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La excavación del castro de A Cidade deja al descubierto una zona que albergó talleres.

Los arqueólogos constatan que el asentamiento se hizo con criterios urbanísticos y que posee un espacio central, como una plaza.
En el yacimiento se han localizado quince construcciones de formas diversas.
El estudio detallado de los restos que se están encontrando en el castro de A Cidade de Ribeira y el análisis en profundidad de las construcciones que han salido a la luz en la primera excavación, que finalizará en unas dos semanas, constituyen dos valiosos legados para explicar la historia de Barbanza entre los siglos IV y VI antes de Cristo.

El asentamiento no deja de deparar sorpresas y todavía tiene mucho que contar. La pequeña superficie sobre la que se ha intervenido ha dejado al descubierto una zona que albergaba talleres, una actividad de tipo artesanal, y que, en principio, estaría separada de la destinada a residencia de los habitantes. Para expresarlo de forma simple, vendría a ser como un parque empresarial de la época.
El director de los trabajos, el arqueólogo Miguel Vidal, explica que se trata de un espacio con una elevada densidad de ocupación. Se han encontrado quince construcciones con estructuras: circulares y rectangulares, entre otras. Vidal subraya que todo indica que cada una debía tener funciones distintas.
De hecho, y a falta de un estudio más reposado por parte del equipo que trabaja en la zona, una de las edificaciones pudo ser un taller de transformación de minerales y otro parece haber estado destinado al procesado de elementos textiles. La buena conservación del yacimiento permite que en cada construcción se distinga claramente cuál era la puerta de entrada.
No solo eso, sino que Miguel Vidal señala que el asentamiento presenta claras muestras de haberse hecho siguiendo criterios urbanísticos, con lo que se echaría por tierra la convicción de que antes de la romanización no existía un concepto urbanístico. El arqueólogo indica que hay una construcción racional en la que las edificaciones se distribuyen en los márgenes de un espacio central que podría hacer las funciones de plaza.
Aspectos significativos.
El hecho de que haya construcciones de distintas tendencias no es algo inusual en los asentamientos de la Edad de Hierro, pero sí en la medida en la que este hecho se manifiesta en el caso del castro de A Cidade.
En estas seis semanas de trabajo sobre el terreno se ha sacado a la luz una pequeña superficie, pero la monumentalidad del castro queda patente. Los datos extraídos hasta el momento ponen de manifiesto que no se ha excavado ninguna área que sirviera como espacio habitacional, por lo que todavía queda mucho que explotar en el yacimiento.
Cuando concluyan los trabajos que se están desarrollando ahora, los profesionales dispondrán de dos meses para analizar pormenorizadamente los restos encontrados. Esto permitirá la elaboración de una memoria técnica y la puesta en común de las conclusiones extraídas.
Discurso histórico.
Este aspecto será decisivo y, si cabe el más importante, ya que, como apunta Miguel Vidal, permitirán elaborar un discurso histórico sobre el asentamiento y la forma de vida de quienes lo habitaron. Será entonces cuando pueda ofrecerse una explicación que permitirá profundizar en el conocimiento de los antiguos pobladores de Ribeira y su comarca.
Durante los trabajos se permiten las visitas al castro y los propios profesionales son los encargados de ofrecer explicaciones. Miguel Vidal comenta que muchas personas se han acercado ya al yacimiento para conocer sus secretos.

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