Tito Livio: el maestro de la historia romana

¿Quién fue Tito Livio? Imagen meramente ilustrativa. Tito Livio fue un historiador romano que vivió entre el año 59 a.C. y el 17 d.C., aprox...

Las Compitalia: una fiesta alternativa para el 5 de enero en la que pensar sobre convivencia y respeto

Planes alternativos para el último tramo de las fiestas navideñas

Larario de la Casa de los Vetii (Pompeya)

Las fiestas navideñas son especialmente largas en nuestro país, de manera notoria en comparación con las del resto del mundo, cuya tradición las hace terminar con la llegada del año nuevo. Nuestros Reyes Magos las alargan una semana más, tiempo más que suficiente para pensar en la procedencia de muchas de las tradiciones que, paganas o no, jalonan estos días.

La historia del árbol de Navidad

El tradicional árbol de Navidad se remonta a la Antigüedad pagana

El árbol de Navidad tiene una larga tradición en Occidente

El origen del árbol de Navidad como lo conocemos actualmente puede rastrearse hasta la Antigüedad. Muchas de las sociedades europeas precristianas conferían propiedades sobrenaturales a los animales y plantas. Los árboles de hoja perenne solían tener fuertes connotaciones simbólicas ya que podían sobrevivir en invierno. Para prevenir la caída de las hojas, era una práctica común en las culturas paganas decorar o vestir los árboles.

La idea de la resurrección de Jesús

Los discípulos de Jesús, desconcertados por todo el proceso de muerte de su Maestro, huyen a Galilea


Los discípulos de Jesús, desconcertados por todo el proceso de muerte de su Maestro, huyen a Galilea. Para la mayoría de los especialistas, éste es un hecho histórico. Sin embargo, no todos creen que el motivo de la huída sea el mismo. Para unos, los discípulos se van porque pierden la fe en Jesús; y, para otros, porque sufren una crisis radical por todo lo ocurrido. Pero, ¿es posible que huyan simplemente por miedo a ser condenados por el Imperio? Lo cierto, si seguimos los Evangelios, es que las discípulas son las únicas que permanecen con Jesús, aunque los romanos no permitan ninguna interferencia en su criminal trabajo. Ellas, desde la lejanía, asisten a la crucifixión del Nazareno y, posteriormente, observan el lugar del enterramiento.

No obstante, no mucho tiempo después de la muerte del Nazareno, los discípulos vuelven juntos a Jerusalén proclamando la resurrección de Jesús. Es más, en la Carta a los Romanos, Pablo de Tarso indica que “si confiesas con tus labios que Jesús es Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo”. Pero, ¿qué se entiende por resurrección en este contexto espacial, temporal y mental?

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Roma, ¿una sociedad abierta?

Analizar la sociedad romana es algo complejo debido a los profundos cambios evolutivos que sufrió a lo largo de su historia

Roma, ¿una sociedad abierta?

A pesar de la alta jerarquización de la sociedad romana, se podría afirmar que había capacidad de promoción, más económica que social, y posibilidad también de acceder a las ventajas de una clase social más elevada de la que se pertenecía, pero siempre hasta un límite y sobretodo, al alcance real de un número relativamente reducido de población.

Jesús, un condenado a muerte en la cruz


La actuación contra Jesús se precipita por el incidente que ocurre en el Templo


La actuación contra Jesús se precipita por el incidente que ocurre en el Templo. Según Marcos, “dos días después eran la Pascua y los ázimos. Los pontífices y los escribas andaban buscando cómo arrestarlo con astucia y darle muerte. Pero se decían: «Durante la fiesta, no; no sea que haya algún motín del pueblo»”.

Como se lee en los Evangelios, dos días antes de la Pascua, “los pontífices y los escribas” conspiran contra Jesús, que, cuando aún faltan dos días para la Pascua, y evitando la reacción popular, buscan la forma de prenderlo. Finalmente, los soldados del Templo, por orden de Caifás, irrumpen en Getsemaní, hacen cautivo al Profeta, y lo conducen ante el sumo sacerdote y el Sanedrín. Este hecho, ¿sucede así?

