El antepasado más antiguo de los mamíferos. Hallazgo publicado en la revista 'Science'.

Fósil del mamífero del Cretácico encontrado en 1994.
Poco después de la extinción de los dinosaurios no voladores, tras el periodo Cretácico superior hace 66 millones de años, un pequeño mamífero con aspecto de roedor, cola peluda y devorador de insectos, comenzó a desarrollarse. Era el primer ancestro de mamífero placentario, el descendiente más lejano de los roedores, los monos, las ballenas e incluso de los seres humanos.

Un equipo internacional de científicos publica en la revista 'Science' este descubrimiento que refuta, o al menos cuestiona la teoría de que los mamíferos se diversificaron justo después de la extinción de los dinosaurios creando los órdenes de mamíferos que existen actualmente. Esta pequeña criatura prueba que los placentarios no se desarrollaron durante el Mesozoico, la era de los dinosaurios, sino poco después de su extinción. Y que esta criatura es un ancestro común que comenzó con esa diversificación.

"Especies como los roedores y los primates no convivieron con dinosaurios no voladores", afirma Maureen O'Leary, del Departamento de Ciencias Anatómicas de la Universidad Stony Brook, "pero sí descendieron de un ancestro común después de la desaparición de éstos". Esto es, entre 300.000 y 400.000 años después.

Características comunes.

El equipo de investigación ha reconstruido la anatomía de este ancestro gracias a fósiles de diversos placentarios, que compararon con la información genética de mamíferos que aún viven. Este método ha permitido a los investigadores determinar qué cualidades y rasgos aparecieron primero y cuáles se mantuvieron intactos y compartieron ancestros más lejanos.

Descubrieron que este mamífero tenía características tales como unútero con dos trompas, un complejo córtex cerebral y una placenta similar a la humana, en la que la sangre materna se comunicaba con las membranas que rodean al feto. Estiman, además, que su peso estaba entre los 6 y los 245 gramos.

Una vez recopilados los datos, los investigadores crearon un árbol familiar, filogenético, en el que muestran las relaciones evolutivas de los mamíferos desde el Triásico -hace unos 250 millones de años- hasta la actualidad. El buen estado de los fósiles influyó notablemente en la exactitud del estudio. "El registro que tenemos de mamíferos está repleto de fósiles muy bien conservados, y no queríamos construir un árbol sin utilizar esa evidencia directa que aportan".

Entre esos restos se encuentra el fósil de una pequeña criatura del final del periodo Cretácico, descubierto en 1994 en un extraordinario buen estado. En su pelvis se observaron huesos epipúbicos, característicos de los marsupiales. Estos terios, una subclase de mamíferos, son placentarios (retienen a sus crías en el útero y las alimentan a través de la placenta), lo que demuestra la presencia de estos animales durante la etapa final de la era de los dinosaurios.

Asombrosa diversidad.

La evolución de estas especies siempre ha estado registrada en el Cretácico Superior. Se cree que sobrevivieron esta etapa y la extinción de los dinosaurios no voladores en el paso del Cretácico al Terciario (hoy llamado Paleógeno), o límite K/T. Sin embargo, otras teorías, entre las que se encuentra ésta nueva investigación, afirman que, o bien se desarrollaron cerca de la extinción de los dinosaurios, o bien poco después de ella.

Existen alrededor de 5.100 mamíferos placentarios, y presentan una asombrosa diversidad. Varían sustancialmente tanto en tamaño y habilidades locomotoras como en comportamiento o anatomía. "Teniendo en cuenta toda esta diversidad, es verdaderamente interesante saber cuándo y cómo éste clado (cada una de las ramas del árbol de la evolución de una especie) comenzó por primera vez y se diversificó", afirma Nancy Simmons, autora del estudio y conservadora del Departamento de Mamíferos del Museo Americano de Historia Natural.

Vía: El Mundo

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