rescatar muestras genéticas en 29 de los restos encontrados, que se compararon con las de habitantes actuales.
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Hay que recordar que el Neolítico es un periodo clave en la historia de los asentamientos europeos, porque fue entonces cuando se produjo la mayor expansión humana, y los genes ayudan a conocer los caminos que siguió la especie. En este caso, además de conocer las relaciones que había entre todos los enterrados, se quería conocer su origen geográfico a través de ADN mitocondrial (ADNmt), el cromosoma Y y la mutación que permite seguir bebiendo leche después de la niñez (tolerancia a la lactosa).
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Cementerio masculino.
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Los científicos mantienen la hipótesis de que la necrópolis fue un cementerio dedicado solo a individuos masculinos de un mismo linaje paterno, dado que al menos 22 eran hombres, frente a solo dos mujeres. En las poblaciones actuales, estos datos sugieren que las comunidades eran patriarcales y que usaban la cueva de enterramiento únicamente para los que compartían lazos de sangre, lo que indica un rito funerario especial.
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Algunas mutaciones genéticas confirman que parte del linaje materno de aquellos individuos era muy antiguo, con un origen en el Paleolítico Superior probablemente. Y no hay evidencias de que quienes fueron enterrados en Treilles tuvieran características que si son muy comunes en neolíticos de Europa central y la costa atlántica. A tenor del ADNmt, su origen sería más mediterráneo que de esa otra zona más al norte.
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Los linajes paternos parecen menos diversos. Sólo se han identificado dos halogrupos (caracteres genéticos). Uno de ellos surgió en el sur de Europa en la Edad de Hielo y otro se cree que es un marcador de las migraciones de granjeros europeos en el Neolítico.
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El bajo porcentaje de rasgos específicos compartidos entre los habitantes de Treilles y las poblaciones actuales francesas (menos del 2%), significaría que el segundo de los dos anteriores halogrupos acabó por desaparacer en los últimos milenios. En todo caso, su localización a lo largo de la costa del Mediterráneo indicaría que parte de los genes masculinos tuvieron que provenir de la expansión por esa zona de una población sureña.
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El estudio de la mutación de la tolerancia a la lactosa confirma esta teoría. Esta mutación está presente en el 43% de la población francesa actual, pero es muy rara entre los escandinavos o los primeros europeos del Neolítico. Un estudio reciente ha señalado que este mutación apareció en la región entre los Balcanes y Europa central, pero no se cuentra en Treilles, lo que significaría que no adquirieron esa facultad de digerir leche de adultos.
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En su caso, las comunidad estaría cercanba a las culturas de agricultores y pastores que tenían cabras y ovejas pero consumían la leche fermentada, y no bebida.
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Extraído de El Mundo

El frío reescribe la historia de los vikingos.

Un estudio apunta a la glaciación para explicar la misteriosa desaparición de los escandinavos de Groenlandia.


El hielo de hace miles de años podría explicar un misterio que los vikingos parecían haberse llevado a la tumba. Armado con un nuevo registro climático extraído de lagos helados de Groenlandia, un estudio apoya hoy que un drástico cambio climático hacia temperaturas gélidas fue determinante en la desaparición de los pioneros nórdicos que vivían en esta isla.
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Este pueblo escandinavo había habitado la gran isla durante cinco siglos, tras ser colonizada por Erik el Rojo, según relatan varias sagas. Estos relatos aportan, junto a los yacimientos arqueológicos, algunas de las escasas referencias que quedan de los colonos, cuyo pueblo llegó a América 500 años antes que Colón. Pero estas fuentes no explican por qué en las primeras décadas de 1400, los habitantes del último asentamiento vikingo de Groenlandia desaparecieron por completo. El abandono se ha achacado a los cambios en el clima, las luchas con los esquimales inuitque aún hoy habitan la isla,la escasez de recursos o los cambios sociales y culturales.
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Ante la falta de más datos arqueológicos o históricos, un equipo liderado por el geólogo Yongson Huang, de la Universidad de Brown (EEUU), decidió mirar al hielo. Su estudio, que publica hoy PNAS, reconstruye las temperaturas de los últimos 5.600 años a partir de las capas de sedimento helado acumuladas en el fondo de dos lagos de la costa oeste de Groenlandia. El registro, que se extrae de las mismas costas donde se asentaron los vikingos, muestra que las temperaturas se hicieron especialmente gélidas justo en el momento en que los escandinavos desa-parecieron del mapa. Lo mismo parece suceder con otras dos culturas que habían colonizado la isla siglos antes.
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Cuatro grados.
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A partir del año 1100, las temperaturas bajaron cuatro grados en unos 80 años, dice el trabajo. "En el Ártico, este cambio pudo reducir considerablemente el tiempo para plantar cosechas", explica Huang. Esto dejaría en desventaja a los vikingos, con un modo de vida sedentario y dependiente de su metrópolis, frente a los inuit, cazadores nómadas. "Una mayor capa de hielo en la costa pudo dificultar el comercio con Escandinavia, mientras que para los inuit, excelentes cazadores de focas, supuso una ventaja", añade Huang.
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El trabajo muestra que el descenso de las temperaturas coincide con las fechas en las que se abandonaron los dos asentamientos vikingos de Groenlandia, pero no ofrece pruebas concluyentes de que el clima fuera la causa definitiva de la espantada. "Es un estudio muy detallado y bien argumentado", opina Astrid Ogilvie, experta en ecología del Ártico y autora de estudios sobre los asentamientos vikingos de Groenlandia. Sin embargo, no comparte sus conclusiones. "Hasta ahora, los yacimientos vikingos no muestran que estos no supieran adaptarse y, de hecho, se sabe que fueron capaces de pasar de la ganadería a la caza de focas cuando lo necesitaron", advierte Ogilvie. Ella apunta a un éxodo paulatino por causas "políticas" y "culturales" que en cualquier caso no fue muy grande. "En el asentamiento oeste [el primero en ser abandonado] vivían unas 800 personas, y en el este, unas 1.200", señala.
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El artículo también apunta al descenso rápido de las temperaturas para explicar otros dos éxodos en la isla. El primero lo protagonizaron los saqqaq, primeros pobladores que llegaron en el 2500 antes de Cristo y que dejaron la isla en el 850 de la misma era, coincidiendo con una etapa muy fría. El estudio también menciona a los dorset, un pueblo mucho mejor preparado para el frío que llegó justo tras la desaparición de los saqqaq y cuyos restos también se esfuman de forma abrupta en el 250 a. C.
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Los autores especulan con que también se debió a temperaturas excepcionalmente bajas, pero reconocen que en este caso no hay suficientes datos. "El estudio muestra una pistola humeante y un cadáver, pero no a la persona que aprieta el gatillo", sostiene Jon Sadler, biogeógrafo de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido. "Puedo ver la conexión entre el clima y la desaparición de los vikingos", dice, "pero los otros dos pueblos eran cazadores que habrían sabido adaptarse para encontrar sustento a pesar de los cambios", concluye.
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Extraído de Público

Arqueólogos buscarán detalles sobre Templo Augusto en la catedral Tarragona (Cataluña).


