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La increíble 'tumba 327' que escondía un túnel secreto en la necrópolis de Tebas, en Egipto.

Arqueólogos españoles a cargo del Proyecto Min han realizado un sorprendente hallazgo tras localizar un corredor oculto tras una pared en una de las estancias que estudiaban.

La increíble 'tumba 327' que escondía un túnel secreto en la necrópolis de Tebas, en Egipto.
Es curioso cómo uno de los refranes españoles más taurinos: hasta el rabo todo es toro, tiene su equivalencia en el mundo de la arqueología, donde se suele decir: hasta que no llevas a la roca madre no puedes estar seguro de que no hay nada más.

Es justo lo que le ha pasado este año a uno de los, por fortuna, varios equipos españoles que están excavando en Egipto: el Proyecto Min, es decir, la misión canario-toscana que dirigen las egiptólogas Mila Álvarez Sosa (Dra. en Egiptología por la Universidad de La Laguna [Canarias]) e Irene Morfini, quien prepara su tesis doctoral en la Universidad de Leiden.

En principio, el objetivo del Proyecto Min es estudiar dos tumbas de la necrópolis tebana. Una es la de Min (TT109), un personaje que tuvo una estrecha relación con el nomo Tinita, como nos indican sus títulos: 'alcalde', 'supervisor de los sacerdotes de Onuris', 'alcalde del oasis', 'supervisor de los cantantes', 'administrador y jefe del festival de Osiris'; pero que sobre todo debe su puesto en la historia del antiguo Egipto a haber sido el tutor del futuro Amenhotep II. La imagen de su tumba que lo muestra enseñando al joven príncipe a disparar su arco, es inconfundible.

La otra es la tumba -327-, comunicada con la anterior por un acceso perfectamente excavado, como si durante el período tardío el propietario de la tumba hubiera querido utilizar la TT109 como la entrada oficial a su hipogeo. La segunda parece una prolongación de la primera. Como hasta el momento no ha sido excavada, de esta tumba no se conoce si quiera el nombre del difunto enterrado en ella.

Entrada de la tumba de Min.
En cualquier caso, fue en la tumba -327- donde se produjo el gran hallazgo de este año. Como mandan los cánones, antes de comenzar a excavarla había que hacer una visita para estimar su estado de conservación y los pasos necesarios para estudiarla a fondo.

Esa era la intención y el trabajo que estaban haciendo Álvarez Sosa y Morfini cuando se dieron cuenta de que en una de las paredes comenzaba un corredor -del que nunca nadie había hablado- que parecía terminarse en un muro unos metros más allá. El sitio parecía peligroso, de modo que no fue hasta que se consolidó la estructura y se consideró seguro el acceso cuando las dos egiptólogas exploraron el túnel.

En principio parecía un mero agujero de ladrones -de los que hay al menos uno en prácticamente todas las tumbas de la necrópolis-, por lo que su sorpresa fue mayúscula cuando comprobaron que el corredor no terminaba en la pared del fondo, sino que se continuaba durante otros seis metros más hasta alcanzar una estancia longitudinal.

Una escena de banquete "típica" de las tumbas del Reino Nuevo.
Sorprendidas, continuaron su exploración hasta encontrar el acceso a una estancia transversal. Su alegría fue inmensa, porque sabían qué estaban viendo. Sí, parecía increíble, pero ¡acababan de penetrar en una tumba por completo desconocida hasta entonces!

La primera impresión cronológica proporcionada por la planta en forma de T invertida, que es típica de los hipogeos de la XVIII dinastía, quedó confirmada por la decoración pintada de las paredes. Si bien están dañadas, las escenas se pueden identificar perfectamente como el repertorio típico del Reino Nuevo: caza en los pantanos, banquete funerario...

Como el 70 % de la tumba está relleno de escombros, harán falta bastantes campañas de excavación para liberar la tumba y comprobar si detrás de esos montones de tierra hay alguna escena mejor conservada que las visibles hasta el momento. Habrá que armarse de paciencia.

Por fortuna, unos sencillos conos funerarios encontrados en la -327- nos van a aligerar un poco la espera, porque han permitido saber el nombre del propietario del nuevo hipogeo.

Como la nueva tumba se encuentra en un nivel superior al de la -327-, los conos que en su momento decoraron su fachada terminaron cayendo en la tumba inferior gracias a un agujero en el techo de ésta, hasta quedar posados en superficie, que fue donde los encontraron las Dras. Álvarez Sosa y Morfini (ya le falta poco para serlo). Al leerlos vieron los títulos y el nombre del propietario de la nueva tumba: May.

Ahora sólo hemos de esperar que sus varios patrocinadores continúen apoyando al Proyecto Min y podamos seguir disfrutando de los frutos de sus esfuerzos.

Vía: El Mundo

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