Hernán Cortés, crónica de una ambición

Hernán Cortés no fue el típico caballero del Renacimiento, sino que era más bien un hombre de mentalidad medieval

Encuentro de Hernán Cortés y Moctezuma
Hernán Cortés fue un hombre polémico y muy desconfiado, quizás esto último fue lo que más facilitó el éxito de sus campañas. Nació en Extremadura y no fue el típico caballero del Renacimiento, sino que era más bien un hombre de mentalidad medieval.

Perteneció a una familia pobre y, al ser el único varón, tuvo la posibilidad de viajar a la Universidad de Salamanca donde inició los estudios correspondientes para convertirse en escribano. Por aquel entonces, el joven Cortés ni se podía imaginar que su nombre figuraría en los libros de Historia.

Con tan solo diecinueve años, embarcó rumbo al Nuevo Mundo con el sueño de hacerse rico y, de paso, aclimatarse a la nueva geografía. Una vez en Santo Domingo, se dedicó a hacer de escribano y se inició como ganadero, hasta que un día Diego de Velázquez le aconsejó unirse a él en la conquista de Cuba. Posteriormente, con la creencia de recibir una extraordinaria recompensa por haber exterminado a tantos "infieles", decide viajar a Yucatán en busca de oro y bajo el emblema "amigos, sigamos la cruz. Si tenemos fe, venceremos".

Cuando, tiempo después, llegó a lo que hoy en día conocemos como México, vio una hermosa ciudad, Tenotichlán. Incluso muchos de sus soldados se quedaron maravillados y afirmaron que ni siquiera Constantinopla era tan bella. En varias fases, Hernán Cortés llevó a cabo la conquista de la increíble ciudad. Sus pobladores, conocidos como mexicas, se asombraron al ver las armas de fuego y los caballos, pero la peor arma que llevaron los invasores fueron las enfermedades.

Imagen| Doce Linajes

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