En las fotografías aparece una puesta de sol de un día cualquiera de este verano pasado en Llerena. El paisaje es reconocible por cualquier llerenense, o por cualquier estudiante foráneo de los institutos de Llerena. Me refiero al espacio natural conocido como “las Piedras Baratas”. Sólo el nombre, me sugiere muchas ideas y muchas leyendas sobre restos de sangre de moro allí derramada durante la conquista cristiana de al-Ándalus. Pero no son más que eso, leyendas que saltan de generación en generación.
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