La intervención será posible gracias al convenio marco de colaboración suscrito hoy entre el Ayuntamiento de Tarragona, el Arzobispado de Tarragona y el Instituto Catalán de Arqueología Clásica para la coordinación de las actuaciones arqueológicas derivadas del plan director del templo.

En concreto, se intervendrá en el tramo de nave central próximo al transepto y al interior del ábside románico, con el objetivo de continuar los trabajos de excavación iniciados el año pasado y obtener nuevos datos sobre los restos que se encuentran en el subsuelo.

En este sentido, una de las prioridades es conocer la naturaleza estructural del templo dedicado al emperador Augusto en las áreas de su celda y la parte posterior del edificio, según el convenio.

Además, se pretende llevar a cabo una aproximación a la primera fase constructiva y a las fases intermedias de la catedral medieval, documentar posibles evidencias de ocupación tardorromana y visigótica en el área del transepto y en el ábside, con especial atención a posibles restos de la catedral visigótica.

Finalmente, la excavación buscará evidencias de época romana contemporáneas y precedentes a las estructuras del recinto de culto del Concilium Provinciae de la Hispania Citerior.

Extraído de ABC

Los satélites hallan 17 nuevas pirámides.


17 pirámides de las que no se tenía conocimiento han sido identificadas en un 'escaneado' por satélite del territorio de Egipto, según informa en su página 'web' la radiotelevisión pública británica BBC.

La prospección, según la BBC, se ha realizado empleando rayos infrarrojos que han permitido descubrir estructuras enterradas bajo el suelo. Además de las 17 pirámides, más de 1.000 tumbas y otros 3.000 yacimientos han sido detectados en esta investigación.

Los sondeos, además, ya han dado sus frutos y dos de las pirámides detectadas están siendo investigadas por equipos arqueológicos, con resultados positivos.

Las excavaciones, así como el estudio por infrarrojos, son iniciativa de un equipo de la Universidad de Alabama, empleando satélites que trabajan a 700 kilómetros de la superficie de la Tierra. Según los responsables del proyecto, los resultados que se han alcanzado con esta investigación "sólo corresponden a los yacimientos que están cerca del suelo. Hay miles de yacimientos más que el nilo ha cubierto con el limo. Esto es sólo el comienzo de este tipo de investigaciones".

Según la arqueóloga Sarah Parcak, el empleo de satélites "permite afinar y ser más precisos en el trabajo que hacemos. Cuando nos enfrentamos a un gran yacimiento, uno no sabe por dónde empezar. Como herramienta, los satélites nos permiten tener una perspectiva más amplia".

Extraído de El Mundo

Satélites hallan pirámides bajo tierra en Egipto.


Nuevos hallazgos mediante satélites en Saqqara  a 30 kilómetros del Caíro, 17 pirámides, más de 1.000 tumbas, y cerca de 3.ooo asentamientos antiguos.

Estos se pudieron divisar gracias a infrarrojos. La investigación ha sido realizada por un laboratorio estadounidense financiado por la NASA, la agencia espacial de Estados Unidos, ubicado en Birmigham, Alabama.
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El equipo analizó las imágenes de los satélites en órbita que se encontraban a 700 kilómetros por encima de la tierra, equipados con cámaras muy poderosas, capaces de identificar objetos de menos de un metro de diámetro en la superficie de la tierra.

Todo gracias a infrarrojos superpotentes capaces de identificar distintos tipos de materiales bajo tierra.

Los antiguos egipcios construyeron sus casas y estructuras utilizando ladrillos de barro, un material que es mucho más denso que el suelo que lo rodea, por lo que es posible identificar las formas de las casas, templos y tumbas aunque se encuentren bajo tierra.

Sarah Parcak  manifestó “excavar una pirámide es el sueño de todo arqueólogo”; La líder del pionero estudio, dice estar muy sorprendida por lo mucho que ella y su equipo han descubierto.

Sin duda una investigación de  valor incalculable que aportará  muchos datos e información una vez se escave.

Extraído del blog Manuelcab19

Un humano desconocido vivió en Atapuerca.

Los expertos reconocen que no pueden identificar la mandíbula más antigua de Europa, hallada en Burgos.

La identidad del primer europeo acaba de diluirse en un misterio, por ahora, sin solución. Tras más de tres años de análisis, los responsables del yacimiento de Atapuerca acaban de reconocer que no saben a qué especie perteneció la mítica mandíbula de 1,2 millones de años que hallaron en esta sierra de Burgos en 2007 y que constituye el resto humano más antiguo de Europa.

En 2008, el fósil fue atribuido de forma provisional al Homo antecessor, la especie característica del yacimiento burgalés. Pero tras un análisis más completo sus descubridores señalan ahora que la mandíbula no basta para saber si su dueño fue un antecessoro una especie nueva que, de confirmarse, sería el nuevo primer europeo.

"De repente tenemos una duda tremenda, necesitamos encontrar más fósiles", apremia José María Bermúdez de Castro, codirector de las excavaciones. Su equipo planea presentar hoy estos resultados en Burgos y los publicará en el Journal of Human Evolution junto a una detallada descripción de las patologías dentales que presentaba aquel adulto misterioso a quien, según los datos, se lo comieron. "Es imposible saber quién se lo comió, pero pensamos que fue por competencia entre tribus", apunta Bermúdez de Castro.

El dueño de la mandíbula queda consignado ahora como Homo sp, es decir, un humano indefinido, desconocido hasta que aparezcan nuevos restos en la Sima del Elefante, la excavación de Atapuerca que araña el periodo más remoto de la prehistoria Europea en este rincón de Burgos. "En otros casos, el ADN ha permitido resolver las dudas, pero aquí es imposible por la antigüedad", explica Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca.

Hasta ahora, el reinado del antecessor en Atapuerca se extendía desde hace 1,2 millones de años hasta hace unos 800.000, fecha de los restos de otros individuos desenterra-dos en la Gran Dolina, otro yacimiento cercano a la Sima del Elefante (200 metros), pero separado por unos 400.000 años. Ahora, ese reinado se reduce y se hace más complejo.

Según el estudio de Bermúdez de Castro y el resto de su equipo, la parte exterior de la mandíbula muestra rasgos primitivos que emparentarían a su dueño con el Homo georgicus, que vivió hace unos 1,8 millones de años en Dmanisi(Georgia) y sería uno de los primeros humanos en haber dejado la cuna africana para adentrarse en Eurasia.

Sin embargo, la cara interna de la mandíbula es muy evolucionada. En esta parte, "a quien más se parece es a nosotros", reconoce Bermúdez de Castro.

"Creo que es bueno que sean cautos", opina Chris Stringer, investigador del Museo de Historia Natural de Londres, quien en 2010 anunció herramientas de piedra de hace 900.000 años desen-terradas en Inglaterra que pudieron ser hechas por el antecessor. "Esperemos que se encuentre más material que ayude a responder las incógnitas", señala.
Extraído de Público

La primera gran batalla se libró a porrazos.

Hallados cadáveres de una masacre del siglo XII a. C.


