El poblado completo, denominado Qarassa 3, se compone de 12 cabañas, dos de las cuales muestran un nivel de complejidad superior al resto. Según el investigador del CSIC en la Institución Milá y Fontanals Juan José Ibáñez, “esta característica podría indicar una diferencia en el rol social de sus habitantes”.
De las cabañas, se conserva la base de los muros, erigidos con piedras basálticas. Gracias a ellas, se sabe que las estancias eran circulares, de entre cuatro y cinco metros de diámetro. La existencia de agujeros de poste sugiere que la cubierta y el alzado de las paredes eran de materia vegetal.
Las dos viviendas con un mayor nivel de complejidad son las que están situadas en la zona más meridional del poblado. Una de ellas presenta divisiones internas y una pequeña plataforma interior sobreelevada, y la otra consta de una fosa y dos plataformas exteriores asociadas a la puerta de entrada. Para el responsable de la excavación, el investigador del CSIC en el mismo centro que Ibáñez, Xavier Terradas, “la estructuración del espacio interior es un hallazgo clave en la historia de la arquitectura”.
Las estancias tienen entre 12 y 16 metros cuadrados de superficie, por lo que Terradas interpreta que el poblado debía componerse de entre 40 y 60 individuos. El investigador del CSIC explica: “La distribución de todas ellas, adyacentes entre sí, pero no superpuestas y organizadas en forma de arco orientado hacia un antiguo lago, demuestra que todas formaban parte de un mismo poblado”.
Empieza el sedentarismo.
Las características del yacimiento lo incluyen dentro de la cultura natufiense, que habitó esta región hace entre 14.000 años y 9.000 años aproximadamente. El hallazgo, por tanto, asienta los rasgos de esta cultura, asociada al principio de la sedentarización. Ibáñez detalla: “No podemos saber con seguridad si vivían todo el año en esas cabañas o sólo durante largos periodos, pero supone un gran asentamiento frente a las comunidades nómadas”.
La sedentarización trajo consigo la aparición de la ganadería y la agricultura, y el abandono de la caza y la recolección. Según el investigador del CSIC, “no se han encontrado indicios de agricultura en el poblado, pero sí se ha comprobado una mayor explotación de los cereales ya que han aparecido más de 80 morteros excavados en la roca de los alrededores y útiles para el segado”.
Para dilucidar la importancia de la agricultura dentro de esta comunidad el equipo planea una nueva expedición para analizar los sedimentos del lago seco. Según Ibáñez, “este proyecto podría revelar indicios de cultivos cerca de la orilla”.
El hallazgo del poblado tuvo lugar cerca de la ciudad de Sweida, al sur de Siria. Fue encontrado por arqueólogos del Centro Nacional de Investigaciones de Francia en 2005. El equipo de investigación solicitó ayuda para los análisis al equipo de Ibáñez y al Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (unidad asociada al CSIC y perteneciente a Universidad de Cantabria).
Extraído de Agencia Sinc
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