La
corteza insular anterior es una región pequeña del cerebro que en los humanos
desempeña un papel crucial para la conciencia de uno mismo (autoconciencia). El
mal funcionamiento de la corteza insular anterior está implicado en ciertos
trastornos neuropsiquiátricos. Esta región alberga un tipo único de células,
las neuronas de von Economo. Durante mucho tiempo, se pensó que las neuronas de
von Economo eran exclusivas de humanos, monos antropomorfos, ballenas y
elefantes.
El equipo de Henry Evrard, neuroanatomista en el Instituto Max Planck para la Cibernética Biológica en Tubinga, Alemania, ha descubierto ahora neuronas de von Economo en la ínsula anterior de monos macacos. Este hallazgo proporciona pruebas contundentes de que los monos poseen al menos una forma primitiva de la neurona humana de von Economo, a pesar de que estos animales no tengan la capacidad de reconocerse en un espejo, una característica de conducta propia de la autoconciencia.
Este hallazgo también ofrece una nueva y muy necesaria vía para examinar en detalle las conexiones y funciones de un tipo de célula y de una región cerebral que podrían ser fundamentales en la autoconciencia humana y en trastornos mentales como el autismo y formas específicas de demencia.
La corteza insular, o simplemente ínsula, es una región cortical
escondida en lo profundo del cerebro, como una isla dentro de la corteza. En la
última década, la ínsula ha salido de la oscuridad al determinarse su papel
clave en diversas funciones que por regla general están vinculadas a nuestros
estados corporales internos, a nuestras emociones, a nuestra autoconciencia, y
a nuestras interacciones sociales. La parte anterior de la ínsula en particular
es donde las personas percibimos conscientemente emociones subjetivas como
amor, odio, rencor, confianza en uno mismo o vergüenza. En relación con estos
sentimientos, la ínsula anterior está implicada en varias psicopatologías. El
daño en la ínsula provoca apatía y la incapacidad de identificar los sentimientos
que están siendo experimentados por uno mismo o por la persona con quien está
hablando. Estas incapacidades y la alteración de la ínsula también están
presentes en el autismo y en otros trastornos neuropsiquiátricos graves.
Extraído de Noticias de la Ciencia
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