El verdadero Adán vivió hace 338.000 años.

Un afroamericano de Carolina del Sur llevaba sin saberlo el cromosoma Y más antiguo del mundo. Su origen se remonta al primer ancestro masculino de todos los humanos de hoy, que vivió en África unos 150.000 años antes de lo que se pensaba y pudo ser el hijo de un cruce con homínidos arcaicos.

El paleoantropólogo británico Chris Stringer muestra el cráneo de un homínido.
Hace algún tiempo, Albert Perry, un afroamericano de Carolina del Sur, se convirtió en una de las miles de personas que se hacen una prueba de ADN para dilucidar sus raíces familiares. Una compañía de EEUU se encargó de secuenciar su cromosoma Y para recuperar su linaje paterno e indicar dónde vivieron sus primeros ancestros. La familia de Perry había sido la que envió las muestras a la empresa, tal vez para darle una sorpresa. Los resultados del análisis no han podido ser más impactantes, no sólo para la familia de Perry, sino para todo el género humano. Muestran que el cromosoma Y de Perry es el más antiguo que se ha visto hasta el momento y que viene del hombre del que descienden todos los humanos actuales. Unos lo llaman el padre de todos los hombres, otros el Adán genético y su antigüedad es apabullante, pues parece que vivió antes de la aparición de nuestra especie, los Homo sapiens.
El análisis se ha centrado en el cromosoma Y porque este pasa de padres a hijos y permite remontar cientos de generaciones por el linaje paterno. Según los cálculos del equipo de científicos que ha analizado en detalle el ADN de Perry, este afroamericano desciende de un hombre que vivió en África hace 338.000 años, según explican en un estudio publicado enAmerican Journal of Human Genetics. Esto obliga a repensar cómo y cuándo se originó nuestra especie. 
Hasta ahora, los restos más antiguos de sapiens que se han hallado tienen unos 195.000 años. Estudios anteriores del cromosoma Y de poblaciones actuales de todo el mundo indicaban que el llamado Adán genético, el ancestro masculino común de todos los humanos actuales, vivió hace entre 60.000 y 140.000 años. Otros trabajos basados en el genoma mitocondrial, parte del ADN que legan sólo las madres, indicaba que la llamada Eva mitocondrial de la que son parientes todos los humanos modernos vivió hace unos 200.000 años. 
La nueva fecha en base al cromosoma Y de Perry, obtenida por el equipo del genetista de la Universidad de Arizona Mike Hammer, pone patas arriba este escenario, ya que sitúa el origen paterno de los humanos modernos en un tiempo en el que en teoría no había humanos modernos. ¿Cómo puede explicarse esta contradicción? Los autores del estudio apuntan una posibilidad: los humanos modernos se cruzaron con homínidos arcaicos, tuvieron hijos y de ellos surgió el origen de la gran familia humana. En otras palabras, el Homo sapiens actual sería el fruto de un mestizaje entre especies sucedido en África hace miles de años y del que apenas se conocen detalles. 
Un sapiens híbrido. 
Esta posibilidad hubiera sonado como un disparate hace no mucho tiempo, pero hoy es totalmente plausible. Estudios anteriores han demostrado que en Europa hubo cruces entre tres especies de homínidos bien conocidas: sapiens, neandertales y denisovanos, un nuevo linaje humano descubierto en 2010. Como testimonio de aquel sexo prehistórico muchos humanos modernos de hoy llevan ADN neandertal y denisovano. Ahora, el estudio de Hammer apuntaría a un cruce adicional con un homínido africano que habría contribuido parte de su ADN a conformar lo que hoy es el Homo sapiens. 
“El estudio ha pasado un poco desapercibido, pero es muy interesante”, opina Carles Lalueza-Fox, genetista español y uno de los autores del primer borrador del genoma neandertal, publicado en 2010. Para Lalueza-Fox hay dos formas de explicar los sorprendentes resultados obtenidos por Hammer. “O bien la filogenia del cromosoma Y, y por tanto el origen de nuestra especie, es más antiguo de lo que pensábamos, más antiguo que los fósiles más antiguos como los de Omo, o bien esto viene de alguna hibridación con algún hominino más arcaico en África, del cual desconocemos todo”. 
Estas dos posibilidades no son excluyentes, es decir, el origen de los humanos actuales podría ser más antiguo de lo que se pensaba y además haberse cruzado con homínidos más primitivos. Lo que queda claro es que “todos descendemos de él”, dice Lalueza-Fox, en referencia a aquel hombre de hace 338.000 años. 
Buscando a Adán en África. 
De todos los fósiles encontrados hasta ahora que podrían apoyar sus resultados, Hammer destaca en su estudio un extraño cráneo revisado en 2011. Perteneció al homínido de Iwo Eleru, que vivió hace sólo 13.000 años en lo que hoy es Nigeria. Tenía una mezcla de rasgos primitivos y modernos nunca vistos y un equipo dirigido por el paleoantropólogo británico Chris Stringer cree que este homínido era un superviviente híbrido de un cruce entre homínidos primitivos y humanos modernos. 
Hammer ha intentado encontrar el origen geográfico del cromosoma Y de Perry, recientemente fallecido, y lo ha conseguido en parte. Tras buscar en una base de datos de ADN con muestras de casi 6.000 personas de 10 países africanos, ha encontrado cromosomas casi idénticos al de Perry en siete personas de la etnia Mbo, que viven al oeste de Camerún. Ellos también llevan la marca paterna de aquel humano que vivió hace 338.000 años. Sus hogares están “a 800 kilómetros de Iwo Eleru”, donde se halló el supuesto híbrido, destaca el estudio. 
Ahora, Hammer afronta un abismo. En un estudio anterior basado en ADN de poblaciones actuales de África había apuntando que, hace unos 30.000 años, humanos modernos y homínidos arcaicos se cruzaron. Su nuevo hallazgo apoya esta hipótesis, pero para convencer del todo debería encontrar fósiles de humanos arcaicos, extraer su ADN y demostrar que se cruzaron con los sapiens. Es algo parecido a lo que hizo el equipo de Lalueza-Fox con el genoma neandertal, pero que tal vez nunca se pueda repetir en África, opina el genetista español, dada la gran ausencia de restos que hay justo en las épocas más interesantes, hace unos 300.000 y 400.000 años, y la mala conservación del ADN antiguo en lugares cálidos. Hasta entonces Hammer propone otra opción: seguir secuenciando el genoma de africanos actuales para encontrar más ejemplos como el de Perry y los Mbo que aclaren los orígenes de nuestra especie.
Vía: Es Materia

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