Los
niños muertos al nacer no podían recibir un enterramiento cristiano
Miniatura de un tratado ginecológico que representa una cesárea |
Aunque se
desconocen las cifras exactas, la tasa de mortalidad
infantil en época medieval debió ser altísima. A la tragedia familiar,
afectiva, se unía una desgracia espiritual, ya que las personas sin bautizar no
podían acceder al cielo. Las familias no sólo penaban por la pérdida del niño
sino también por su inevitable condenación.