El río Tollense, al norte de Alemania, fue el escenario de la mayor y más antigua batalla de la que se han recuperado armas y restos humanos, según los autores de un nuevo estudio. Sucedió en el siglo XII antes de Cristo, en plena Edad del Bronce, y en ella pudieron caer más de cien personas cuyos huesos se han desenterrado a lo largo de 1,5 kilómetros de orilla.

"Es un grupo enorme, estamos ante un nivel de violencia que no se había visto hasta ahora", explica Thomas Terberger, antropólogo de la Universidad de Greifswald y responsable del estudio, que acaba de publicar la revista especializada Antiquity. Los restos incluyen 40 cráneos, ocho de ellos reventados. Algunos muestran boquetes en la parte frontal que evidencian luchas cuerpo a cuerpo. Otros tienen marcas de flechas, algunas aún incrustadas en el hueso. Los rastros de cicatrización prueban que en muchos casos las heridas fueron fatales, mientras al menos uno deja ver que el herido sobrevivió varios años. Junto a los cadáveres se ha hallado un arsenal con lanzas, flechas y dos mazos de madera que han sorprendido a los responsables de la excavación. "Cuando se piensa en la Edad del Bronce mucha gente imagina espadas cuenta Terberger, pero en lugar de eso encontramos lanzas, flechas y estos mazos, que son armas muy simples, pero muy efectivas". Entre los restos, que datan del año 1.200 a. C. , también hay caballos, lo que indica que hubo jinetes en una batalla en la que, según Terberger, "participaron cientos de guerreros y pudo durar semanas". "Todo esto parecen los restos de un Ejército primitivo, no muy bien equipado pero sí organizado", señala.

Aún es un misterio por qué se desató el combate, pero hay indicios de que pudo ser una invasión desde lo que hoy es la República Checa y Eslovaquia. "El grupo es demasiado grande como para tratarse de una batalla entre poblados, que por entonces tenían sólo tres o cuatro casas", señala Terberger. "Los huesos están perfectamente conservados y hemos podido extraer ADN", añade Harald Lübke, coautor del trabajo. "Esperamos que su análisis nos dé una respuesta sobre quiénes eran estas gentes", concluye.

Extraído de Público

Una "Pompeya" prehistórica en Girona.

Los esqueletos perfectamente conservados de un tapir y de un bóvido muestran la vida hace 3,3 millones de años.

Nadie diría que el Camp dels Ninots es un cráter. El terreno, a unos centenares de metros de Caldes de Malavella(Girona), prácticamente llano, es ahora un trigal alrededor del cual hay un puñado de casas desperdigadas. Sin embargo, se trata del cráter de un volcán que erupcionó hace unos cinco millones y medio de años y que tiene unos 600 metros de diámetro y unos 40.000 metros cuadrados. Se encuentra justo sobre una fallatectónica, la misma sobre la que yacen las conocidas fuentes termales de la localidad. Esas aguas, muy mineralizadas, fueron brotando hasta crear un lago. Allí abrevaba todo tipo de animales hace 3,3 millones de años, en el Plioceno superior. Y los fósiles animales y vegetales hallados en esta zona pueden arrojar nuevos datos para la investigación paleontológica.

Desde 2003, un equipo de investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), junto con geólogos, biólogos y paleontólogos de varias instituciones, han encontrado fósiles de bóvidos, tapires, un rinoceronte, infinidad de peces, ranas, anfibios... Ayer mostraron los esqueletos de un tapir y de un bóvido de aquella época, perfectamente conservados y articulados.

Gerard Compeny, del IPHES, codirector de la excavación junto con Bruno Gómez, explica que el proyecto nació en 2003 a raíz del hallazgo casual de unos huesos en las obras de un aparcamiento. Hasta ahora se ha excavado un 2% o 3% de los 40.000 metros cuadrados, y se ha alcanzado una profundidad de 65 metros: "Las secuencias abarcan un periodo de unos 100.000 años, más o menos una lámina de un milímetro por año".

Ocho años de hallazgos.

Las últimas excavaciones empezaron hace una semana y, día a día, casi hora a hora, fueron tomando forma los esqueletos completos de los dos animales. El primer hallazgo de un esqueleto articulado fue el de un bóvido, en 2004. Siguieron otros dos bóvidos, un rinoceronte y un tapir, a los que se suman los últimos restos. "Por la preservación de la zona, podríamos decir que estamos ante una especie de Pompeya del Plioceno", dice Compeny. "Es una verdadera foto de cómo era Europa cuando en África el australopiteco Lucy echaba a andar", añade.

Bajo el toldo que cubre las excavaciones, el paleontólogo holandés Jan van der Made, del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, valora que los esqueletos estén perfectamente articulados. "Las aguas del volcán son muy ricas en minerales, lo que permite una buena conservación, ya que los huesos absorben esos minerales", dice. "Los premolares nos indican que comían hierba, pues la hierba contiene fitolitos [sílice, como si fueran pequeños cristales]", observa Van der Made, indicando los dientes del tapir.

Eduardo Barrón, biólogo del Instituto Geológico y Minero de España, destaca la importancia de que se hayan encontrado también fósiles vegetales, porque explica cómo era la zona. "Hemos encontrado plantas acuáticas, que demuestran que las aguas eran claras, ya que pasaba la luz; vegetación de orilla, cañas y cañaverales; de ribera, chopos, sauces...; y alrededor, bosques de laurel, lo que indica que el clima era subtropical", cuenta Barrón.

Extraído de Público

Curiosidad: tu ciudad al detalle.


Página para acercar cualquier lugar o edificio hasta el datalle:

Simios descienden de los Seres Humanos – NO al revés.

El hombre no desciende del mono. Lo que está más cerca de la verdad es que nuestros primos los arrastradores de nudillos descienden de nosotros.

Esa es una de las impactantes nuevas teorías que se extrae de una serie de documentos de antropología publicados el viernes en una edición especial de la revista Science.

Los científicos dicen que un fósil de 4.4 millones de años de edad, llamado Ardi – abreviatura de Ardipithecus ramidus – desciende del “eslabón perdido”, o del último ancestro común entre humanos y simios.

El esqueleto de la mujer de 4 pies, 110 libras con características fisiológicas que tiene mas semejanza con los seres humanos de hoy en día que a los simios contemporáneos, lo que significa que ellos evolucionaron de criaturas de apariencia humana – no al revés.

El esqueleto parcial “es probablemente el descubrimiento más importante que hemos tenido todavía”, dice Owen Lovejoy, uno de los autores principales en el diario.

“Es transformadora. Esto es mucho más cerca de todo lo que usted llamaría el eslabón perdido, que todo lo que alguna vez se ha encontrado,” dice Lovejoy, un antropólogo de la Universidad de Kent en el Estado de Ohio.

Entre otras cosas, la investigación sobre Ardi sugiere que los seres humanos son mucho más primitivos, en un sentido evolutivo, que los grandes simios de hoy – como los chimpancés y los gorilas - los cuales han continuado evolucionando del eslabón perdido.

“De alguna manera estamos diciendo que la vieja idea de que evolucionamos a partir de un chimpancé es totalmente incorrecto”, dice. “Es más correcto decir que los chimpancés evolucionaron de nosotros”.

