Análisis de restos óseos humanos, científicos del Consejo Nacional argentino. |
Investigadores argentinos y estadounidenses estudian las características de los pueblos que durante la prehistoria habitaron el noreste de Argentina, siguiendo el rastro del agua que consumían.
A través del análisis de restos óseos humanos, científicos del Consejo Nacional argentino de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y de la Universidad de Utah (EEUU) pueden detectar las fuentes de agua que hace miles de años consumían los antiguos habitantes del noreste argentino y a partir de ello determinar qué distancias recorrían y hacia dónde se trasladaban.
"Toda fuente de agua potable tiene valores de oxígeno 18 (O18) que son distintos de acuerdo al lugar", explicó el arqueólogo Gustavo Neme, del Museo de Historia Natural de San Rafael, al sur de Mendoza (a unos 1000 kilómetros de Buenos Aires), en declaraciones a la agencia Télam.
"En nuestros huesos quedan grabados los valores de O18 del agua que consumimos", por lo que conocer ese dato de las fuentes de agua de una región permite comparar los esqueletos humanos y "saber dónde estuvo tomando agua una persona", precisó el arqueólogo Adolfo Gil a Télam.
Este nuevo método "nos da la certeza del lugar dónde tomaban agua y así saber en qué lugar vivieron y se criaron los individuos hace mil, dos mil y hasta diez mil años", dijo Gil.
Los investigadores argentinos y estadounidenses que comenzaron a caracterizar, hace dos años, las distintas fuentes de agua del sur de Mendoza y a analizar los esqueletos humanos hallados en la región ya han empezado a procesar los primeros resultados obtenidos.
Gil y Neme indicaron que los grupos humanos de Mendoza "eran más móviles de lo que en algún momento se creyó", especialmente en los periodos más tardíos -antes de la llegada de los españoles a América-, en los que se pensaba que eran grupos agricultores sedentarios".
Vía: EFE
Comentarios