Los primeros pozos de nieve de Europa.

Este monumento puede visitarse gratis con información de varias interpretaciones. Los vecinos afirman que recibe turistas, pero echan de menos mayor promoción.

Las conocidas como Termas de Reyes Huertas de Mérida han tenido varias
lecturas arqueológicas desde que fueron excavadas.
Tradicionalmente se conocen en Mérida como las termas de Reyes Huertas, después recuperadas en el siglo XVII como pozos de nieve, pero su última interpretación arqueológica revela que ya tuvieron ese cometido en época romana. Serían, por tanto, los primeros pozos de este tipo identificados en Europa, según el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, que tiene su sede al lado y permite el acceso gratuito de lunes a viernes por la mañana, con información acerca de sus diversas lecturas. Los vecinos y el propio ordenanza que se encarga de la apertura y cierre de puertas confirman la llegada constante de turistas, aunque en el caso de los residentes en la zona echan en falta una mayor promoción para elevar el número de visitas.

El actual yacimiento constituye una parte de un gran complejo industrial de la época romana que se utilizaría para acumular nieve, con objeto de utilizarla para enfriar alimentos y bebidas, además de con usos medicinales. Diversos textos clásicos confirman el uso de este producto en la época. Según los investigadores, la nieve se transportaría desde las sierras de Guadalupe, en años fríos, o desde la zona de Béjar, en el resto. Por motivos obvios, no se trasladaría directamente en carros, sino que habría una red de pozos de nieve entre los que se organizaba el intercambio.

El yacimiento se empezó a excavar en la década de 1920, en la época en que Maximiliano Macías desarrollaba los trabajos en el anfiteatro y fue entonces cuando los arqueólogos interpretaron los restos encontrados como termas. Sin embargo, en una nueva investigación más reciente se encuentran hallazgos suficientes (por la estructura del edificio, su localización --una zona de umbría--, sus características --excavado en la roca--, las canalizaciones...) para determinar que se trató de unos pozos de nieve situados fuera de las murallas de Augusta Emerita.

Después, en el siglo XVII, con la recuperación de la sabiduría antigua tras el renacimiento, se rescata para ese mismo uso. Las conclusiones de la última excavación no cierran la puerta a que, en algún momento, este edificio o una parte pudiera albergar termas, porque se encontraron restos de carbón, pero consideran que podría tratarse de una reutilización de las estructuras de los pozos.

Esta última interpretación es aún poco conocida, incluso entre quienes pasan por allí cada día. "Siempre se han llamado las termas, hasta hay aquí al lado un bar con este nombre", indica María Angeles Ruiz, vecina del barrio. Ella, como José Luis Quirós, otro residente en la zona, confirman que hay "movimiento de turistas", pero Quirós echa en falta una mayor ampliación de horario. "A veces ves gente mirándolo desde fuera, porque solo se puede visitar por la mañana", comenta. Tomás Gil, ordenanza del Consorcio, confirma la presencia de visitantes. "Incluso a veces se hacen visitas guiadas y a la gente le llama mucho la atención el tema de los pozos de nieve".

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