Lovejoy dice que los chimpancés experimentaron cambios evolutivos más profundos en la espalda, pelvis, extremidades, manos y pies, a como se adaptaban a la vida en los árboles, que la de la línea de los homínidos de la especie en posición vertical, que se desarrolló en los seres humanos.

“Los homínidos, resultan ser,  bastante primitivos”, dice.

Lovejoy explica que el actual eslabón perdido - o último ancestro común en el lenguaje científico – pudo haber primero surgido unos seis millones de años antes de Ardi.

Pero Ardi, mientras que más allá de la fase de acoplamiento inicial, posee suficientes rasgos de simio y homínido para mostrar lo que los antepasados comunes en verdad habría lucido, dice.

Es el primer hallazgo que tenemos que es muy informativo acerca de lo que el último ancestro común era. “

Junto con reventar el supuesto linaje mono-a-hombre, dice Lovejoy, Ardi ha destruido las teorías existentes acerca de cómo, dónde y por qué nuestros ancestros comenzaron la práctica de caminar en posición vertical.

En primer lugar, dice, ninguno de nuestros antepasados eran como los “caminadores en nudillos” que se muestran en el inicio de las famosas alineaciones de la decendencia del humano.

El loping, los nudillos hacia abajo que caracteriza el caminar de los gorilas sobre el suelo, es el resultado de la espalda rígida que desarrollaron para la ayuda en sus acrobacias arbóreas.
Homínidos como Ardi, Lovejoy dice, tenian espalda baja flexible, la cual les permitia mantenerse en pie. Y aunque a menudo ellos habrian tenido las palmas hacia abajo sobre el suelo como los monos, ellos eran bípedos en mayor parte del tiempo.

Pero ¿por qué Ardi y sus familiares evolucionarian esta práctica peatonal en el primer lugar?
El pensamiento tradicional, Lovejoy dice, es que nuestros antepasados primero se mantenieron de pie para ver mejor al acecho de depredadores y presas potenciales, después de haber salido caminado sobre nudillos del bosque a las hierbas de las sabanas de África.

Pero Ardi, como dicen dos de los blog que muestran los documentos, caminó alto en un entorno arbolado, donde los árboles hubieran negado la mejoria de visión a la altura adherida, agregó.

Encontrado en la zona del Triangulo Afar de Etiopía en 1992, el incompleto esqueleto de Ardi fue reconstruido a partir de unos 100 fragmentos de huesos los cuales tardaron tres años en ser descubiertos por completo. Mientras que el área es ahora desierto, era bosque semideciduo cuando la criatura vivió, dice Kathlyn Stewart, una científica canadiense del  Museo de la Naturaleza en Ottawa, que colaboró en uno de estos papeles.

Vuelve 4,400,000 años atras y encontraras a Ardi escalando en los árboles, y en posición vertical sobre el terreno, sus pies plantados cómodamente en ambos mundos.

“Esta cosa es a la vez arbórea y terrestre,” dice Lovejoy. “Su pelvis es una especie de mosaico, la parte superior se adapta a la posición vertical a pie, pero la parte más baja está adaptada para trepar árboles.”

A diferencia del anteriormente conocido pre-humano – una criatura conocida como Lucy, que vivió 1,200,000 años más tarde- Ardi todavía tenía el dedo oponible grande de un trepador de árboles.

Sin embargo, los machos de su especie también tenía los dientes caninos pequeños que distinguen a los seres humanos de grandes simios.

Este detalle dental, dice Lovejoy, es una pista clave para el misterio del caminar.

Los monos macho con caninos pequeños son menos capaces de luchar contra los competidores, Lovejoy dice, y tendrían que ofrecer algo más a las mujeres para favorecer en el apareamiento.

“En lugar de los hombres ganando acceso a las hembras por medio de  la amenaza hacia otros machos… ellos fueron obteniendo el acceso a las hembras, proporcionándoles alimentos,” dice. Caminar erguidos hizo más fácil el acarreo de los alimentos a través de su entorno arbolado.

“Así que la entera teoría de la sabana (de pie) se ha ido también.”

En un análisis independiente de la investigación, Alan Walker, un paleoantropólogo de la Universidad Estatal de Pennsylvania, llamo el fósile de Ardi “extraordinario “.

“La anatomía de esta combinación de comportamiento es muy inesperado, y es seguro para causar considerable repensar no sólo de nuestro pasado evolutivo, sino también la de nuestros parientes, los grandes simios.”

Extraído de Diario Banafrit

A la caza de homínidos en La Boella.

Los paleontólogos de La Boella guiaron a la Fundació Gresol por el yacimiento. En la nueva excavación se ha encontrado más herramientas y huesos de un millón de años. Hallar restos humanos es el objetivo.

A los miembros de la Fundació Gresol se les hace difícil imaginar que la T-11 era antes algo parecido a la sabana africana. En esta visita por La Boella se esfuerzan en pensar que hace un millón de años por aquí campaban alegremente rinocerontes, caballos, leones, ciervos o hipopótamos. Así lo atestiguan los restos encontrados aquí, cerca de La Canonja, en cuatro últimos años de fascinantes hallazgos, que han colocado al lugar entre los referentes de la paleontología a nivel europeo, a la altura de Atapuerca.

De hecho, el yacimiento burgalés comparte contemporaneidad con el de la Boella. «Estamos hablando del Homo Antecessor», indica Eudald Carbonell, director del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, y uno de los guías de la visita. La ruta comienza en el yacimiento de La Mina, ubicado en un punto estratégico lleno de humedales a los que acudían los animales allá por el pleistoceno inferior final. «Estamos en un gran yacimiento que se extiende desde más allá del aeropuerto de Reus hasta el mar», indica Isabel Cáceres, mientras va respondiendo las preguntas de la comitiva. La del millón: «¿Se han encontrado restos humanos?». Responde Isabel Cáceres: «No, pero no perdemos la esperanza de localizar huesos humanos. De momento sólo hemos encontrado de animales y de herramientas que utilizaban entonces los homínidos, así que sabemos que estuvieron por aquí. Y hemos encontrado marcas en los huesos de los animales». Sílex o picos, que van de diseños primitivos a estructuras más complejas, son herramientas comunes en el lugar.

Los hallazgos más recientes en la nueva excavación, iniciada el 2 de mayo, van en la línea de lo encontrado el año pasado: restos de piedra, fauna y madera con una antigüedad que oscila entre 800.000 y un millón de años.

Durante estos días se sigue descubriendo material, valiosa información para contrastar la hipótesis de que aquí se asentaron las primeras poblaciones catalanas. De hecho, la investigación puede ir más allá. «Se puede estudiar la primera ola migratoria de África hacia Europa, sucedida hace un millón de años», dice el director de la excavación en la Boella, el doctor Josep Vallverdú. Luego, el séquito se dirige hacia el Forn, donde se han encontrado los restos de mamut, la joya de la corona de este yacimiento, a falta de que cualquier día se hallen anhelados fósiles de homínidos en alguna pared de este barranco. Serían los restos más antiguos de toda Catalunya, como aclara el doctor Vallverdú.

