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Hallan la posible tumba de Karomama, una reina egipcia de la dinastía XXII.

Los arqueólogos descubren importantes restos en el Ramesseum y en el templo de Karnak en Egipto.


José Antonio Cabezas Vigara | Blasting News
Youssef Khalifa, el director del Ministerio de Antigüedades de Egipto, según un informe de Ahram Online, ha anunciado el descubrimiento de una tumba hallada entre los muros de un templo situado en el complejo templario del Ramesseum, en la orilla oeste de Luxor. La tumba pudo ser de Karomama, una reina de la dinastía XXII de la que se sabe poco. Se enterró allí junto con 20 estatuillas funerarias ushabti y otras ofrendas. Los ushabtis eran unas figuras funerarias que, en el Antiguo Egipto, se colocaban en las tumbas junto a otros ajuares con la intención de actuar como sustitutos de los muertos, en el caso de que el difunto fuera llamado a hacer algún trabajo manual en la otra vida. Se utilizaron desde el Imperio Medio hasta el final del periodo ptolemaico, casi dos milenios más tarde. El estudio pormenorizado de esta tumba nos puede revelar el nombre de su real marido.

En el complejo del templos de Karnak, entre otros hallazgos, los arqueólogos franceses han recuperado tres pequeñas estatuillas. Dos de ellas, de bronce, representaban al dios Osiris en posición sedente y con una peluca puesta. La tercera simbolizaba a un dios, que no ha sido aún identificado, de pie y decorado con un texto jeroglífico. El estudio minucioso de los textos, seguramente, nos revelará el nombre del dios en cuestión. El equipo de arqueólogos, asimismo, ha encontrado un recipiente que contenía una especie de pegamento azul.

El complejo de los templos de Karnak, durante muchos siglos, fue uno de los centros religiosos más influyentes del Antiguo Egipto. El templo principal estaba dedicado al culto del dios Amón-Ra, pero también había otros recintos como los de Montu, Mut, Jonsu, Opet y Ptah. Dentro de los muros del recinto principal había también un lago sagrado, numerosos templetes, otras capillas de menor tamaño, múltiples estancias y almacenes.

La entrada al complejo, situada entre dos inmensos pilonos, estaba precedida por una venida de esfinges con cabeza de carnero, que era el símbolo del dios Amón. Daba acceso a un patio porticado de gran tamaño en el que se encontraba, a la derecha, el templo de Ramsés III; a la izquierda, un templete de Seti II, una de las columnas de Taharqo y la estatua de Pinedyem I de tamaño monumental; al frente, la sala hipóstila y, un poco más al fondo, los obeliscos de Thutmose I y Hatshepsut. Los nuevos hallazgos de los que hablamos completan más la información de este gran espacio religioso del Antiguo Egipto.

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