En 1975, arqueólogos italianos hallaron en la antigua Ebla un conjunto excepcional de textos cuneiformes de 4.000 años de antigüedad.
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La antigua Ebla. Vista aérea de Tell Mardikh, en el norte de Siria, identificada con la antigua Ebla por los arqueólogos Matthiae y Pettinato en la década de 1970. |
A unos 60 kilómetros al suroeste de Alepo, en Siria, se alza una imponente colina llamada Tell Mardikh. Se trata de un típico tell, un montículo artificial resultado de una antigua ocupación humana. El lugar sufrió numerosos saqueos, pero los arqueólogos, por su parte, lo ignoraron durante largo tiempo. Hasta que, a finales de la década de 1950, unos aldeanos que realizaban labores agrícolas descubrieron allí una magnífica pileta ritual decorada con relieves. Alertado, el Servicio de Antigüedades de Alepo llamó a Sabino Moscati, catedrático de la Universidad de La Sapienza, en Roma, para proponerle la excavación del lugar. Moscati envió allí al joven arqueólogo Paolo Matthiae, quien entonces no podía imaginar que había encontrado trabajo para los siguientes cuarenta años.