Yucatán. Actualmente los investigadores estudian los cenotes San Manuel y Tizimín, donde han hallado cerámica maya. |
La Subdirección de Arqueología Subacuática ha registrado desde 2000 a la fecha, un total de 38 contextos arqueológicos sumergidos en cenotes y cuevas inundadas en los estados de Quintana Roo, Yucatán y Campeche, los cuales forman parte de la documentación del proyecto Atlas Arqueológico Subacuático para el registro, estudio y protección de los cenotes, cuevas inundadas y semi-inundadas, señaló Helena Barba Meinecke, responsable del área de Arqueología Subacuática de la Península de Yucatán.
Además, dijo, dicho departamento del INAH trabajará este año en la exploración y conservación de los cenotes San Manuel y Tizimín de Yucatán y enfatizó que seguirán trabajando en la verificación de la existencia de patrimonio cultural subacuático en Yucatán y Campeche.
Al respecto, la también arqueóloga añadió que actualmente estudia los cenotes en Yucatán, Huachabí y Aaktun Amm en Campeche, hallados a finales de 2012 con evidencia de objetos cerámicos, restos óseos y patrones de ofrendas mayas.
— ¿Cuántos de los 38 sitios corresponden a periodos del poblamiento de América, cuántos a culturas prehispánicas y cuántos son coloniales?
— Generalmente en algunos cenotes y cuevas se identifican vestigios de diversas épocas. Entre los sitios registrados destacan Canún y Yaalutzil, Yucatán; Naharon, Nai Tucha, Taj Mahal, Las Palmas, Cenotes los Huesos y Hoyo negro, Quintana Roo con presencia de fauna pleistocénica y hombre antiguo.
“Con evidencia de la época maya están los cenotes: Mariposa, Cueva Manitas, Cifa, Calaveras, El Templo, Satachanah, Ka Ú Hum, Aktun Koot, Aerolito, Quintana Roo; así como Balmí, Canun Che´En, Xkankal, Yucatán; además de Aktun Amm y Huachabí, Campeche. Algunos de los anteriores también cuentan con materiales de la época virreinal”, indicó.
— ¿Qué tipo de materiales han hallado?
— Entre los materiales prehispánicos registrados destaca la presencia de restos óseos, pintura mural, elementos cerámicos, artefactos líticos y restos carbónicos, entre otros.
En opinión de Helena Barba Meinecke, la evidencia relacionada a los grupos mayas prehispánicos ha sido de vital importancia para el entendimiento del uso de estos espacios y su relación con los asentamientos en superficie. “Se han incorporado nuevos registros considerando que no sólo fueron utilizados como fuente de agua dulce, sino también como sitios sagrados y de depósitos mortuorios”, destacó.
Entre los materiales que corresponden a la época colonial que se derivan de actividades de la vida cotidiana y en contadas ocasiones también religiosa, han localizado objetos del siglo XIX como rifles y cañón de bronce encontrados en un cenote de Valladolid, artefactos que corresponden a la Guerra de Castas (1847-1901) y que han sido parte de exposiciones temporales
PRIMEROS POBLADORES. El proyecto del Atlas se conforma de un Sistema de Información Geográfica (SIG), una base de datos, un banco de imágenes y las cédulas de registro arqueológico de cuerpos de agua interiores que se integran a las que tiene bajo su custodia la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas del INAH, detalló Helena Barba.
“Las investigaciones científicas en estos contextos han llevado al descubrimiento de sitios con evidencia osteológica de fauna pleistocénica de hace 12 mil años, así como de esqueletos y restos carbónicos con un fechamiento de más de 10,000 años, relacionados con los primeros habitantes de la Península de Yucatán”, puntualizó.
Con estos hallazgos -dijo- desarrollan la reconstrucción paleoambiental de la región, y se busca aportar nuevos datos para la comprensión de los primeros grupos humanos en la Península de Yucatán, ya que hace 13 mil años el nivel del mar se encontraba a 65 metros por debajo del nivel actual y la zona era habitable.
“El Banco de Campeche (actualmente fondo marino) era una planicie de tierra por la que se podía caminar y los cenotes, en los que hoy podemos bucear, se encontraban secos, formando una serie de cuevas que fueron habitadas”, detalla.
La vegetación no era selvática sino tipo pradera y en ella habitaban animales hoy extintos, de los cuales el departamento subacuático del INAH ha identificado a través de huesos la presencia de caballos, gonfoterios (parecidos y emparentados a los elefantes), armadillos gigantes y camellos.
El listado completo de las especies halladas, comentó Barba Meinecke se colocará dentro de la página de Arqueología Subacuática del INAH para que el público pueda consultarla de manera libre.
“El proyecto se encuentra en su etapa inicial y es un trabajo permanente para la Subdirección de Arqueología Subacuática y que requiere del apoyo de las diversas entidades relacionadas con la protección y uso del agua y del patrimonio cultural de cada entidad federativa”, destacó.
Por último, recalcó que durante este sexenio se tiene programado avanzar de forma significativa en el registro de sistemas kársticos (cuevas) con patrimonio cultural a través de un trabajo coordinado por la Coordinación Nacional de Arqueología y en donde participan diversas entidades del INAH entre ellas, la Subdirección de Arqueología Subacuática y los centros INAH de los estados de Campeche, Chiapas. Quintana Roo y Yucatán.
Vía: Crónica
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