Aceite para el Imperio romano.

Los restos de una almazara podrían probar que en la Astigi romana se producía, envasaba y distribuía aceite para las legiones.

El hallazgo de la almazara puede demostrar que en la Astigi romana se producía aceite. Foto: M. Rodríguez
En la carretera entre Écija y Palma del Río (Córdoba) se ha desenterrado un complejo alfarero romano. En concreto, en el paraje Las Delicias, en el que se excava desde 1997 y en el que acaba de encontrarse una almazara de la época romana (alrededor de los siglos I a III de nuestra era) que puede documentar la importancia de Astigi, la Écija romana, como centro productor y envasador de aceite en el Imperio romano.

Según los expertos, el hallazgo de esta almazara puede demostrar que en la Astigi romana se molturaba aceituna para producir aceite, que se «embotellaba» en las ánforas que también se elaboraban en esta zona, y de ahí se distribuían por todo el Imperio romano. «Este descubrimiento abre un montón de posibilidades», resume Sergio García-Dils, arqueólogo del Ayuntamiento de Écija, que recuerda que Écija tenía el suministro oficial de las legiones romanas, la annona, y que la ciudad «exportó aceite y ánforas durante tres siglos a todos los rincones del imperio». Los restos descubiertos en la ribera del río Genil – en los que trabajan alrededor de quince personas–, pueden contribuir a corroborar la importancia de Écija como suministradora oficial de aceite en época romana, ya que, a la industria alfarera descubierta, se une ahora el hallazgo de la almazara y la confirmación, por tanto, de que en la Colonia Augusta Firma Astigi se producía y distribuía aceite en los 300 primeros años de nuestra era.

Los expertos describen el complejo de alfarerías entre Palma del Río y Écija como un polígono industrial de veinte kilómetros de largo. Los primeros hallazgos de una de ellas, Las Delicias, en la parcela denominada La Barraca, en el kilómetro 25 de la carretera A-53, llamaron la atención de las universidades de Sevilla y de Montpellier 3, en Francia. «En 1997 se descubren los hornos alfareros, de más de cuatro metros de diámetro», explica Sergio García-Dils, que codirige la excavación y el estudio de los restos junto con el francés Stéphane Mauné. «Se sabía que había un importante centro productor de ánforas, pero no se sabía cómo era, de qué tipo», explica García-Dils, «podíamos estar ante una alfarería artesanal o ante un complejo industrial». Las Delicias ha resultado ser de este último tipo, a juzgar por los últimos hallazgos. «Hemos encontrado una nave principal que tiene más de mil metros cuadrados», enfatiza el arqueólogo. Y a no más de cuatro kilómetros de la Écija actual. Ahora ya se sabe que «será un interesantísimo lugar, con unas extensiones inmensas». Algo lógico, por otra parte, si se atiende a los datos que confirman que de la Bética – y, en concreto, de entre Córdoba y Sevilla, y de entre Écija y Palma del Río – salía el 80% de la producción alfarera de la Roma imperial.

«Era necesaria una gran superficie para pilar barro, otra para secar las ánforas; y hacía falta un puerto, alejado lo más posible de las zonas habitadas porque el humo de los hornos debía ser obviamente molesto», explica García-Dils, que no se atreve a dar datos de producción, pero sí recuerda que «solo en Roma se han documentado 75 millones de ánforas». Muchas de ellas tienen sellos de alfareros astigitanos. Centenares. Y no solo en Roma. «Los sellos dicen de dónde son las ánforas, y hemos encontrado sellos de la Astigi romana en el monte Testaccio de Roma, pero también en Inglaterra, en el muro de Adriano, en Suiza y en Alemania, repartidos por la frontera del antiguo imperio», señala el arqueólogo municipal. La almazara que acaba de ser desenterrada atestigua ahora que en Astigi también se producía el aceite que se envasaba y se distribuía a todos los rincones del Imperio.

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