Investigadores del Externado, en Colombia, exploran riqueza pesquera del Canal del Dique, de hace más de cuatro mil años.
“Buscamos averiguar en qué proporciones la gente estaba consumiendo cada tipo de animal, pero enfatizando en los peces”.
Saber cómo los pobladores de hace cuatro mil años de la zona del Canal del
Dique aprovechaban de manera sostenible los recursos pesqueros, es el objetivo
de la Evaluación zooarqueológica de concheros cercanos al Canal del
Dique – Fase inicial, investigación dirigida por la profesora Diana
Rocío Carvajal Contreras, antropóloga, PhD en arqueología, especializada en
zooarqueología.
El proyecto cuenta con el apoyo del Instituto de Colombiano de Antropología
e Historia (ICANH) que le otorgó a la investigadora un incentivo económico,
dentro de la convocatoria de estímulos de investigación.
Para tal efecto, la docente de la Facultad de Estudios del Patrimonio
Cultural se desplazó a la región durante el pasado mes de junio con un grupo de
siete alumnos (cuatro de arqueología y tres de antropología) con el fin de
obtener restos de animales. “Buscamos averiguar en qué proporciones la gente
estaba consumiendo cada tipo de animal, pero enfatizando en los peces”, dice la
investigadora.
Con este viaje al pasado, los investigadores se proponen demostrar que
estos grupos humanos basaban su subsistencia en la rica y abundante fauna
acuática de la época, sin mucho esfuerzo y de manera sostenible con su hábitat.
“Estaban tan relacionados con su entorno y tenían un conocimiento tan profundo
de toda la diversidad, de toda la ecología y del comportamiento de los
animales, que desarrollaron estrategias para relacionarse de manera sostenible
con ese entorno”, afirma la profesora.
Además, según la docente del Externado, han descubierto indicios de
sedentarismo de estos pobladores en esa época, alrededor de la gran cantidad de
recursos naturales y el uso de nuevas tecnologías y utensilios.
La profesora Diana Rocío Carvajal advirtió que con las excavaciones
realizadas ha podido apreciar el impacto de la huella humana en la región. Por
ejemplo, se advierte el aumento del consumo de peces marinos frente a los de
aguas dulces y se evidencia la reducción paulatina de la pesca. Por otro lado,
las muestras arqueológicas demuestran cambios en los tamaños de los peces.
Para ella aún es prematuro hablar de drásticos cambios pero sí de
transformaciones notables. “Este viaje al pasado permitirá descubrir lo que
hemos perdido”, sostiene.
Este es un trabajo de largo aliento; por eso la profesora Diana Rocío no
espera tener resultados definitivos antes de diez años y por ahora está
comprometida en seguir armando lo que llama una colección de especies de
referencia para comparar cada hueso con los especímenes actuales.
Extraído de Uexternado
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