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La ceremonia ritual de la "bebida negra" vista por Jacques le Moyne. |
La cafeína es una de las sustancias más consumidas en
las sociedades modernas, pero sin duda es en Estados Unidos donde este
estimulante levanta mayores pasiones. Ya sea a través del café o la
Coca-Cola, pocos norteamericanos renuncian a su dosis diaria. Lo que no
sabíamos es que el idilio estadounidense con la cafeína viene de mucho antes.
Ya en el siglo XI, los nativos que habitaban toda la actual costa este de EE.UU,
el Medio Oeste, y el Golfo de México, eran asiduos a una extraña infusión
conocida como la “bebida negra”, que según los estudios de Charles
Hudson –el profesor de antropología estadounidense que ha estudiado
más ampliamente el tema–contendría hasta seis veces más cafeína que el café
convencional.
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Hasta hoy se
creía que la “bebida negra” había empezado a consumirse en torno al siglo XVI y
XVII, pero un equipo de arqueólogos de las universidades de Illinois y Nuevo
México ha encontrado los restos más antiguos de la bebida en un
asentamiento conocido como Cahokia –en la confluencia de los ríos
Missouri y Mississippi–, que datan del siglo XI, 500 años antes. Según estos
arqueólogos, el consumo en esta ciudad de la “bebida negra”, elaborada con una
planta que sólo crece a miles de kilómetros de distancia, en el Golfo de
México, probaría la existencia de elementos culturales comunes en todo el Medio
Oeste y sureste de los actuales Estados Unidos, y de una importante red
comercial que tendría como epicentro esta ciudad, en la que podrían haber
llegado a vivir unas 50.000 personas.
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Según este revelador estudio, y a la espera de nuevas
investigaciones,Cahokia podría ser el mayor asentamiento prehistórico
conocido al norte de México, “con una densidad de población y una
organización política desconocida hasta la fecha en toda Norteamérica”, según
asegura Thomas Emerson, director del Illinois State
Acheological Survey y uno de los científicos que han participado en la
investigación.
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Una bebida vomitiva.
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Pese al entusiasmo que levantaba la “bebida negra”, no
parece que su ingesta fuera agradable. Los colonizadores europeos fueron los
primeros que identificaron su consumo en torno al siglo XVI, habitual por
entonces entre numerosos pueblos indígenas como los Cherokee, los Caddo o los
Choctaw.Jacques le Moyne, un artista francés que participó en las
expediciones al Nuevo Mundo de Jean Ribult, llegó a
inmortalizar en diversos dibujos el consumo ritual de la “bebida negra” que,
según los investigadores, debió ser similar en la ciudad precolombina de
Cahokia.
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La bebida se
preparaba, según explican los registros etnográficos, a partir de las hojas y
raíces de laIlex vomitora, conocida como Yaupon Holly, o “árbol
sagrado”, por el carácter religioso que tenía entre los indios norteamericanos.La
planta se recogía justo cuando se iba a preparar la bebida y se tostaba a fuego
lento, en un proceso similar al del café, para que la cafeína fuera
soluble. Tras el tostado, la planta se hervía en agua mediante grandes
calderos, y se obtenía una bebida de color marrón muy oscuro, casi negro. El
líquido se filtraba en un recipiente hasta que estaba lo suficientemente fría
como para no escaldar la piel, y se bebía mientras estaba caliente.
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Según los antropólogos, su consumo se realizaba como
parte de un ritual de purificación, antes de las batallas o eventos
importantes. Su alto contenido en cafeína provocaba fuertes sudores y
si se consumía en grandes cantidades provocaba el vómito, considerado como
una parte decisiva del rito.
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El desconocido final de Cahokia.
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Durante las excavaciones de los templos de
Cahokia, los arqueólogos han hallado una serie de sofisticadas figuras
que representan motivos agrícolas. Según postula Emerson, “este nuevo
patrón de simbolismo agrícola de carácter religioso está asociado al
crecimiento de Cahokia, así como al consumo de la ‘bebida negra’, que
serviría para purificar las comidas”.
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Los restos de la “bebida negra” se han hallado en
pequeñas tazas rituales cilíndricas, con un asa en uno de los lados y un pequeño
labio en el otro. La mayoría están decoradas con símbolos que representan el
agua y el inframundo, y guardan semejanzas con las tazas de conchas que más
tarde usarían en sus ceremonias los indígenas del sudeste.
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Las tazas y
las figurillas fueron lo último que los arqueólogos encontraron. Desde cierto
punto, fechado en torno al siglo XIII, desaparecen todos los restos, las
construcciones llegan a un abrupto final y la población se reduce a cero. Cahokia
parece un experimento fallido, y tal como ocurre con numerosas grandes
civilizaciones de esta época en Ámerica se desconoce por completo su final. No
así la influencia de su arquitectura, arte y religión, cuyas reminiscencias se
pueden encontrar, como asegura Emerson, en lugares tan lejanos como Alabama,
Arkansas, Louisiana y Winconsin.
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Extraído de El Confidencial
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