El territorio que actualmente conforma el Principado de Asturias soportaba temperaturas tropicales, estaba poblado por grandes bosques que dieron lugar a los depósitos de carbón de la región y era el centro del «supercontinente Pangea» -que configuraba la estructura terrestre- hace 305 millones de años.
Estos son algunos de los datos que ha desvelado la investigación desarrollada por el científico de la Universidad de Salamanca Gabriel Gutiérrez, en colaboración con Arlo Weil, de la Universidad de Bryn-Mawr (Filadelfia), según ha informado la institución académica salmantina.
Las conclusiones y el estudio serán publicados en el próximonúmero de la revista científica sobre geología más antigua del mundo, Journal of the Geological Society of London.
El proyecto desgrana los procesos que dieron lugar a los depósitos de carbón y minerales del Principado de Asturias como consecuencia de la formación de Pangea (compuesto por la unión de todos los continentes conocidos hoy en día), lo que originó la creación de las cuencas mineras asturianas a lo largo de un proceso que dio comienzo hace 305 millones de años y se cerró hace 295.
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El origen del carbón.
El origen del carbón.
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La formación de lo que el científico de la Universidad de Salamanca califica como «supercontinente» está considerada como «uno de los hitos del planeta». Según demuestra Gutiérrez en su estudio, tras la unión de dos continentes se formó un cinturón o sutura localizado en el norte de la Península Ibérica que se doblaría formando una estructura denominada oroclinal, una cadena montañosa en forma de u en cuyo centro se situarían los Picos de Europa.
En la periferia de este sistema montañoso se ubicarían todas las sierras desde la vertiente leonesa hasta las montañas del Cabo Peñas y el Sueve, cerrándose siguiendo el valle del Narcea. Con la formación de esta gran estructura se originaron muchas de las cuencas carboníferas de Asturias junto con rocas más profundas (granitos) y mineralizaciones como la de oro de Boinás, en Belmonte, afirma Gutiérrez.
El trabajo de los investigadores cierra el debate iniciado en el siglo XIX por el geólogo austríaco Suess, con lo que él denominaba como «rodilla astúrica». La tesis dominante hasta la fecha era la de que Asturias había sido un cabo que se empotró en la parte meridional de Pangea.
La investigación de la Universidad de Salamanca se llevó a cabo mediante la utilización de técnicas de paleomagnetismo en diferentes zonas de la comunidad, como en los Picos de Europa, Villaviciosa y Langreo, lo que ha permitido datar cuándo se generó la gran «u» del arco ibero-armoricano que se extiende por Asturias, Galicia, Portugal y Extremadura.
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Extraído de ABC
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