Hace 90 el arqueólogo Howard Carter desubrió la primera tumba intacta de un faraón.
La máscara funeraria de Tutankamon. |
Hay sucesos que cambian la historia del mundo. Y eso fue lo que ocurrió el 4 de noviembre de 1922. El día que Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamon y elevó al Antiguo Egipto a una nueva dimensión. El país norteafricano pasó de ser un lugar conocido por sus desiertos a desatar la imaginación de miles de personas gracias al hallazgo del niño faraón. Y todo ello no se debió tanto por el renombre del personaje momificado -era un faraón casi desconocido, sino por la trascendencia mediática de hallar una cámara funeraria no alterada en más de 3.000 años. Hace 90 años surgió una fiebre por Egipto y la arqueología que nunca ha decaído.
A comienzos de siglo XX los arqueólogos ya habían explorado gran parte de los lugares de enterramiento de los faraones, en especial, el del Valle de los Reyes. Allí habían sido encontrados los restos funerarios de hasta 27 faraones. Sin embargo, todas estas tumbas estaban incompletos tras haber sufrido el saqueo de los ladrones. Sin embargo, Howard Carter demostró que todavía había mucha historia oculta bajo la tierra egipcia.
A comienzos de siglo XX los arqueólogos ya habían explorado gran parte de los lugares de enterramiento de los faraones, en especial, el del Valle de los Reyes. Allí habían sido encontrados los restos funerarios de hasta 27 faraones. Sin embargo, todas estas tumbas estaban incompletos tras haber sufrido el saqueo de los ladrones. Sin embargo, Howard Carter demostró que todavía había mucha historia oculta bajo la tierra egipcia.
El arqueólogo inglés llevaba varios años excavando en el Valle de los Reyes financiado por el Lord Carnarvon. A pesar de que la mayoría de sus colegas estaban convencidos de que esa necrópolis real ya estaba agotada, Carter estaba convencido de que todavía había una tumba más por descubrir. Se basaba en unos objetos con el sello de Tutankamon encontrados en una campaña de excavación en 1907. Sin embargo, ese nombre no figuraba en los libros de historia.
Sin embargo, Howard continuó durante varias campañas arqueológicas. Su perseverancia tuvo éxito. El 16 de febrero de 1923 Howard y Caranrvon accedieron a la cámara interior por primera vez en 3.000 años. Ante su sorpresa, allí encontraron el sarcófago de un faraón intacto. Toda una sorpresa ya que las dimensiones de la tumba eran más las de un noble que las de un faraón. De hecho, ninguna de las estancias estaban decoradas salvo la cámara del sarcófago, cuyas paredes estaban cubiertas de pinturas que representaban escenas del Libro de los Muertos en las que aparecía Tutankamon. Este niño faraón perteneciente a la XVIII dinastía nació en el 1342 a.C. solo reinó nueve años, ya que murió de forma prematura en el 1323 a. C.
Durante años, Howard y su equipo trabajaron en catalogar y extraer los más de 5.000 objetos que encontraron en el interior. Entre ellos la máscara funeraria de oro macizo, seis carruajes, algunos de caza, 48 arcos y hasta 130 bastones. Y es que las últimas investigaciones llevadas a cabo en 2010 por Zahi Hawass -máxima autoridad arqueológica en Egipto- parecen demostrar que Tutankamon padecía el mal de Kohler. Esta enfermedad es una necrosis avascular del hueso navicular del pie. Lo que justificaría el elevado número de bastones encontrados en la tumba. De esta forma quedaban desterradas las teorías del asesinato a manos del gran sacerdote Ay, quien le sustituyó en el poder.
Vía: Europaperess
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