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Renoir, el impresionista alegre

En el año 2012 se estrenó una película titulada Renoir, dirigida por Gilles Bourdos y protagonizada por Michel Bouquet, Christa Theret y Vincent Rottiers

En la imagen, ‘Madame Monet en el diván’ 
Hoy vais a permitirme una nota personal de nostalgia, en el año 2012 se estrenó una película titulada Renoir, dirigida por Gilles Bourdos y protagonizada por Michel Bouquet, Christa Theret y Vincent Rottiers. La cinta se sitúa geográficamente en la Costa Azul, en el año 1915 y trata sobre los últimos años de vida de Renoir, una vez que su mujer ha muerto y la artritis hace mella en él de un modo sumamente doloroso, que le dificulta mucho su labor como pintor, aunque jamás renunciará a ella. Además recibe la noticia de que su hijo Jean (el que se convertirá en el futuro famoso cineasta) ha sido herido en la guerra y vuelve a casa a reponerse. Justo en esa época descubre a su nueva musa, una hermosa mujer pelirroja que le devuelve el ánimo y además acabará siendo la esposa de su hijo.

No trata la película pues un tema exactamente alegre y, sin embargo, tiene el acierto de utilizar una fotografía acorde totalmente con el alegre colorido de la obra de Renoir, la luz y los colores destacan de un modo excepcional.

Os preguntareis dónde está el toque nostálgico, pues esta fue la última película que proyecté en el cine donde trabajé 10 años, en un proyector de los antiguos, los analógicos de 35 milímetros que tenían una magia especial y la dificultad de que en ocasiones desenfocaban la imagen y había que ajustarla. Fue el caso de esta película, la vi, pues por obligación, pegada al proyector en la cabina controlando la nitidez de la imagen y disfruté de una buena historia y de la conjunción de dos artes.

Recordé esto al recibir la nota de prensa del Museo Thyssen que se dispone a acoger una exposición que repasa la trayectoria del más sensual de los pintores impresionistas, Pierre-Auguste Renoir (25 de febrero de 1841-3 de diciembre de 1919), un paseo por 78 de sus obras separadas en 6 salas que podremos disfrutar hasta el 22 de enero del año que viene.

Renoir pudo optar entre dedicarse a la música o a la pintura, su familia decidió que era mejor que se dedicara a esto último para contribuir a la economía familiar, al fin y al cabo eran 7 hermanos. A los 13 años empezó a trabajar en el obrador de los Levy como aprendiz de un taller de porcelana, sus compañeros se referían ya a él como “el pequeño Rubens” por su facilidad para pintar.

Renoir pintaría todos los días durante el resto de su vida, recibió primero la formación oficial, pero eran tiempos de cambio, la fotografía surgió con fuerza y nacieron nuevas formas de pintar, el impresionismo al que se adscribió Renoir no tuvo una buena acogida pero jugó un gran papel en la evolución de la pintura.

Sin embargo, Renoir mantuvo siempre su personalidad, basada en temáticas amables y desnudos femeninos (fue el único de los impresionistas en abordar este tema). Mantenía que “un cuadro debe de ser algo amable, alegre y hermoso. Ya hay demasiadas cosas desagradables en la vida como para que nos inventemos todavía más”.

Os aconsejo tanto ver la película como visitar la exposición si tenéis oportunidad.

Imagen| Artelista

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