Los arqueólogos realizan los primeros descubrimientos y han despejado la entrada, guardada por dos esfinges y un león, y esperan franquearla en las próximas semanas.
La garra de una de las esfinges de dos toneladas que guardan la entrada al sepulcro. |
Enterrado en la tumba que se excava en la ciudad de Amfípoli podría estar el jefe de la flota de Alejandro Magno, Nearco. Tal es la impresión expresada por el prestigioso arqueólogo británico Nicholas Saunders, de la Universidad de Bristol. Desde hace varias semanas toda Grecia está al tanto de las delicadas excavaciones en la antigua ciudad de Amfípoli, que se encuentra al norte del país en la región de Macedonia.
Se ha descubierto ya la entrada de una tumba, guardada por dos esfinges con sus cabezas y alas destruídas: miden dos metros cada una, están esculpidas en mármol de la isla de Thásos y pesan tres toneladas en total. Los arqueólogos han ido mostrando ya los primeros hallazgos antes de entrar [mira aquí galería de fotos de la excavación del sepulcro]
El jefe de flota o navarca, cargo que tuvo en 325 a. C, pilotó la expedición que los hombres de Alejandro Magno realizaron entre el Indo y el Éufrates. También se sabe que fue responsable de la exploración del Mar de Omán y del Golfo Pérsico. Fue sin duda uno de los más grandes generales de Alejandro y merecería una tumba como la que se excava en Amfípoli. Nearco fue también sátrapa de Licia-Panfilia.
El Departamento arqueológico (llamado en griego Eforía) de Prehistoria y Periódo Clásico está trabajando con prudencia en lo que parece una tumba destacada del s.IV a.C. y se están retirando las enormes piedras de la entrada del monumento (cada una pesa 250 kilos). Se han ido revelando ahora parte de un capitel jónico pintado al fresco, que permite pensar que se trata de la entrada de una tumba de un personaje principal de la época.
La excavación la dirige la arqueóloga Katerina Peristeri y cada nuevo paso es vigilado estrechamente por la Secretaria General del Ministerio de Cultura, Lina Medoni. El Ministerio de Cultura informa a los medios a diario del progreso de las excavaciones y el primer ministro Andónis Samarás se desplazó hace unos días para visitar las excavaciones con su mujer.
El mito de Alejandro y su esposa Roxana.
Está claro que este enterramiento no es el de Alejandro Magno, como se llegó a decir de forma irresponsable (Alejandro Magno falleció posiblemente de fiebres tifoideas en Babilonia y su cuerpo fue trasladado posteriormente a la ciudad de Alejandría, pero nadie sabe dónde se encuentra). Tampoco se tiene en pie la teoría de que se trata de la tumba de la esposa de Alejandro Magno, Roxana, nacida en el 341 a.C. y fallecida en el 309. Fue asesinada en Amfípoli junto con su hijo adolescente Alejandro IV, siguiendo las órdenes de Kásandros , pero los expertos insisten en que en ningún caso la tumba de una mujer, especialmente una esposa asesinada, tendría esta entrada con un león (descubierto anteriormente) y esfinges.
Los expertos piensan que podría tratarse de un enterramiento de muchos guerreros, que en griego se denomina «poliandriu», debido a su gran tamaño. O la tumba de Neárjos, el general de Alejandro Magno que nació en Creta en el año 360 a.C. y falleció en Amfípoli el 300.
Era un general que había sido exiliado por el rey Filipos de Macedonia, padre de Alejandro Magno pero fue precisamente este último quien le volvió a llamar para luchar, llegando a las costas africanas y al océano Indico y regresando tras la muerte de su líder . Se baraja también la teoría de que se trata de Ifestiona, un amigo de infancia, oficial y compañero de Alejandro Magno en sus luchas en Asia,nacido en el 356 a.C. y que falleció en Pesria en el 325 a.C.
Amfípolis, una colonia y ciudad muy rica.
En Amfípolis existía en la antigüedad una rica colonia, dado que la zona era muy fértil y existían minas de oro en la cercanía. La zona fue habitada desde la época neolítica y tuvo mucha influencia artística jónica. Fue una colonia ateniense desde el año 476 a.C. y durante los reyes de Macedonia fue una ciudad rica y centro de la vida cultural y económica del reino de Filipos II y de su hijo Alejandro Magno.
Durante la conquista romana de Macedonia, fue la capital de una de sus regiones (Macedonia Prima) y una parada de la Via Ignacia. La prueba de su prosperidad se refleja en los restos de muchos monumentos con mosaicos en el suelo y pinturas florales en las paredes, así como en la variedad de sus santuarios.
Vía: ABC
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