Neil Armstrong falleció este sábado unos días después de cumplir 82 años. Así lo anunció su familia en un comunicado en el que no desveló el lugar de la muerte del astronauta ni la ciudad donde se celebrará su funeral. Hace unas semanas Armstrong se había sometido a una operación para desbloquear sus arterias coronarias cuyas secuelas no ha logrado superar.
Al astronauta se le recordará siempre como el primer ser humano que caminó por la superficie lunar. Un honor que le introdujo en el imaginario colectivo y que él mismo definió para quienes vieron su hazaña en directo como "un pequeño paso para el hombre" pero "un paso gigante para la humanidad".
La caminata lunar de Armstrong apenas duró dos horas y media. Pero su hazaña cautivó a millones de personas en todo el mundo y devolvió a sus compatriotas el orgullo que les había arrebatado la puesta en órbita del 'Sputnik' ruso en octubre de 1957. La carrera espacial estaba entonces en el corazón de la batalla estratégica de la Guerra Fría y Armstrong enseguida se transformó en el símbolo de la superioridad moral de Estados Unidos en su lucha contra Moscú.
Héroe a su pesar.
Pero al astronauta nunca le gustó la etiqueta de héroe y siempre prefirió hablar lo menos posible sobre aquella misión. "Fue algo especial y memorable pero momentáneo porque había trabajo que hacer", explicó este año el propio Armstrong a una televisión australiana en una de sus contadas apariciones públicas desde su jubilación.
El presidente Obama ha lamentado la muerte de Armstrong y lo ha situado entre "los grandes héroes americanos de todos los tiempos". "Cuando él y sus compañeros despegaron en el 'Apollo 11', llevaban con ellos las aspiraciones de la nación entera", ha dicho el presidente, "demostraron al mundo que el espíritu americano puede ver más allá de lo que parece inimaginable y que cualquier cosa es posible con suficiente pasión y creatividad".
Antes de Obama, expresó su pesar Michael Collins, que ejerció como piloto en aquel viaje y fue el único de los astronautas del 'Apollo 11' que no pisó la Luna. "Fue el mejor", ha comentado Collins según transcribe la web de la NASA, "le echaré mucho de menos". Unos minutos después se pronunció Edwin 'Buzz' Aldrin, el tercer hombre de la misión, que expresó su tristeza por su muerte: "Es muy triste que no podamos estar juntos los tres en el 50 aniversario de la misión. Le recordaré como un gran comandante".
Carácter reservado.
La familia de Armstrong saludó su legado en un comunicado en el que intentó contextualizar la fama de persona huraña que siempre arrastró desde la edad dorada de la carrera espacial: "Fue un héroe americano a su pesar que siempre creyó que sólo hacía su trabajo. Sirvió a su país con orgullo como piloto naval, piloto de pruebas y astronauta. Nunca dejó de ser un defensor de la aviación y de la exploración durante su vida y nunca perdió la pasión infantil que sentía por ellas. Siempre fue muy celoso de su intimidad. Pero siempre apreció las expresiones de buena voluntad de personas de todo el mundo".
Armstrong casi siempre prefirió el silencio sobre su misión lunar y se centró en llevar una vida a salvo de una atención que no soportaba. "No solía dar entrevistas pero no era una persona extraña o con la que fuera difícil charlar. Era sólo que no le gustaba ser el centro de atención", decía recientemente su colega Ron Huston.
Sería injusto reducir la carrera de Armstrong a sus fructíferos años como astronauta. Antes fue piloto de pruebas y aviador militar en Corea y se graduó como ingeniero astrofísico en la Universidad de Perdue. Unos sueños que nunca habría alcanzado si no fuera por una pasión por los aviones que cultivó desde niño. Voló por primera vez con apenas seis años y con 16 ya se había sacado su primer permiso de vuelo.
Armstrong se enroló en la segunda hornada de astronautas de la NASA en 1962 y debutó en el espacio con la misión Gemini 8, que logró salvar con un exitoso amerizaje de emergencia.
Trabajo de despacho.
Al volver de la Luna, la NASA lo nombró vicepresidente. Pero Armstrong apenas aguantó un año antes de volverse a dar clase a la Universidad de Cincinnati y presidir su propia empresa informática.
Unos años antes de ir a la Luna, se le murió una hija por las secuelas de un tumor y quienes le conocen recuerdan que volvió a la oficina unos días después y se refugió en su trabajo sin decir nada. Un extremo que concuerda con las palabras de sus vecinos, que lo recuerdan hablando de golf y comiendo con su segunda esposa siempre en el mismo restaurante.
A principios de 2010, Armstrong rompió su silencio para protestar contra el recorte del presupuesto de la NASA del presidente Obama. El astronauta llegó a expresar sus "reservas" ante el Congreso y firmó una carta que definía el plan como una "propuesta errónea".
Fue la última batalla pública de Armstrong, que en 2003 presidió en Dayton los actos que celebraban el centenario de la aviación. Entonces el astronauta habló apenas unos segundos y ni siquiera mencionó su viaje a la Luna. Su familia expresó su pesar por la muerte de Armstrong e hizo una petición especial a sus admiradores: "La próxima vez que caminéis al aire libre en una noche despejada y veáis que la Luna os sonríe, pensad en Neil Armstrong y hacedle un guiño".
Extraído de El Mundo
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