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Aparecen nuevos altares rupestres.

Mark Raes, un belga afincado en Andiñuela, localiza petroglifos en Andiñuela y Rabanal con forma de serpiente.

Localización de una estación rupestre en Rabanal del Camino.
Derecha, detalle de una de las rocas con petroglifos.
La Maragatería esconde decenas de piedras labradas con enigmáticos símbolos de hace miles de años. El astorgano Juan Carlos Campos, descubridor de decenas de petroglifos en la provincia, no sólo ha conseguido que aflore un patrimonio ignorado, sino que ha contagiado su pasión por estas piedras milenarias a otros habitantes de la comarca, como el belga Mark Raes, que acaba de localizar dos nuevas estaciones rupestres. La primera de ellas se encuentra entre las localidades de Andiñuela y Prada de la Sierra. Las figuras representadas confirman otra vez el estilo predominante en la comarca: cazoletas (marcas circulares grabadas en la roca) y surcos.

«Las cazoletas están distribuidas por la zona superior y descienden por uno de los laterales», explica Campos en su blog. Se trata de un ‘petrograbado’ con forma de serpiente. «Esta interpretación quizá sea un poco subjetiva, pero creo que la explicación más lógica y sencilla es la correcta, y las leyendas ancestrales nos hablan de cuélebres, dragones y bichas», aclara. Para Campos, resulta menos creíble que se trate de una representación cósmica o del dibujo de una constelación. Otro enigma es si estos nuevos petroglifos hay que vincularlos con un espacio ritual dedicado a algún animal legendario.

El otro altar rupestre se halla al norte de Rabanal del Camino, el pueblo donde reside Mark Raes. Aunque no son petroglifos espectaculares —sólo hay cazoletas—, lo verdaderamente destacado es el lugar donde se encuentran, «porque constatan que la mayoría de los emplazamientos donde se han descubierto petroglifos en la provincia son lugares propicios para la caza y la cría del ganado».

Mark Raes ya localizó hace meses un altar rupestre en Andiñuela, en el municipio de Santa Coloma de Somoza. No era su primer descubrimiento. Hace cuatro años encontró también una roca con círculos y cruciformes que Campos bautizó con el nombre de Peña Cruzada.

Han pasado ya cinco años desde que Campos localizó los primeros petroglifos en la Maragatería. Tras un estudio inicial de la Universidad de León, que certificó su antigüedad en más de 6.000 años, Campos y un grupo de aficionados se han quedado solos en la búsqueda de nuevos símbolos del Calcolítico y en intentar desvelar por qué están aquí.

Campos defiende que la Maragatería pudo ser «la cuna» de los laberintos. Falta averiguar si los petroglifos maragatos son las primeras manifestaciones de escritura y cuál es su significado; un enigma que nadie ha conseguido desentrañar hasta la fecha. Podrían ser representaciones solares que servían a las primitivas sociedades campesinas para llevar a cabo ritos de iniciación o propiciar la fertilidad.

En los últimos cinco años Campos y sus ocasiones ‘ayudantes’ han sacado a la luz más de quince de emplazamientos con petroglifos, a los que hay que sumar los encontrados fuera de Maragatería, como los localizados en El Bierzo y en Alija del Infantado.

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