Para Pagola, aunque ésta no es una opinión unánime entre los especialistas, es probable que este pasaje ocurra así. Incluso puede que sea cierta la colaboración que Judas presta a la autoridad. En este sentido, según Brown, es poco probable que la comunidad cristiana invente una tradición semejante y que, además, ésta sea protagonizada por uno de los doce apóstoles. Incluso Crossan, en contra de la postura de la mayor parte de los estudiosos del Jesus Seminar, considera que Judas es un personaje real, que es “seguidor” de Jesús y que lo traiciona. Por tanto, la  hipótesis de que tanto este personaje como su actuación son una creación pura de Marcos, que simboliza la traición del pueblo judío, no tiene unos fundamentos sólidos. Pero, sea o no Judas un traidor, ¿cómo suceden los hechos?

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El show del Salvaje Oeste de Buffalo Bill

El espectáculo que recreaba la vida del lejano Oeste y que recorrió parte del mundo

El espectáculo de Buffalo Bill consiguió tal fama en su momento, que personajes
tan ilustres como la reina Victoria de Inglaterra solicitaron pases privados para poder verlo

En 1893 se fundó en Nebraska el show más famoso del momento: el Buffalo Bill’s Wild West por William F. Cody, más conocido por Buffalo Bill. Sus acciones como cazador de bisontes y explorador le convirtieron en el personaje más famoso del momento. Convirtió su vida en un espectáculo sensacionalista donde mostraba la vida del Viejo Oeste.

Jesús y su peregrinación definitiva a Jerusalén

Acompañado de un grupo de discípulos, y sin que las fuentes indiquen el motivo de por qué lo hace, decide peregrinar a Jerusalén


En la época de la Pascua del año 30 d.C., en el mes de nisán, entre marzo y abril, Jesús da un paso crucial para su proyecto. Acompañado de un grupo de discípulos, y sin que las fuentes indiquen el motivo de por qué lo hace, decide peregrinar a Jerusalén. Quizás es lógico que dé ese salto, de las pequeñas aldeas de Galilea a la gran ciudad santa judía, para llevar también a Judea su mensaje del reino de Dios. Sin embargo, a sus discípulos seguro que les sobrecoge la idea de acudir allí en una fecha tan señalada, en la que la multitud de peregrinos hace que las autoridades extremen las precauciones. Hay que tener en cuenta que, según autores como Jeremías, para formar parte de las fiestas, acuden a Jerusalén más de cien mil peregrinos, incluyendo a los judíos de la diáspora. La población aumenta bastante, teniendo en cuenta que la gran urbe cuenta habitualmente con entre veinticinco mil y cincuenta y cinco mil habitantes.

Los romanos saben bien el peligro que una aglomeración como ésta representa para la estabilidad del Imperio en la zona de Israel. Todavía tienen en la memoria un incidente, acontecido en las fiestas de Pascua del año 4 a.C., en el que, según cuenta Flavio Josefo, Arquelao ordena a sus fuerzas de infantería y caballería cargar contra la multitud. En este episodio mata a cerca de tres mil personas, por el temor que le causa la congregación de la muchedumbre en el Templo, presionando con sus exigencias, y por la afluencia de nuevos peregrinos a la ciudad. Así que, por precaución, Pilato se desplaza a Jerusalén para reforzar la seguridad, aumentando la guarnición de la torre Antonia. De esta forma, en caso de que se produzca cualquier acción subversiva que se pueda propagar por la muchedumbre, poder actuar con rapidez para sofocarla lo antes posible.

En este ambiente de tensión, Jesús irrumpe en la ciudad santa en una actitud que, tanto las autoridades judías como las romanas, entienden como subversiva.

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Jesús, un perturbador del orden establecido

Todo apunta a que es condenado a la cruz como culpable de insurrección contra el Imperio romano


Posiblemente, el 7 de abril del año 30 d.C., por órdenes del procurador romano Poncio Pilato, Jesús muere ejecutado a las afueras de Jerusalén, cerca de una vieja cantera. Todo apunta a que es condenado a la cruz como culpable de insurrección contra el Imperio romano. La libertad con la que predica resulta peligrosa e inquietante, y comienza a preocupar mucho a varios sectores sociales. Con su proclamación de la venida del reino de Dios, entre otros factores, comienza a ser considerado como una amenaza y un estorbo para los poderes políticos, económicos e, incluso, religiosos. Su discurso desafía al sistema, se convierte en un profeta peligroso y, al final, lo paga con su vida.

