Arqueólogos chinos han descubierto un templo budista con más de 1.500 años de antigüedad en el desierto de Taklamakán, en la región de Xinjiang, una de las primeras edificaciones levantadas tras la expansión del budismo desde India hacia China.
Una de las principales peculiaridades de este templo, levantado junto al oasis de Damago, es su salón principal, formado por tres naves cuadradas, una estructura poco frecuente, y un gran pedestal para una estatua de Buda perdida que mediría unos tres metros, ha explicado el arqueólogo Wu Xinhua, jefe de la excavación, en declaraciones a la agencia de noticias china Xinhua.
"El salón es el más grande de su categoría hallado en el desierto de Taklamakán desde que el primer arqueólogo vino a trabajar a la zona, en el siglo XX", ha indicado Wu, quien también dirige el equipo arqueológico en Xinjiang de la Academia China de las Ciencias Sociales.
El templo de Damago formaba parte del antiguo reino de Jotan, que dominó esta zona de la Ruta de la Seda entre el siglo III a.C. y el siglo XI d.C., cuando fue islamizado. Los artefactos y datos hallados en la excavación sitúan su construcción en el periodo de las Dinastías Norteñas y Sureñas (entre el 420 y el 589 d.C).
En los muros hay pinturas de animales y de Buda dibujados en el estilo greco-budista. También se han localizado varias estructuras utilizadas con fines residenciales, hornos y objetos como monedas.
Historiadores y arqueólogos aprovecharán este hallazgo para estudiar cómo el budismo entró en China desde India y su desarrollo en esta región, ha explicado Wu. El explorador británico Marc Aurel Stein fue el primero que descubrió ruinas budistas en la Ruta de la Seda, en 1901, con el hallazgo de la ciudad de Niya. Desde entonces se han localizado hasta diez yacimientos arqueológicos en la zona.
Extraído de ABC
Comentarios