Se halla un cementerio prehispánico en México con 25 cráneos deformados.


Arqueólogos han descubierto a 300 metros del pueblo de Onavas, al sur de Sonora (México), un cementerio prehispánico de 1.000 años de antigüedad en el que están enterrados 25 individuos. De ellos, trece presentan una deformación intencional del cráneo y cinco mutilación dentaria, prácticas culturales que resultan muy llamativas y que ya se habían encontrado en otros grupos prehispánicos. La deformación craneal en las culturas mesoamericanas se utilizó para diferenciar a un grupo social de otro o con fines rituales, y la manipulación de los dientes se practicaba en púberes como un rito de paso hacia la adolescencia. Algunas de las osamentas portaban ornamentos elaborados con conchas y caracoles de la región del Golfo de California, como brazaletes, pendientes y collares.

Un individuo fue enterrado con un caparazón de tortuga colocado a la altura del abdomen. Pero para los arqueólogos, lo relevante del descubrimiento es la evidencia de costumbres que no se habían registrado en los antiguos grupos culturales de Sonora: la deformación craneal (frontal occipital) que se aplicó a algunos de ellos, así como la modificación mediante el desgaste de la parte lateral de las piezas para darles forma de “V”. “El Cementerio de Onavas no pertenece a grupos mesoamericanos migratorios, sino a uno sedentario que tuvo un desarrollo local y que en algún momento de su historia entabló contacto con Mesoamérica e incorporó algunas ideas a su cultura”, explicó Cristina García Moreno, directora del proyecto de investigación, que es realizado por la Universidad Estatal de Arizona (EEUU) con aprobación del Consejo de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).
De los indígenas pimas.
Según García, el sitio debió pertenecer a los antiguos indígenas pimas, grupo cultural de la región cuyos descendientes se desplazaron hacia lo que hoy es el límite estatal Sonora-Chihuahua; pudo ser parte de un asentamiento ubicado dentro del área de tránsito que seguían los pueblos de la costa occidental al suroeste de Estados Unidos en el comercio de la turquesa, “y en ese transitar de poblaciones, los pimas adoptaron nuevas tradiciones procedentes de Mesoamérica”. De los restos óseos de los 25 individuos recuperados, 17 corresponden a menores de edad y 8 son de adultos. La cantidad de infantes y púberes identificados en el cementerio puede ser un indicador de la mala práctica en la deformación craneal, que ocasionó su muerte por el exceso de fuerza al momento de apretar el cráneo.
Vía: El Tribuno

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