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Tras los secretos de ‘La adoración de los tres Reyes Magos’ de El Bosco

Esta excepcional obra de arte, que a simple vista puede parecer sencilla, encierra una compleja iconografía

Tríptico abierto en el que se muestran las tres tablas

El pintor neerlandés Jheronimus van Aken (1450-1516), más conocido en nuestro país como el Bosco, es un artista enmarcado dentro de la pintura flamenca cuyos lienzos, llenos de una imaginación desbordante y escenas rocambolescas, hacen de él un genio inclasificable, extraordinario y único.

Las manifestaciones de fe y la oración de Jesús

Jesús se muestra bastante comedido a la hora de mostrar su vida interior con la divinidad


La manera de actuar de Jesús y el mensaje que predica no se conciben si no se tiene en cuenta ni su forma de entender el judaísmo ni su forma de sentir a Dios. El inconveniente es que, en los textos evangélicos, Él aparece como un personaje bastante comedido a la hora de mostrar su vida interior con la divinidad. Tanto es así que sólo se puede entrever algo de su experiencia religiosa leyendo entre líneas las palabras que pronuncia y atendiendo a sus gestos, ya que nunca llega a explicar explícitamente cuál es su idea de Dios. Realmente, en el Nuevo Testamento, solamente se muestra su vivencia con lo divino y, en todo caso, su forma diferente de expresarlo a los demás. Aunque, claro está, el Dios de Jesús es el mismo que el del resto del pueblo de Israel.

En la actualidad, se aprecia que no hay muchos estudios serios que reflejen cuál es la experiencia religiosa real de Jesús, quizás porque este terreno es algo movedizo. Pagola, en su caso, opina que Jesús actúa movido por su experiencia de Dios y que invita a los demás a creer y acoger a Dios de la misma forma que Él lo hace. Además, para este mismo autor, la diferencia entre la divinidad para los judíos y para el Nazareno se encuentra en que los primeros dan mayor importancia al sistema religioso, es decir a la Ley, el ayuno, el sábado, etc.; y Jesús a la vida, esto es, a la dignidad de las personas, la justicia o la misericordia. Sea así o no, cosa que se va a desarrollar en lo que sigue, lo cierto es que la relación que Jesús tiene con lo divino causa en su entorno una gran impresión.

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Jesús de Nazaret, ¿hacía milagros?

Hacer milagros es algo totalmente ‘verosímil’ para la época


En los Evangelios se describe a Jesús como un exorcista, un curandero, un resucitador y un hacedor de milagros sobre la naturaleza. Esta actividad prodigiosa que desarrolla atrae a mucha gente en su tiempo. De hecho, en muchos pasajes evangélicos se le muestra recorriendo las aldeas predicando la llegada del reino de Dios, mientras que expulsa demonios, cura a enfermos, resucita a los muertos y realiza milagros sobrenaturales. Ésta es, al menos, la distinción de los milagros de Jesús que hace Piñero, tomando a su vez como referencia la clasificación que hace Meier. Pero, cabe preguntarse, ¿tienen estas portentosas facultades de Jesús algún carácter histórico?

No es fácil precisar el grado de historicidad de cada uno de los relatos transmitidos por las tradiciones evangélicas. Sin embargo, parece cierto que Jesús realiza estos milagros o, mejor dicho, que estas acciones son consideradas como verídicas por sus contemporáneos. No obstante, no hay que perder de vista que el que alguien haga este tipo de prodigios, o al menos así se crea, en el contexto mental que se está tratando, es algo totalmente “verosímil” para la época.

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Jesús, un hombre cercano con las mujeres

Muchos autores de la época de Jesús, como Flavio Josefo, entienden que ‘la mujer es inferior al varón en todo’


La situación de la mujer en el Israel del siglo I d.C. se asemeja bastante a la que predomina en todo el mundo antiguo y, sobre todo, en el Mediterráneo oriental. En este contexto social, por un lado, la noción de estatus o clase se entiende como algo “natural” o, lo que es lo mismo, que es generado por la propia naturaleza de forma inmutable. En este sentido, la regla fundamental es que cada cual debe actuar de acuerdo con su estatus o clase, esto es, el hombre como hombre y la mujer como mujer. Esta conducta se define por las diferencias físicas y, según se observa en autores de la época como Flavio Josefo, obedece a la idea de que “la mujer es inferior al varón en todo”. Por otro lado, sobresale la diferenciación del honor frente al deshonor y la vergüenza. Se tiene “honor” cuando un individuo se comporta según lo que su sexo y estatus social hacen esperar de él, atendiendo a las normas comunes propias del grupo social al que pertenece, y “deshonor” cuando uno no se comporta así.

