Cleopatra VII: la última reina del antiguo Egipto

La heredera de una dinastía milenaria Imagen meramente ilustrativa. Cleopatra VII fue la última soberana de la dinastía ptolemaica, que gobe...

¿Cómo era la vida en el ejército romano?

“El servicio militar es duro y poco provechoso.
Tu cuerpo y tu alma se valoran en unas cuantas monedas por día", Percenio.
Las principales diversiones en los campamentos eran las casas de baño, donde los soldados tomaban vino y cerveza y aprovechaban para jugar a los dados e incluso para degustar algunos platos que no formaban parte de la dieta diaria del cuartel.

El soldado no solo debía conocer el oficio de la guerra sino que debía dominar otros oficios como sembrar, criar caballos y recolectar cosechas, también debía conocer algo del oficio de artesano para poder reparar y fabricar armas, además de manejar pico y pala para cavar fosos, construir campamentos, levantar muros y socavar las murallas enemigas.

“El servicio militar es duro y poco provechoso. Tu cuerpo y tu alma se valoran en unas cuantas monedas por día; con esta limosna tienes, además, que pagar la ropa, las armas y las tiendas de campaña, así como los sobornos para los centuriones que son demasiado crueles y poder librarte así de encargos pesados” Percenio (líder de un motín contra Tiberio 14 d.C.).

Existían de todas maneras ciertas ventajas en el oficio de soldado, una paga fija muy superior a la de cualquier campesino, un servicio medico y después de la derrota del enemigo muchas veces se presentaban ocasiones para el saqueo.

Al licenciarse del servicio -20 años para los legionarios, 16 para la guarnición de Roma, 25 para los auxiliares y 26 para los marineros- a los soldados se les otorgaba el título de Veteranus y recibían una parcela de tierra o una buena cantidad de dinero equivalente a 12 años de paga. Además recibían pagas extras al inicio de cada mandato de un nuevo emperador, costumbre establecida por el emperador Claudio. Para los auxiliares su principal recompensa era recibir la ciudadanía romana.

El Entrenamiento:

Alojados en los barracones del campamento, eran reunidos en la unidad básica, compuesta por ocho soldados (Contubernio). Cada Contubernio era como una familia que debía convivir junta durante todo el tiempo. 

Esta unidad mínima contaba con una mula que se usaba para cargar la tienda de campaña, el molino del trigo y los utensilios y herramientas que no tenían que llevar a cuestas ellos mismos.
Para poder llevar todo el pesado equipamiento, los legionarios entrenaban realizando duras marchas cargando cestos rellenos de piedras. Montar a caballo, natación, maniobras básicas diarias, etc. Formaban también parte del entrenamiento básico de un legionario.

Un Día de entrenamiento:

Antes de la salida del sol se tocaba diana y todo el mundo debía ponerse en marcha. Antes de formar los barracones debían estar limpios y en perfecto estado para la inspección. Luego del desayuno, se preparaban para las largas marchas diarias. Una pausa para comer y de vuelta al entrenamiento, ensayando tácticas de batalla. Al finalizar el día los legionarios se relajaban en los baños, cenaban y aprovechaban el tiempo libre que les sobrase.

Una vez pasadas las duras y agotadoras primeras semanas a los legionarios que aún quedaban, se les permitía entrenar con armas de madera que pesaban el doble que las reales para poder fortalecer los brazos acostumbrándolos así a entrenar con mucho más peso.

Una vez pasado todo este calvario a los legionarios restantes se les entregaba definitivamente las armas reales con las que entrenaban duramente hasta que su uso se convertía en un acto reflejo automático.

El día a día en el campamento:

En su tiempo libre los legionarios se dedicaban a ir a los baños, jugar, beber, trapichear y haraganear por las calles.

Si el campamento se convertía en permanente, los barracones crecían y pasaban de ser construidos de madera a ser construidos de ladrillo y no tardaban en crecer ciudades alrededor del campamento, aportando más variedad de diversión en el tiempo libre de los legionarios.

Aunque los legionarios tenían prohibido casarse en las legiones acantonadas se hacía la vista gorda, dejando que se juntaran con su familia legalizando su estado tras su licenciatura del ejército.

En cuanto a la sanidad en cada campamento romano contaban con un hospital, el Valetudinarium, donde eran tratados. Los instrumentos médicos encontrados en excavaciones demuestran que prácticamente eran iguales a los usados hoy en día.

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