Isabel Cáceres muestra algunos de los hallazgos más recientes: un hueso que tiene aspecto de piedra. «Es difícil saber a qué animal pertenecía. Puede ser un húmero, un fémur, una tibia o un radio. Al menos, sabemos que se trata de un animal no muy grande, de talla mediana».

Los paleontólogos trabajan en espacios de 40 metros cuadrados. Una estación robotizada permite gestionar los datos mediante un sistema informático. Los miembros de la Fundació Gresol disfrutan a cada paso, sabiéndose exploradores en Parque Jurásico. Se interesan por los sustratos de colores que en las paredes del barranco marcan el paso de los milenios. Más allá de un millón de años, es casi imposible encontrar restos aquí, junto a la T-11, en lo que un día fueron espacios amplios y abiertos rodeados de lagos.

Extraído de Diario de Tarragona

En busca del último neandertal.



 El hallazgo en los Urales de herramientas de 33.000 años de antigüedad hace sospechar a los científicos que esta especie humana desapareció miles de años más tarde de lo que se creía y convivió un largo tiempo con los humanos.

El hallazgo en los Urales, al norte de Rusia, de 313 herramientas con 33.000 años de antigüedad ha reavivado el fuego alrededor de algunas de las cuestiones más inquietantes de la Paleontología: ¿Hasta cuándo sobrevivieron los neandertales? ¿Durante cuánto tiempo convivió esta "segunda especie inteligente" con la nuestra? El hallazgo, que aparece esta semana en Science, podría ayudar a encontrar respuestas a preguntas que, hoy por hoy, siguen sin contestar.
Hace 33.000 años ya había en Europa hombres "como nosotros". Nuestra especie, en efecto, llegó al continente europeo hace alrededor de 40.000 años y allí se encontró con otros pobladores mucho más antiguos y que desaparecieron al poco tiempo de nuestra llegada. ¿Qué fue exactamente lo que pasó?
Lo cierto es que no existen en todo el viejo continente restos de neandertal que sean más antiguos de 40.000 años. Pero el hallazgo de un completo juego de herramientas en los montes Urales podría adelantar esa fecha en varios miles de años. Por desgracia, no existen restos humanos asociados a esas herramientas. Es decir, no han aparecido los cuerpos de sus constructores.
A pesar de ello, parece claro que fueron fabricadas con una tecnología mucho más antigua de la que utilizaban en ese momento los humanos modernos. Y si no fueron ellos, nuestros antepasados directos, entonces tuvieron que ser hechas por un grupo de neandertales, una pequeña población que, por algún motivo, logró sobrevivir en aquella gélida región (cerca del Círculo Polar Artico) mientras que sus congéneres se extinguían por todas partes sin remedio.
La "sustitución" del hombre de neandertal por nuestra propia especie no se hizo en un día, sino que fue un proceso que duró varios miles de años (muy poco para la desaparición completa de una especie). Ahora bien, ¿Cuánto tardaron exactamente en extinguirse por completo? ¿Dónde y cuándo vivió el último hombre de neandertal?
Relaciones con humanos.
Si el hallazgo de los Urales se confirma, estaríamos, precisamente, ante algunos de los últimos representantes de una clase de ser humano que vivió a sus anchas en Europa durante por lo menos 350.000 años. Y que fue sustituido en muy poco tiempo por otro tipo de hombre recién llegado: nosotros.
El autor principal del artículo, Ludovic Slimak, ha estudiado a fondo las herramientas y asegura que son directamente comparables con otras, mucho más antiguas, asociadas sin lugar a dudas a asentamientos de neandertales. Slimak y sus colegas han logrado encontrar en el yacimiento de Byzovaya, hasta 313 herramientas, esparcidas junto a restos de mamut y otros animales. Las herramientas consisten en raspadores, núcleos y artefactos de piedra, y todos ellos con las características distintivas y el estilo de fabricación propio de tiempos mucho más antiguos, del Paleolítico Medio. No hay cuchillos ni hojas afiladas y cortantes, algo que, en el Paleolítico Superior, sí que utilizaban los pobladores de nuestra propia especie.
Si se logra encontrar allí algún resto de neandertal que confirme sin lugar a dudas la autoría de estos artefactos, significaría que las dos especies humanas inteligentes, la de los neandertales y la nuestra, coexistieron durante un tiempo mucho más largo del que se creía.
Investigaciones recientes han demostrado ya que el 4% de nuestros genes son una herencia directa del hombre de neandertal. Quizá nuestro contacto con ellos fue mucho más intenso y directo del que ese exiguo porcentaje parece sugerir.
Extraído de ABC

La prestigiosa arqueóloga Alicia Canto defenderá este viernes que la Batalla de Baécula tuvo lugar en Bailén


La profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, desde el principio se mostró escéptica con las teorías del profesor de la Universidad de Jaén, Arturo Ruiz, que desde 2004 sitúa esta Batalla en Santo Tomé.

Así, en esta conferencia explicará los principales motivos para desechar esta hipótesis, las razones de índole estratégica, de recursos y posición privilegiada que aconsejan seguir buscando la perdida Baecula en el entorno de Bailén, y cómo la arqueología de campo (base principal para la propuesta de Santo Tomé) tiene sus límites.

La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Bailén ha anunciado que el próximo viernes 13 de mayo, a las 20:00 horas en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura, tendrá lugar una conferencia en la que la prestigiosa arqueóloga Alicia Canto defenderá que la Batalla de Baécula (208 a.C.) tuvo lugar en Bailén.

La profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, desde el principio se mostró escéptica con las teorías del profesor de la Universidad de Jaén, Arturo Ruiz, que desde 2004 sitúa esta Batalla en Santo Tomé, una hipótesis que Alicia Canto desechará el próximo viernes con argumentos en su conferencia bajo el nombre “Bailén y la Batalla de Baecula (208 a.C.): Reflexiones sobre los límites de la Arqueología de Campo”.

La doctora Alicia Canto y de Gregorio es miembro del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid y Profesora Titular de «Epigrafía y Numismática», impartiendo las asignaturas relativas a la Epigrafía, tanto general como de la Península Ibérica, también en másters, así como cursos de Doctorado preferentemente dedicados a la Arqueología Clásica y a su relación con la Epigrafía y la Historia Antigua. Ha ejercido además docencia y realizado investigación en diferentes universidades (Complutense de Madrid, Sevilla y Santiago de Compostela).


Desmontando la ubicación de la Batalla de Baécula en Santo Tomé.

Tal y como señala Alicia Canto, “tradicionalmente se ha venido considerando por los principales estudiosos nacionales e internacionales que el entorno de la ciudad de Bailén fue el escenario de la batalla de Baecula, que tuvo lugar en el año 208 a.C. entre los ejércitos romanos y cartagineses con victoria de los primeros por abandono y fuga hacia Italia de los segundos. Nunca hasta ahora, sin embargo, se ha podido ubicar la famosa Baecula, ni el lugar concreto de la célebre batalla”.