De esta forma, en Galilea, las mujeres se encuentran en un estado de inferioridad y de sumisión a los hombres que está admitido socialmente, y esto las hace muy vulnerables. No obstante, para conocer la relación que Jesús mantiene con ellas, hay que tener en consideración tres factores fundamentales. El primero es que las fuentes están escritas por hombres y, como es de esperar, que éstos narran los hechos desde un punto de vista masculino, omitiendo toda la percepción femenina. El segundo es que el lenguaje que utilizan estos autores es genérico y sexista, por lo que se camufla toda la presencia femenina en los relatos. Así, por ejemplo, sólo se habla de discípulos y de niños, y no de discípulas ni de niñas. Y, para finalizar, el tercero es que, desde entonces hasta la actualidad, los exégetas y comentaristas aplican una lectura tradicional masculina de los textos neotestamentarios, lo cual influye en la imagen de lo femenino.

En definitiva, a la hora de analizar los textos, hay que distinguir bien entre lo que piensa respecto a las mujeres el Jesús de la historia y lo que opinan sus “biógrafos” o comentaristas, esto es, los autores de los Evangelios tanto canónicos como apócrifos. Es necesario, por tanto, atender a la estratigrafía de los textos evangélicos teniendo en cuenta niveles como el más cercano a la vida de Jesús, a sus discípulos inmediatos, a los evangelistas o a las comunidades en las que viven, y a los autores posteriores a éstos.

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Jesús, el aliento de los más humildes

Herodes Antipas sólo lleva al desequilibrio social y a la desintegración de muchas familias que viven del campo


Herodes Antipas, a pesar de que sólo recibe la categoría de tetrarca desde Roma, intenta seguir los pasos de su padre, Herodes I el Grande. Se esfuerza, para ello, en construir también su pequeño reino dentro de la tierra de Israel. En el tiempo que dura su mandato, se encarga de reconstruir la antigua ciudad de Séforis, situada en la Baja Galilea, y de levantar Tiberíades, cuyo nombre hace honor al nuevo emperador de Roma, Tiberio. Ambas ciudades pasan a ser los centros administrativos de control de todo el reino y, además, se convierten en los lugares de residencia de las clases dominantes, las poseedoras de la riqueza, del poder y del honor.

Sin embargo, en contraste con el poderío de las urbes, la situación en el mundo rural es totalmente inversa. La gente humilde, que normalmente vive en las aldeas, sufre una fuerte presión económica para poder financiar todas las obras que se están llevando a cabo en el reino. Se ven obligados a pagar más tributos, se les suben las tasas y, en consecuencia, crece el endeudamiento. En muchos casos, esta gente llega a perder incluso sus tierras, que pasan a engrosar las propiedades de los grandes terratenientes. Asimismo, el aumento de los monocultivos de trigo, aceite y vino, para sacar un mayor rendimiento a las tierras, dificulta que los más humildes puedan encontrar los productos básicos para el mantenimiento de sus familias, por lo que su situación empeora mucho.

Del mismo modo, Antipas impulsa la difusión de la moneda, pero esta acción no beneficia en nada al campesinado, al menos a corto plazo. No hay que perder de vista que, en esta época, en mayor o menos medida, únicamente las élites urbanas disponen de dinero para poder funcionar en sus negocios. Solamente estos cabezas de la sociedad manejan el oro y la plata, y atesoran estos metales preciosos en sus arcas. No obstante, en este régimen de subsistencia, los más humildes solamente llegan a manejar, en el mejor de los casos, el bronce y el cobre.

En definitiva, la actividad constructiva que desarrolla Antipas sólo lleva al desequilibrio social y a la desintegración de muchas familias que viven del campo. Así que, ante esta injusta situación, ¿qué posición adopta Jesús de Nazaret?

