Juan Luis Arsuaga: «Estamos diseñados para vivir en la prehistoria».

El acto compulsivo de atiborrarse está estrechamente relacionado con los genes.

El acto compulsivo de atiborrarse a hamburguesas y patatas fritas tiene una explicación de millones de años atrás. La publicidad tiene mucho que ver para que nos vayamos a una cadena de comida rápida y tengamos la tentación irrefrenable de ingerir grasas y proteínas a mansalva. Pero sobre todo influye nuestra genética. «Los 3.800 millones de años de selección natural del hombre lo explican todo», afirmó hoy en Barcelona Juan Luis Arsuaga, premio Príncipe de Asturias, director del equipo investigador de Atapuerca y catedrático de Paleontología de la Universidad Complutense.

Como experto en el estudio del ser humano, Arsuaga señaló la necesidad de entender la idiosincrasia del hombre actual a partir de sus orígenes, de sus pulsiones innatas y de sus comportamientos mantenidos a lo largo de los años. Para el investigador, que intervino en Barcelona en el foro Construyendo salud, «el ser humano contemporáneo se comporta de la forma en la que lo hace porque prima el instinto de sus antecesores del paleolítico y, en ocasiones, estos comportamientos se convierten en factores de riesgo para determinadas enfermedades», explicó.

Un ejemplo de esto se encuentra en los malos hábitos alimentarios. «Nuestros genes hacen que estemos conectados genética y biológicamente a las condiciones del pasado y no a las actuales. Estamos diseñados para vivir en la prehistoria», comentó el premio Príncipe de Asturias, y añadió que «la glucosa, los azúcares simples, las grasas, etc. eran difíciles de conseguir en la naturaleza para nuestros antepasados, por ello, nuestro instinto nos empuja a desearlos y a consumirlos en la actualidad, ya que es más fácil conseguirlos, aunque no los necesitemos».

Según el autor de Atapuerca: un millón de años de historia, la herencia genética, unida al sedentarismo y a factores de riesgo de ciertas patologías, como las cardiovasculares, facilitan la aparición de enfermedades en las personas. Es lo que ocurre con la obesidad. A su entender, el sobrepeso es el problema y el desafío más grande con el que se enfrenta la medicina. De ahí la importancia de que los médicos den ejemplo en los hábitos saludables, según apuntó en el mismo foro José Ramón Banegas, catedrático del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid. Lejos quedan ya los años en los que uno acudía a la consulta y le recibía el médico cigarro en mano. Según Banegas, hace diez años, el porcentaje de fumadores entre los galenos era entre 5 y 10 puntos superior a la media nacional, mientras que ahora es ostensiblemente inferior.

Extraído de La Voz de Galicia

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