En
el noroeste China los arqueólogos han descubierto un cementerio prehistórico
con cientos de tumbas
Una de las tumbas perteneciente a la cultura Qijia |
En el noroeste
China, cerca de la una aldea llamada Mogou, los arqueólogos han descubierto un
cementerio prehistórico que contiene
cientos de tumbas, en algunas de las cuales se llevaron a cabo sacrificios
de seres humanos.
Los enteramientos tuvieron lugar hace unos 4000 años, antes de que se desarrollara la escritura en la zona. En tan sólo una temporada de trabajo arqueológico de campo, entre agosto y noviembre de 2009, fueron excavadas casi 300 tumbas. Además, otras tantas habían sido halladas en fechas anteriores entre los años 2008 y 2011.
Los enteramientos tuvieron lugar hace unos 4000 años, antes de que se desarrollara la escritura en la zona. En tan sólo una temporada de trabajo arqueológico de campo, entre agosto y noviembre de 2009, fueron excavadas casi 300 tumbas. Además, otras tantas habían sido halladas en fechas anteriores entre los años 2008 y 2011.
Se trataba de enteramientos
de inhumación orientados hacia el noroeste, algunos de las cuales conservaban pequeñas
camarillas cercanas al difunto, donde se colocaba algunas piezas de cerámica
hechas a mano. Los arqueólogos también intuyen que algunas de las tumbas fueron cubiertas por montículos que pudieron haber
marcado su posición.
En el interior de
las tumbas, los arqueólogos se percataron de que se encontraban los miembros de
familias enteras enterrados juntos, con la cabeza orientada hacia el noroeste.
Fueron sepultados con una gran variedad
de productos como collares, armas y piezas de cerámica decorada.
Curiosamente,
además de los artefactos, también se evidencian los restos de lo que pudo haber sido un sacrificio humano en la
necrópolis. En una de las tumbas, como se observa en la imagen, aparece un
individuo sacrificado y colocado junto a los fallecidos con las extremidades
flexionadas y el rostro mirando hacia la cámara mortuoria. Los huesos estaban relativamente
bien conservados y nos indican que la edad de la víctima rondaba los 13 años.
Los ajuares
encontrados incluyen cerámicas con
decoración incisa, como recipientes con la parte superior ornamentada con
pequeños círculos en forma de “O” y con otras formas onduladas. También han
aparecido en los enterramientos armas variadas como sables de bronce, mazas de
piedra, hachas, dagas y cuchillos.
Los arqueólogos
también han hallado un montón de piezas de huesos y otros artefactos que
pudieron haber sido usados en rituales para
la predicción del futuro. La adivinación ósea se practicaba mucho en todo
el mundo antiguo. De hecho, cuando la escritura se desarrolló en China algunos siglos
más tarde, parte de los primeros textos que se escribieron aparecen en estas
piezas óseas.
La mayoría de las tumbas pertenece a la cultura Qijia,
cuya gente utilizó artefactos con diseños similares y vivió a lo largo del río
Amarillo y sus afluentes. Estos pueblos, según el profesor Chen Honghai, vivían
en una zona un tanto árida. Para adaptarse a esas condiciones adversas
cultivaron el mijo, un cereal muy adecuado para los ambientes secos, y criaron
animales como el cerdo, la oveja o la cabra.
Asimismo, la gente
de la cultura Qijia habitó en asentamientos
modestos de menos de 9 hectáreas, en casas cuadradas o rectangulares que a
menudo aparecen excavadas parcialmente en la tierra y cuyas puertas apuntaban generalmente
hacia el sur.
Los científicos todavía
no están seguros de por qué la gente
Qijia practicó sacrificios humanos, aunque puede que se debiera a la conquista
de otros grupos, cuya gente fue esclavizada o sacrificada.
El informe del
equipo, dirigido por el profesor Honghai, se publicó inicialmente en chino en
la revista Wenwu y se centró en los descubrimientos realizados entre agosto y
noviembre de 2009. Su informe se ha traducido
recientemente al inglés y se ha publicado en la revista Reliquias Culturales Chinas.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
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