“En el año 2004, continua explicando Alicia Canto, el Profesor Arturo Ruiz, director del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, anunció que la buscada Baecula se ubicaba junto al municipio de Santo Tomé, unos 60 km al este de Bailén. Como resultado de distintos proyectos de investigación y prospección, y presentaciones en distintos congresos y centros de estudio, durante los años siguientes esta tesis se ha ido afianzando hasta ser considerada como cierta”.

A este respecto, la Profesora Alicia Canto, de la Universidad Autónoma de Madrid, que desde el primer momento, tras el estudio más detenido de las fuentes romanas disponibles (sobre todo Polibio y Tito Livio) y otros aspectos, se manifestó escéptica hacia la nueva propuesta, explicará en esta conferencia los principales motivos para desecharla, las razones de índole estratégica, de recursos y posición privilegiada que aconsejan seguir buscando la perdida Baecula en el entorno de Bailén, y cómo la arqueología de campo (base principal para la propuesta de Santo Tomé) tiene sus límites.

Numerosos hechos la sitúan en Bailén.

Por su parte, desde el Ayuntamiento de Bailén se recuerda que existen numerosos hechos que sitúan la Batalla de Baécula en Bailén y que el Consistorio siempre ha defendido. En esta línea, el Concejal de Cultura, Francisco Antonio Linares recuerda que ”materiales, yacimientos, referencias historiográficas romanas, el parecido toponímico entre Bailén y Baécula, las opiniones de otros prestigiosos expertos, la proximidad de Cástulo, la cercanía a los ríos Guadiel y Guadalquivir, la orografía, la presencia de instalaciones mineras, el ser nudo neurálgico de comunicaciones desde tiempo inmemorial, etcétera, hacen pensar en ese sentido”.
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Extraído de Bailén Virtual

Descubren un nuevo tramo desconocido de 137 kilómetros de la Gran Muralla China.


La Gran Muralla China mide 137 kilómetros más de lo estimado hasta ahora. Así lo indica el descubrimiento de un nuevo tramo desconocido hasta ahora en la provincia central china de Henan, según ha informado este martes la agencia oficial Xinhua. Con el nuevo hallazgo, el emblema chino alcanza los 8.988'8 kilómetros de longitud.

El tramo descubierto mide unos 137 kilómetros, de los que 30 se encuentran en buen estado, y la estructura data de la era de los Estados Combatientes, hacia el siglo II a.C., según fuentes oficiales. La estructura habría sido construida por el Reino de Chu, uno de los que pocos años después sería unificado con otros de la región para crear el primer imperio unido de China, durante la dinastía Qin.

La Gran Muralla propiamente dicha se formó en esos años, por orden del Primer Emperador chino, Qin Shihuang, uniendo los tramos que diversos reinos y tribus de la zona habían construido desde el siglo VII a.C. para defenderse de los pueblos vecinos, principalmente los nómadas del norte de Asia.

Algunos de los tramos más antiguos se hallan en las provincias de Henan y
Hubei, cientos de kilómetros más al sur que los más famosos y visitados del monumento, en Pekín y otras zonas próximas a la actual Mongolia.

Extraído de 20 minutos

Los chimpancés hablan, mienten y hacen poesías con el lenguaje de signos. Usan más de 100 signos.

El matrimonio estadounidense Deborah y Roger S. Fouts ha dedicado su vida a combatir la idea de que el lenguaje es el "último bastión" de la singularidad humana y el resultado ha sido más de 40 años de trabajo con unos chimpancés que no sólo han aprendido a comunicarse con el lenguaje de signos, sino a mentir y hacer poesía.

Esta pareja de psicólogos comparativos, del Instituto de Comunicación entre Humanos y Chimpancés de la Central Washington University, se jubilará el próximo verano sabiendo que han cumplido su misión y que han podido "cerrar la boca" a muchos científicos -entre ellos al lingüista Noam Chomsky- que durante décadas negaban esta posibilidad comunicativa, explican en una entrevista con Efe.

Los Fouts fueron continuadores de los trabajos iniciados en los 60 por otro matrimonio -los también psicólogos Allen y Beatrice Gardner- a quienes la NASA cedió la chimpancé Washoe después de que la agencia espacial abandonó su investigación con "chimponautas".

Cuatro palabras en seis años.

Washoe fue introducida en un ambiente humano donde sólo se hablaba el lenguaje de sordomudos, una vía muy diferente a la de equipos que, décadas antes, habían intentado enseñar lenguaje oral a una chimpancé que en seis años sólo pudo pronunciar, y no claramente, cuatro palabras: "mamá", "papá", "taza" y "arriba", explica Roger simulando los sonidos que salieron de la boca de la primate.

Los Gardner y su equipo, donde Roger era becario, creían que la vocalización de los chimpancés era involuntaria, como el sonido que hace un humano si se golpea el dedo con un martillo. Apostaron por aprovechar el movimiento natural de sus manos (como utilizan los ejemplares salvajes, con dialectos propios) y decidieron criar a Washoe como una niña sorda, con el lenguaje de signos de EEUU.

La primate aprendió más de un centenar de signos viendo cómo se comunicaba el equipo, y así podía pedir comida o que le rascasen, o expresar conceptos complicados como "estoy triste" o pedir perdón.

Demasiado 'humana'.

Pero la vida doméstica con Washoe se hizo complicada. Cuando los Gardner decidieron cederla a un centro de Oklahoma, Roger no quiso dejarla sola en aquel laboratorio -donde iba a pasarlo mal en jaulas junto a unos congéneres a los que llamaba "bichos negros"- y logró que la trasladaran con él a Washington para seguir investigando, hasta la muerte de la chimpancé en 2007.

En todos estos años, el matrimonio de investigadores, que ha pasado por Barcelona invitado por CosmoCaixa y la Fundación Mona, pudo ver cómo Washoe trasladó el lenguaje a su "familia", Tatu, Dar y Loulis -una cría adoptada que aprendió los signos sin intervención humana- hasta niveles sorprendentes: llegaban a hablar ellos solos mientras "leían" una revista, ya que son capaces de poner nombre a lo que ven en las fotos (bebida, comida, helado, zapatos...).

"Hablan como una familia; si unos discuten, se intenta poner paz; cuando Loulis le quitaba una revista a Washoe, ella le maldecía y le decía 'sucio'", explica Deborah, que indica que los primates también saben utilizar los signos para mentir.

Así se ve en una grabación en la que Dar hizo creer a Washoe que Loulis le había pegado y se tiró al suelo señalándole y pidiendo con signos a su madre un "abrazo", que además acabó regañando al supuesto agresor, una infantil malicia típica de Bart Simpson o de un delantero en el área pequeña.

La poesía de los grandes simios.

Más sorprendente si cabe fue otra grabación en la que uno de los chimpancés repetía "llorar, llorar; rojo, rojo; silencio, silencio; divertido, divertido", un enigma para el equipo hasta que un amigo poeta de la pareja apuntó que los signos de estas palabras eran similares y que se trataba de una aliteración de la lengua de signos, ¡¡una composición poética!!

"Hay evidencias de que son capaces de aprender los signos, de ordenarlos y conversar, tienen una sintaxis, incluso son capaces de inventar y transmitirlos", remarca Roger Fouts.

