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La ciudad de Sevilla como un palimpsesto urbano medieval

En Sevilla, en el solar del antiguo “foro imperial”, se construye la mezquita aljama de Ibn Adabbas en época emiral 
 
Recreación de cómo pudo ser la ciudad de Sevilla sobre el año 1248
Paseo por Sevilla y percibo que hay calles, incluso barrios, que no han cambiado mucho en su forma desde antiguo. Se me ocurre imaginar que las ciudades históricas son como palimpsestos, es decir, como antiguos manuscritos que conservan la huella de una escritura anterior, pero que se borran artificialmente para reutilizar su soporte. Pienso que el casco antiguo de Sevilla es como uno de esos pergaminos, se reutiliza una y otra vez, pero que siempre conserva la esencia de las culturas que le precedieron.

En la actualidad no conocemos demasiados detalles del antiguo urbanismo de la Hispalis romana. Sólo se asoman al presente algunos restos difusos, como los que se muestran en la plaza de la Encarnación o en el Patio de Banderas. No obstante, en mi opinión, hay dos ítems que marcan el devenir del urbanismo medieval sevillano. Se trata del trazado del perímetro amurallado, que abrazaba un núcleo escasamente hipodámico, y la ubicación de los dos foros, que articulaban las calles de la ciudad. El “foro imperial”, que se ubicaba en la zona de la actual plaza del Salvador, y el “foro portuario”, en la plaza Virgen de los Reyes.

En tiempo de al-Ándalus, se comienza a conformar la nueva estructura de la madina sevillana. En el solar del antiguo “foro imperial”, en época emiral, se construye la mezquita aljama de Ibn Adabbas y, por tanto, se mantiene como centro articulador de la vida de la ciudad. Más tarde, para evitar insurrecciones durante el gobierno de Abd al-Rahman III, se demuele parte de la muralla de la ciudad y se fortalece el Dar al-Imara, la Casa del Gobernador.

Con la dinastía de los ‘abbadíes, en el siglo XI, el Dar al-Imara es integrado en la estructura urbana y ampliado con la construcción del Qasr al-Mubarak o Alcázar Bendito. Asimismo, en los años que siguen, las defensas de la ciudad son ampliadas y fortalecidas con los muros de tapial, los torreones cuadrados y las puertas de acceso acodado que, en cierta medida, hoy se pueden contemplar.

Sevilla pasa a ser la capital de al-Ándalus en época almohade. Bajo el mandato de Abú Yaqub Yusuf se inicia un vasto programa urbanístico del que cabe destacar la reconstrucción de la muralla y del alcázar, la creación del puente de barcas sobre el río Guadalquivir, la recuperación del acueducto romano de los Caños de Carmona, la planificación de la nueva Alcaicería, y la construcción de la nueva mezquita alhama y su alminar (la Giralda) en el solar de la actual catedral gótica. Además, se urbaniza parte de los solares baldíos de intramuros con la creación de barrios como el actual de San Vicente.

En 1248 los cristianos conquistan Sevilla y continúan, en cierta medida, con el proceso urbanístico almohade. Con el tiempo se derriban adarves, se abren nuevas plazas y se cambian mezquitas por iglesias, pero siempre manteniendo la huella en el palimpsesto de la Sevilla histórica que es.

Vía| Medianero Hernández, José M. Historia de las formas urbanas medievales. Sevilla, Universidad de Sevilla, 2004
Imagen| Despertaferro

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