Moléculas de excrementos de hace 50.000 años demuestran que los neandertales no eran seres tan carnívoros como se les describe, sino que también incluían vegetales en su dieta.
Vista del yacimiento arqueológico de El Salt, en Alicante, donde se recogieron las muestras de heces. |
Las que probablemente sean las heces humanas más antiguas del mundo datan de hace 50.000 años y han sido encontradas en la provincia de Alicante. Sus auténticos dueños son miembros de la otra especie humana inteligente, el hombre de Neandertal, que han dejado para la posteridad una muestra íntima que, además de resultar anecdótica, revela parte de su vida. En concreto, la huella molecular de estos residuos supone la primera evidencia de que, lejos de ser unos carnívoros empedernidos, como se creía, nuestro primos prehistóricos tenían una dieta más variada que incluía vegetales. La investigación, que publica PLoS ONE, ha sido llevada a cabo por un equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de La Laguna, en Santa Cruz de Tenerife.
Los científicos encontraron cinco muestras de las valiosas heces humanas en los sedimentos de El Salt, un yacimiento situado en Alcoy que se remonta a hace 65.000 años y donde se han excavado restos de múltiples ocupaciones neandertales. Las muestras fueron analizadas para comprobar si contenían restos de colesterol de origen animal y fitosteroles, un compuesto similar que se encuentra en las plantas. Si bien todas contenían signos de consumo de carne, dos presentaron rastros de plantas, la primera evidencia directa de que los neandertales podrían haber disfrutado de una dieta omnívora.
Los científicos han tratado desde hace mucho tiempo de reconstruir la dieta neandertal, pero muchas de sus evidencias no eran concluyentes. Por ejemplo, se han analizado isótopos de carbono y nitrógeno en fragmentos óseos, señal de que los neandertales podían consumir ciertas presas, como cerdos en vez de vacas. «Pero estos datos solo proporcionan información sobre el origen de la proteína, por lo que se minusvalora la ingesta de plantas», explica a ABC Ainara Sistiaga, investigadora de La Laguna que ha liderado los análisis en el MIT.
De la misma forma, otros investigadores han identificado microfósiles vegetales atrapados en los dientes neandertales, un hallazgo que sugiere que la especie podía haber llevado un estilo de vida más complejo, cosechando y cocinando una gran variedad de plantas, además de presas de caza. A Sistiaga este método tampoco le parece una evidencia directa de su consumo, porque es posible que los neandertales no comieran las plantas, sino que las consumieran a través de los contenidos del estómago de sus presas, dejando rastros en sus dientes, o que simplemente las mordieran.
Nueces, frutas o tubérculos.
Los restos descubiertos en El Salt pueden tener la clave. Fueron analizados con técnicas derivadas de la geoquímica en los laboratorios del MIT, donde el hallazgo de coprostanol predominante, un lípido formado cuando el intestino metaboliza el colesterol, demostró que la muestra provenía de un ser humano. Después, se determinaron las proporciones de coprostanol, producto del colesterol animal, y de 5β-estigmastanol, una sustancia derivada de la descomposición estomacal del fitosterol de las plantas.
Cada muestra contenía principalmente coprostanol, evidencia de una dieta principalmente basada en la carne, pero dos de ellas llevaban los marcadores biológicos de los vegetales, lo que para Sistiaga indica una ingesta de los mismos bastante significativa. Aunque los análisis no permiten conocer qué vegetales en concreto fueron los consumidos, podían ser tubérculos, frutas o nueces. «Probablemente, los neandertales comían lo que estaba disponible en diferentes situaciones, estaciones y climas», señala la investigadora.
Ahora, los investigadores quieren llevar su estudio aún más lejos, a la Garganta de Olduvai, Tanzania, un yacimiento de 1,8 millones de años, donde se han descubierto algunas de las primeras evidencias humanas. «Es importante entender todos los aspectos de por qué la humanidad ha llegado a dominar el planeta como lo hace», afirma en un comunicado Roger Summons, profesor de geobiología en el MIT. «Mucho de eso tiene que ver con la mejora de la nutrición a lo largo del tiempo».
Vía: ABC
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