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El grupo de seguidores de Jesús

Jesús inicia un movimiento de predicación semejante al de Juan el Bautista


Jesús inicia un movimiento de predicación semejante al de Juan el Bautista y se hace seguir por hombres y mujeres, tanto de Galilea como de otras tierras, para que le ayuden en su gran labor de predicar la venida del reino de Dios, que está próxima. Para su misión, Él mismo educa a este grupo de seguidores, que le acompaña durante toda su vida pública e itinerante. Aunque su vivencia es breve, ya que puede que dure pocos años, la experiencia es muy intensa. De este grupo de seguidores, tras su muerte y resurrección, se inician una serie de movimientos que dan origen a los cristianismos primitivos.

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Jesús y su argumento hilado con parábolas

En su discurso, el Maestro acude a un lenguaje semejante al de los poetas


Se observa en los Evangelios que, en su discurso, Jesús no emplea el lenguaje de los escribas, ni habla con la solemnidad que desprenden los sacerdotes de Jerusalén. Ese estilo no es válido para dialogar con los campesinos de Galilea. El Maestro, más bien, acude a un lenguaje semejante al de los poetas: usa metáforas, comparaciones, imágenes y, sobre todo, parábolas. Puede que no le resulte sencillo comunicar, por medio de conceptos, su experiencia del reino de Dios y utilice un lenguaje sin abstracciones, más claro y sencillo. Pero, ¿cuál es su propósito?

Es posible que el propósito esencial del uso de las parábolas sea el de convencer al oyente, de una forma dinámica, viva y colorista, de que el reino de Dios está a punto de llegar. Para Jesús, se debe adoptar ante esta venida del Reino una actitud de apertura y recibimiento total, que cambie incluso la manera de vivir de una forma absoluta. Según el patrón mental de la época, los oyentes saben de antemano que Jesús no es más que un intermediario terrenal, una suerte de anunciador humano, a modo de heraldo del Dios de Israel, que viene a avisar del gran evento que está a punto de acontecer.

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Jesús, un maestro que guía

Es muy probable que, en su tiempo, las gentes llamen a Jesús ‘rabí’


En su tiempo, es muy probable que las gentes llamen a Jesús “rabí” porque, aunque no interprete la Ley, lo ven como un maestro que guía. Según Marcos, sus oyentes “se quedan atónitos de su manera de enseñar, porque les enseña como quien tiene autoridad y no como los escribas”. Sin embargo, como se observa en los evangelios, en sus sermones apenas recurre a las Sagradas Escrituras y nunca cita a los maestros que le preceden. Además, según especialistas como Borg o Chilton, nunca emplea la estructura “así dice la Torah”, que es tradicional entre los rabíes de esa época.

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Jesús y su idea del reino de Dios

En la región del lago de Galilea, Jesús comienza a predicar la venida del reino de Dios


En cierto momento de su vida, cuando su edad ya pasa de la treintena de años, Jesús abandona el desierto y las aguas del río Jordán, y vuelve a su tierra para llevar a cabo su nueva misión como profeta. Para comenzar, entra directamente en Galilea, esa región que tan bien conoce desde niño, y sitúa en Cafarnaum el punto estratégico para su predicación. Desde allí tiene acceso a todas las poblaciones de la región del lago de Galilea y comienza a predicar la venida del reino de Dios. Pero, ¿qué es para Jesús el reino de Dios?

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Las enseñanzas de Juan el Bautista a Jesús

Jesús, en un momento de su existencia, abandona a su familia y deja su forma de vida en Nazaret


Jesús, en un momento de su existencia y por unas circunstancias que desconocemos, abandona a su familia y deja su forma de vida en Nazaret para adentrarse en el desierto. Puede, según la opinión de algunos especialistas, que emprenda un viaje espiritual para buscar a Dios y que en su camino encuentre a Juan el Bautista. Se conocen ciertos casos, cercanos cronológicamente a Jesús, en los que algunos sujetos actúan de forma similar y en los que se establece unos paralelismos innegables. Entre otros, el historiador judío Flavio Josefo  cuenta la búsqueda que él mismo comienza cuando cuenta con unos dieciséis años de edad y que le lleva también hasta tierras desérticas. Durante tres años, en este medio hostil, se une a Banus, un singular individuo que en el desierto lleva una existencia dura, frugal y ascética. Tras su etapa de preparación y formación en la más pura y estricta tradición judía, Josefo inicia su vida pública, sobre el año 63/64, a la edad de veintiséis años.