Aunque se jubilarán de su trabajo en la universidad para dedicarse a sus cinco nietos a los que ven poco, reconocen que seguirán yendo a ver a sus otros "nietos" chimpancés. "No podemos decirles que tenemos 68 años y nos jubilamos; iremos a verles aunque ya no cada día", adelantan.

Los Fouts están satisfechos de la prohibición de las corridas de toros en Cataluña y confían en que se extienda al resto de España. "Con nuestros compañeros animales hemos tenido una relación de explotación, los hemos tratado como esclavos; ahora, aunque poco a poco, al menos estamos pasando al camino de compasión", afirma esperanzado el científico, crítico con el trato que aún se da a los chimpancés en muchos laboratorios de EEUU.

La pareja lamenta que la difusión de sus sorprendentes investigaciones no hayan servido para detener el maltrato a estos primates, pero confía en que éstas lleguen a las escuelas y que provoquen un cambio de actitud en las nuevas generaciones.

Extraído de El Mundo

Homo viajens.

Las migraciones habrían empezado hace 70.000 años en las colinas africanas, cuando la sequía ponía en peligro a nuestra especie. Se estima que en el futuro seguirán hacia zonas costeras. Genética, Arqueología y Demografía: cómo se unieron para estudiar los desplazamientos humanos.

La decisión humana de encaminarse al horizonte en busca de un futuro mejor podría haber nacido hace unos 70.000 años, en África. Lo cierto es que parece que ese espíritu aventurero no cambiará, al menos en un futuro cercano. Diferentes estudios sobre poblaciones provenientes de disciplinas como la genética, la arqueología y la demografía muestran que la necesidad de viajar es un signo distintivo del Homo sapiens.


Tal vez, el intento más ambicioso para reconstruir la enorme travesía humana es el Proyecto Genográfico, una iniciativa en la que se aliaron la National Geographic Society, IBM y la Waitt Family Foundation. Usando una de las herramientas más confiables, la herencia genética que se transmite casi sin cambios a través de miles de generaciones, este programa propone registrar los primeros pasos de esa larga caminata que empezó en el Este de África y colmó el planeta de gente. Gente que no tiene en mente quedarse quieta, por lo menos en los próximos 20 años. Según otro estudio, esta vez liderado por el Center of Climate Systems Research de la Universidad de Columbia, la población se concentrará cada vez más en las zonas que ahora tienen mayor densidad.

Las costas, donde se aglutinan la mayoría de los centros poblados del planeta, seguirán atrayendo multitudes por la facilidad en el acceso a sus recursos económicos y su bonanza climática. En el 2025, la densidad de población de las franjas de tierra de 100 kilómetros que costean el mar aumentará en un 35% respecto de la que vivía en 1995. Si se da crédito a la hipótesis de un calentamiento global, ese desplazamiento expondrá a 2.750 millones de personas a los riesgos del crecimiento del nivel del mar.

Tal vez ese problema se resuelva con un nuevo viaje desde la costa hacia el interior. Antes de aventurarlo, conviene volver a los primeros pasos que dieron un centenar de hombres en África, 70.000 años atrás.

Aquella vez no habría sido una inundación, sino una gran sequía producida por el comienzo de la glaciación lo que impulsó a los primeros viajeros a buscar una vida mejor. Rush Spencer Wells, el notable genetista de la Universidad de Stanford que lidera el Proyecto Genográfico, sostiene que el hombre moderno (Homo sapiens sapiens) dejó su territorio natal en el Este de África y empezó su travesía siguiendo el desplazamiento de los animales hacia el Norte. “Por entonces, se produjo un salto cuántico en la capacidad de nuestro cerebro, lo que permitió la fabricación de herramientas más complejas, la aparición del arte y la posibilidad de planear el futuro, lo que llevó al Homo sapiens hacia distintos lugares”, explica Wells, experto en genética de poblaciones.

Wells se basa en otro recorrido, en sentido inverso, a través de los paralelismos genéticos hallados entre las poblaciones actuales y restos fósiles. Este camino científico tiene, apenas, 25 años. En la década del 80, un grupo de científicos de la Universidad de Stanford había probado que era posible analizar pequeñas cantidades de ADN para trepar las ramas del árbol genealógico de nuestra especie.

Sucede que el código genético humano es 99,9 % idéntico en toda la especie. El 1% restante es lo que nos hace diferentes y, también, lo que se transmitirá a la descendencia.

Así, varias generaciones después se mantendrá el mismo marcador genético en dos personas que comparten el mismo antepasado. Si se comparan esos marcadores en distintas poblaciones, los científicos pueden trazar conexiones y hallar un origen común.

Hay dos componentes genéticos a los que Wells y los suyos prestan más atención. Uno, llamado ADN mitocondrial, pasa intacto por vía materna; el otro, el cromosona Y (que determina el sexo masculino), se mantiene de padre a hijo.

Esta herencia ayuda a rastrear grupos de poblaciones diferentes en el mundo con ancestros comunes. Ahora, puede dar una idea de dónde y cuándo esos grupos partieron para iniciar su gran migración a través del planeta.

El científico argentino Alejandro Stolovitzky lidera el área de Sistemas Biológicos de la iniciativa. “Desarrollamos algoritmos, que son fórmulas matemáticas que vinculan variables genéticas según una teoría biológica. Pero, a veces, los biólogos nos enamoramos mucho de una hipótesis y descartamos otras. La capacidad de procesamiento informático borra los límites y permite someter los datos obtenidos a muchas teorías diferentes. Luego, otros algoritmos comprueban el margen de error que tiene cada resultado y ayuda a tomar decisiones más acertadas”, explica Stolovitzky a NEO.

Los datos son analizados con las poderosas computadoras que IBM tiene en el Centro de Investigación Thomas J. Watson, en Nueva York. El Proyecto Genográfico espera reunir 10.000 muestras genéticas, cuyas secuencias se examinarán a través de estos algoritmos.

Si los genetistas no se equivocan, la “Eva” de la que descendemos los 6.500.000 millones de personas que vivimos hoy, nació en África hace unos 150.000 años. Y, aunque no era la única mujer viva en su tiempo, ella se cruzó con un “Adán” de cromosoma Y. “Ellos –explica el genetista inglés Brian Sykes, de la Universidad de Oxford– iniciaron un linaje que empezó con 7 hijas mujeres de las que todos somos parientes.”

De nuevo en la ruta, parece que un centenar de descendientes de aquella pareja emprendió un viaje hacia tierras más hospitalarias, dejando África hace 70.000 años.

 Soy moderno.

Algunos científicos, entre ellos Richard Klein, paleoantropólogo de la Stanford University, sostienen que las migraciones determinaron una revolución en la conducta, ya que debió incluir el tallado de herramientas más sutiles y la ampliación de sus redes sociales. Una mutación genética que afectó al cerebro causó la aparición repentina del lenguaje e hizo a nuestros ancestros modernos. El Homo sapiens sapiens estaba listo para colonizar el mundo. Pero para otros, hay herramientas labradas y otros rastros de conducta moderna dispersos por África mucho antes de la emigración. “Esta no es una revolución sino un proceso que tomó 200.000 años”, asegura Alison Brooks, de la George Washington University.

