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Albert Isidro: «Si Tutankamón murió de un infarto no lo sabremos».

El 'CSI' de las momias. El traumatólogo del Sagrat Cor, estudia cadáveres antiguos para averiguar qué les causó la muerte.


Desde que Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón, en 1922, se han publicado decenas de teorías sobre qué causó la muerte al faraón egipcio hace más de 3.000 años. El doctor Isidro, colaborador del Museu Egipci de Barcelona, defiende la hipótesis de que Tut falleció a los 19 años por la acción combinada de la malaria y una complicación de una fractura de cadera.
-Howard Carter le cortó la cabeza a la momia de Tutankamón para no estropear la máscara de oro que la cubría. ¡Qué bestia! 
-Momias hay 100.000 en Egipto y, si se encontraba una máscara de oro como jamás se había visto y la momia estaba hecha puré, lo normal era cortarla para no echar a perder la máscara. Por suerte, también había gente como el médico Douglas Derry, que se pasó dos días y medio tratando de despegar el cuerpo de la base del sarcófago sin dañarlo. 
-Usted sería más el concienzudo Derry que el aventurero Carter. 
-Se podría decir así. Yo primero soy médico traumatólogo y cuando el trabajo me lo permite viajo a los yacimientos de Sharuna y Karara, en el Egipto Medio, para estudiar momias sobre el terreno y averiguar qué patologías les afectaron. 
-¿No me dirá que tiene la clave de cómo murió Tutankamón? 
-¡No, gracias a Dios! Es un tema que provoca mucho morbo. Yo no he tenido acceso directo a la momia, pero por los últimos análisis y por mis conocimientos puedo valorar las teorías que son creíbles y las que no. 
-¿Usted a qué hipótesis se aferra? 
-El 90% de las causas de muerte no se pueden detectar en un cadáver antiguo, lo que sí se puede saber viendo muchos es el estado de salud general de la población. Uno de los pocos casos en que sí se ha podido averiguar la causa de muerte es el de la faraón Hatshepsut, que era muy obesa. Al conservarse el colon se pudo analizar y ver que tenía cáncer. 
-¿Nunca sabremos de qué murió Tutankamón exactamente? 
-Tenemos que ser muy prudentes y no lanzar las campanas al vuelo. Por los análisis que se le han hecho hasta ahora podemos constatar que murió a los 19 años, que tenía una fractura de cadera, malaria y una anemia falciforme. Para mí la causa más probable de la muerte serían las complicaciones derivadas de una fractura que en principio no era mortal más el bajón de defensas que puede provocar la malaria. 
-Causa probable, dice, pero no definitiva. 
-Esto es lo que nos dice la momia, pero igual Tutankamón tuvo un infarto y nunca lo sabremos, porque el corazón no se ha conservado. 
-Pues hay morbo para rato. ¿Y las momias catalanas? ¿Cómo andan de salud? 
-Trabajé con las tumbas reales del monasterio de Santes Creus e hice el estudio del escáner de la reina Blanca de Anjou [esposa de Jaume II que vivió entre 1283 y 1310]. A pesar de que su cuerpo fue descuartizado durante la desamortización de Mendizábal, la momia estaba medianamente bien conservada y se ha podido hacer el estudio de las enfermedades que pudieron provocar que una princesa real que había parido 10 hijos y había tenido siete abortos muriera a los 27 años. 
-Parece que está claro: la consumió la maternidad. 
-Efectivamente. Medía 1,48 metros y tuvo 17 embarazos, un factor que si hoy es de alto riesgo imagínese en aquella época. Hemos podido confirmar que probablemente murió pocos días después del último parto. 
-¿Y no se le ha ocurrido nunca llevarse una momia a casa como suvenir? Como hay tantas en Egipto… 
-Esto ahora está muy controlado, pero en el siglo XIX había tráfico de momias. No había noble inglés o alemán que se preciara que no tuviera una momia egipcia en su castillo. Era un signo de poder económico y de nivel intelectual. Para que vea hasta dónde llega el tema de las momias, le contaré que a principios del siglo XX una compañía canadiense las compraba a peso para utilizarlas como combustible en las máquinas de tren. Les salía más barato que talar árboles. 

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