En esta época, cuando entra en contacto con Juan, Jesús no cuenta todavía con un proyecto propio. Sin embargo, parece claro que admira mucho al Bautista, tanto que llega a decir de él que es “más que un profeta” e, incluso, que se trata del “mayor entre los nacidos de mujer”. Pero, ¿por qué lo elogia tanto?

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La sociedad de la época de Jesús de Nazaret


Dentro del judaísmo, cada zona de Israel tiene sus particularidades


Al igual que no todos los judíos de la historia son iguales, tampoco lo son todos los de la geografía conocida en la Antigüedad. Cada zona, incluso dentro del mismo Israel, tiene sus particularidades. En el caso de los judíos de Galilea es destacable que no cuentan con un centro cultual propio, ni con una casta sacerdotal nativa, ni tampoco con una clase dirigente que custodie y cultive las tradiciones del pueblo de Israel; como sí puede verse en Judea con Jerusalén, y con la aristocracia sacerdotal y los dirigentes que allí se establecen. No es raro, por lo tanto, que la gente de la tierra norteña donde vive de Jesús de Nazaret desarrolle unas prácticas, unas costumbres y unas tradiciones locales algo distintas a las que tiene el pueblo que vive más al sur, en Judea.

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Jesús y sus raíces hundidas en Galilea

Jesús vive gran parte de su vida en Nazaret, apartado de las grandes rutas mercantiles de la zona


En los años de la vida de Jesús de Nazaret, como vemos, Octavio y Tiberio son los emperadores romanos que dominan la escena política del extenso Imperio de Roma. Sus vastos territorios están controlados y vertebrados por una amplia red de calzadas y de ciudades que se extienden por todas sus tierras. Las ciudades, por una parte, son el nervio del Imperio. En sus calles y edificios se concentra el poder, tanto político como militar, la cultura y la administración. Las calzadas, por otro lado, facilitan la comunicación mediante el transporte de personas y de mercancías, y proporcionan el rápido abastecimiento y el control de cualquier punto del territorio. Además, en tiempos de guerra, son usadas para el desplazamiento de las legiones hasta las zonas de conflicto en un tiempo menor.

Los caminos, en Galilea, tienen una gran importancia por ser claves en la ruta comercial del Próximo Oriente. No obstante, Jesús vive gran parte de su vida en Nazaret, apartado de las grandes rutas mercantiles de la zona. Posiblemente, sólo llega a conocer la via maris o “camino del mar” cuando marcha a Cafarnaum. Pero lo realmente interesante es conocer cómo es esa Galilea que conoce el Nazareno.

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De los orígenes al Israel de los tiempos de Jesús

El concepto de Judea coincide con la ancestral extensión judía de la llamada Tierra de Israel


Jesús de Nazaret, posiblemente, desarrolla toda su vida en Judea y, en su mayor parte, en la región de Galilea. Judea es una de las zonas en las que tradicionalmente se ubica la Tierra de Israel. Está emplazada en el oriente del Imperio romano y, de forma más concreta, en la orilla este del mar Mediterráneo.

Se conservan algunas fuentes escritas de la Antigüedad que hacen referencia a esta zona. Los geógrafos Estrabón y Ptolomeo, por un lado, describen Judea como una provincia que abarca, entre otras zonas, Galilea, Samaria, los Altos del Golán, la orilla oriental del río Jordán y algunos de los territorios que conforman el antiguo reino de Judá. Sin embargo, en los textos neotestamentarios se usa el nombre de Judea en dos sentidos diferentes: en referencia solamente al antiguo territorio que abarca el reino de Judá o en relación al territorio íntegro que conforma la provincia romana de Judea.

En su sentido más amplio, el concepto de Judea coincide con la ancestral extensión judía de la llamada Tierra de Israel. Se trata, por consiguiente, de una región con una tupida historia, que hace falta desmenuzar brevemente para entender todos los acontecimientos y todas las realidades políticas, sociales y mentales existentes en los tiempos de Jesús.

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