Los primeros migrantes dejaron otra duda a su paso. ¿Fue un grupo o dos los que abandonaron África? Las evidencias arqueológicas muestran que pudieron haber tomado dos caminos para cruzar Asia. Uno, remontando el valle del Nilo para cruzar la península del Sinai hacia el Este. El otro, por el estrecho de Bab el Mandeb, la boca del Mar Rojo, hacia la península arábiga. Se cree que en plena era del hielo, aquellos viajeros habrían cruzado con canoas primitivas un curso de agua de pocos kilómetros de ancho (hoy mide 30 kilómetros). Por efectos de la glaciación, el nivel del mar era muy bajo. Una vez en Asia, los indicadores genéticos sugieren que la población se dividió. Un grupo se quedó en Oriente Medio, pero el otro rodeó la Península Arábiga por la costa, siguió hasta la India y llegó al sudeste de Australia hace unos 45.000 años. Allí, en el yacimiento arqueológico de Lago Mungo, aparecen los que podrían ser los restos más antiguos de un Homo sapiens, lejos de África.

Cada generación podría haber recorrido sólo 2 kilómetros para completar ese viaje costero. “Posiblemente fue un movimiento imperceptible –advierte Wells–. Antes que una travesía planificada, tal vez trataban de caminar un poco por la playa para escapar de la multitud”.

La reconstrucción de ese viaje costero plantea varios enigmas. Algunos grupos indígenas de las Islas Andaman, en Myanmar, otros en Malasia y en Papúa Nueva Guinea comparten rasgos genéticos con los viajeros africanos.

Pero la arqueología mete la cola y siembra dudas sobre el vínculo entre los antiguos australianos y los pobladores de África. Paul Mellars, profesor de Prehistoria y Evolución Humana del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge, en Gran Bretaña, advierte en la revista Science que el gran enigma pendiente radica en las diferencias entre el desarrollo tecnológico alcanzado por los antiguos africanos y el de sus descendientes, quienes poblaron el este de India y Australia.

Las herramientas de piedra halladas en el sudeste de Asia y Oceanía muestran un desarrollo mucho más primitivo que las de la Mediana Edad de Piedra africana, basadas en tecnologías de laminado, típicas del Paleolítico Superior.

Sin embargo, las africanas son anteriores. Mellars plantea que la respuesta a esta paradoja podría hallarse en las exigencias ambientales que enfrentó cada grupo humano. “Tal vez la explotación de los recursos costeros no requirió el desarrollo de utensilios más avanzados como sí lo hizo la cacería de grandes mamíferos terrestres”, advierte Mellars. Así, en el camino hacia Australia, las tradiciones tecnológicas se habrían perdido por falta de uso. Determinar esto no es fácil: las playas que esos viajeros transitaron hoy están cubiertas por el Océano Índico, que en plena Era del Hielo tenía un nivel muy inferior.

Mientras esto ocurría, otros grupos se dispersaban por Asia Central y Europa, más al norte. Los datos recogidos por el Proyecto Genográfico muestran que en esas regiones los linajes son otros. Lo cual indica que pertenecen a una rama diferente de emigrantes africanos.

Una de estas corrientes migratorias, llegó a Siberia hace 40.000 años, aunque en el camino hubo varias ramificaciones genéticas. En la que hoy es una de las regiones más inhóspitas del mundo, se asentaron los Chuchkis, quienes se cansaron de viajar y siguen poblando Siberia aún con las temperaturas actuales, menores a los 70 grados bajo cero.
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El gran cruce.


Pero hace 13.000 años algunos se separaron de esa comunidad. Se cree que no más de 10 personas pasaron a Alaska e iniciaron el poblamiento de América, según Theodore Schurr, especialista en ese proceso, uno de los capítulos más polémicos de la historia de la Humanidad.

Más allá de las historias que vinculan a los primeros americanos con leyendas como las de la Atlántida o con un grupo de israelíes antiguos, el Hombre de Kennewick, un esqueleto de 9.300 años de antigüedad hallado en Washington, EE.UU., probó gracias a sus características caucasoides que los primeros americanos vienen del norte de Europa y Asia.

Pero el consenso científico generado por Kennewick fue resquebrajado otra vez por nuevos hallazgos arqueológicos. Los yacimientos de Meadowcroft Shelter, en Pensilvania (EE.UU.), y de Monte Verde, Chile, mostraron restos de hombres modernos que son anteriores a la fecha del supuesto cruce por Alaska, 16.000 y 14.000 años, respectivamente.

Si los genetistas quisieran acusar a los arqueólogos de un supuesto celo profesional, tropezarían con otro problema. Un estudio publicado en la Revista Argentina de Antropología Biológica muestra que los linajes de los pobladores jujeños actuales tienen una antigüedad de 13.012 años. Para Verónica Martínez Marignac, genetista de la Universidad Nacional de La Plata, los aborígenes americanos habrían llegado desde Siberia hace unos 22.000 años. “El 90% de las comunidades indígenas argentinas, paraguayas y del sur de Chile comparten un mismo marcador en el cromosoma Y, lo que indica que tienen un ancestro en común de entre 13.500 y 58.000 años”, explica la investigadora.

Wells sostiene que los primeros americanos podrían haber bajado hacia el Sur en sólo unos cientos de años, a causa de un crecimiento fuerte de la población. “Estaban en un continente poblado de animales grandes, pero inocentes en la lucha contra predadores inteligentes como el Homo sapiens”, señala.

El ADN de los aborígenes americanos vivos puede saldar el debate. Hasta ahora no demostró que América del Sur y del Norte hayan sido pobladas por una única temprana migración o en dos o tres oleadas diferentes, lo que sugiere un amplio rango de fechas entre 20.000 y 15.000 años atrás.
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Rumbo al futuro.


“Gran parte de la historia solo puede ser imaginada”, afirma Jody Hey, una demógrafa y genetista de la Rutgers University. “La ciencia –agrega– no tiene todas las respuestas”. Pero puede intentar pronósticos para enfrentar mejor lo que viene. Uno de ellos, liderado por el Center of Climate Systems Research de la Universidad de Columbia, hizo un cálculo sobre cómo se redistribuirá la gente hasta el 2025.

A partir de dos mapas que mostraban la densidad de población en 1990 y 1995, se dividió al mundo en nueve millones de cuadriculas. Se analizó el crecimiento y movimiento demográfico que hubo en cada una de ellas y se extrapoló esos cambios a 2025.

Según el estudio, en ese año la Tierra tendrá 7.900 millones de habitantes (1.400 más que los actuales). Esa población se concentrará más que hoy en el Sudeste asiático y la costa este de América del Norte y algunas regiones de Europa Occidental; mientras que zonas como el sur y este de Europa y Japón, así como el África Subsahariana y América del Sur, perderán pobladores. Se supone que las primeras escalas de los futuros emigrantes serán los países más desarrollados. Pero no se sabe donde seguirá. El viaje humano nunca termina.
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Extraído de Papeles y pixeles