Los antiguos
egipcios, incluidos los gobernadores, no vivían en tan buenas condiciones y
rodeados de tanta opulencia como hasta ahora se pensaba, sino que sufrían
hambre y malnutrición, multitud de enfermedades infecciosas, una altísima
mortalidad infantil y muchos morían antes de los 30 años.
Investigadores españoles analizan 200 momias y esqueletos de la necrópolis
de Qubbet el-Hawa en Asuán y echan por tierra la imagen de opulencia con la que
se relaciona a este pueblo.
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Los antiguos egipcios, incluidos los gobernadores,
no vivían en tan buenas condiciones y rodeados de tanta opulencia como hasta
ahora se pensaba, sino que sufrían hambre y malnutrición, multitud de
enfermedades infecciosas, una altísima mortalidad infantil y muchos morían
antes de los 30 años.
Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado
el proyecto de investigación Qubbet el-Hawa, que dirige la Universidad de
Jaén (UJA), en el que participan antropólogos de la Universidad de
Granada, así como el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, según un
comunicado de la UJA.
Los gobernadores de la región de Asuán, en la
frontera con Sudán, así como sus familias, ya practicaban el mestizaje con
las personas de raza negra que llegaban desde el país vecino.
Los científicos del Laboratorio de Antropología Física
de la Universidad de Granada, que dirige el profesor Miguel Botella, y que
acaban de regresar de Egipto, donde han realizado el análisis antropológico de
los huesos de las momias halladas en la excavación, han encontrado más de 200
esqueletos y momias en la tumba excavada.
Los primeros resultados han permitido conocer nuevos
datos sobre las condiciones de vida en el Antiguo Egipto y, según explica
Botella, "aunque el nivel cultural de la época era extraordinario, el
análisis antropológico de los restos humanos revela que la población en general
y también los gobernadores, la clase social más alta, vivían en condiciones de
salud muy precarias, en el límite de la supervivencia".
Según los antropólogos, la esperanza de vida apenas
llegaba a los 30 años, "ya que sufrían muchos problemas de malnutrición y
trastornos gastrointestinales agudos, debido al consumo de agua contaminada del
Nilo".
Han hallado en la tumba una gran cantidad de momias
pertenecientes a jóvenes de entre 17 y 25 años.
Las tumbas estudiadas tienen inscripciones "de
gran importancia para la historia no sólo de Egipto, sino de toda la
Humanidad", según Botella.
Así, en la tumba del gobernador Herjuf (2200 a.C.)
se narran los tres viajes que realizó al centro de África, en uno de los
cuales volvió con un pigmeo, lo que supone la mención más antigua de este grupo
étnico, y en otras inscripciones se narran las relaciones de Egipto con la
vecina región de Nubia (actual Sudán) a lo largo de casi un milenio.
La excavación se está desarrollando en la tumba
número 33 de la necrópolis de Qubbet el-Hawa, justo en frente de la moderna
ciudad de Asuán, a unos mil kilómetros al sur de El Cairo.
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