El análisis de los dientes de 19 individuos de entre 30.000 y 60.000 años sugiere una especialización en las tareas posteriores a la caza entre hombres y mujeres
Maxilar neandertal / Joan Costa-CSIC |
Hasta ahora, se pensaba que la diferenciación de tareas en función del sexo era algo que solo había desarrollado el hombre moderno. Pero un estudio de investigadores españoles aporta por primera vez evidencias de que entre los neandertales también se dio la división del trabajo. Esta es una de las principales conclusiones a las que llega un estudio elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado en la revista «Journal of Human Evolution». En este trabajo se han analizado 99 dientes incisivos y caninos de 19 individuos de tres yacimientos diferentes (El Sidrón en Asturias, L’Hortus en Francia y Spy en Bélgica) y se ha podido observar que hay claras diferencias en el desgaste que sufrieron los dientes, según fueran de hombre o de mujer.
Los análisis de las piezas dentales muestran que todos los individuos neandertales, independientemente de la edad, tenían estrías «culturales» asociadas a su modo de vida. «Esto se debe a la costumbre de estas sociedades de usar la boca como una tercera mano», explica el paleoantropólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC e investigador principal del estudio, Antonio Rosas. «Lo que hemos descubierto ahora es que las estrías detectadas en las piezas dentales de las mujeres adultas son más largas que las encontradas en los hombres adultos. Además, los individuos masculinos presentan mayor cantidad de mellas en el esmalte y la dentina de las piezas superiores, mientras que en los femeninos estas imperfecciones aparecen en las inferiores. Por eso suponemos que las tareas que realizaban eran diferentes», detalla Rosas.
Todos cazaban, la división venía después
Es muy posible que estas diferencias se debieran a que mientras los hombres utilizaban los dientes para rematar el afilado de sus armas, las mujeres se encargaban de curtir las pieles o trabajar la madera. En cualquier caso, señala Almudena Estalrrich, paleobióloga e investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales, «creemos que la especialización probablemente se limitase a unas pocas tareas post-caza, ya que es posible que tanto hombres como mujeres participasen de igual manera en la captura de grandes animales».
La división del trabajo es muy importante porque «es el paso básico para la especialización, para la organización social y para la familia nuclear», explica Antonio Rosas. «Cuando se estudia la evolución desde los organismos unicelulares a los pluricelulares se ve cómo al poco tiempo aparece la especialización en las funciones de las células y después en los tejidos. Eso es lo que va dando lugar a la complejidad de la organización biológica y a la sofisticación de las capacidades del grupo. Cuando comparamos el resultado evolutivo de sociedades especializadas, como la nuestra, y las no especializadas, el resultado es evidente», sentencia Rosas.
El descubrimiento de los investigadores españoles abre además la puerta a otra línea de investigación, en realidad dos: «si tanto neandertal como el hombre moderno desarrollaron la división del trabajo, solo puede haber sido por dos motivos, o bien porque el ancestro común a ambos también lo había desarrollado y las dos comunidades lo heredaron de él, o porque se produjo una adquisición independiente, es decir, que las dos especies inventaron lo mismo. Pero habría que investigar restos mucho más antiguos que los empleados en este estudio, que datan de entre 30.000 y 60.000 años. Necesitaríamos tener fósiles en buen estado de hace al menos 1 millón de años», dice Antonio Rosas.
No solo tenerlos, sino también que estuviesen en buen estado para que se pudiesen, mediante las nuevas técnicas de paleogenética y tomografía axial computerizada (TAC), localizar secuencias del cromosoma Y, «que es el que nos permite determinar el sexo del individuo, algo que hicimos en 2011 con el material del Sidrón, y que ha sido el punto de partida para poder determinar ahora las diferencias entre los dientes de los hombres y las mujeres neandertales», concluye Rosas.
Vía: ABC
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