Un
animal, un asesino en serie, la ira de Dios, toda una retahíla de teorías que
han ido alimentando la historia de la Bestia de Gévaudan
![]() |
La Bestia de Gévaudan parecía actuar más por diversión que por necesidad |
Independientemente del
mito y la fantasía que los años y la imaginación hayan podido añadir a esta
figura, existió en la Francia del siglo XVIII, un animal, con matices —ya
veremos por qué—, que volvió loco al pueblo francés gobernado por Luis XV.
Tantos y tan brutales fueron los asesinatos que el rey se tuvo que personar para tomar cartas en el asunto. ¿Cómo
no iba a hacerlo? Gévaudan era un hervidero de espanto, terror y fobia, y eso
repercutía en el buen funcionamiento de las arcas reales, que debían estar
hasta arriba del todo. Por no hablar de los chismorreos que circulaban por las
cortes europeas mofándose del gran ejército que no era capaz de terminar con un
solo animal.
Una especie poco común
La Bestia terminó,
según investigadores, con la vida de más de un centenar de personas en una
longitud que rebasaba por muy poco los 80 kilómetros. El pueblo francés sabía
muy bien cómo era un lobo; estaba harto de verlo rondando el ganado. El de
Gévaudan, sin embargo, era una especie poco común, un individuo que solía
actuar en solitario, más por diversión
que por necesidad, y que lucía una larga cola de grandes dimensiones. Entre
sus placeres, el decapitar el cuerpo desnudo de sus víctimas y recorrer largos caminos
en poco tiempo rozando de sobra lo sobrenatural.
Pero esto no es
posible, ni en 1764 ni ahora. Ningún animal arranca la cabeza de un hombre y
tampoco, al menos uno de estas características, tiene la capacidad de
desdoblarse para estar en dos sitios a la vez. Así es que porque el hombre
tiende a exportar fuera de su ámbito todo aquello para lo que no encuentra una
explicación que le satisfaga, muchos hablaron de castigo divino. Ese fue el
caso del entonces obispo de Mende, Gabriel Florent de Choiseul Beaupré, para
quien la bestia era un animal celestial
enviado por Dios para castigar al hombre por sus pecados.
Más que una bestia
Este desdoblamiento de
la Bestia cuenta con una explicación racional, que es la que obliga a poner la
frase en plural: las bestias.
Al final, dos fueron
asesinadas. La primera, embalsamada, fue presentada
al rey Luis XV por su arcabuz real, François Antoine, quien aseguró en
repetidas ocasiones que el animal que llevaba cargado a sus espaldas no era más
que un lobo grande.
Pero un mes más tarde,
se reanudaron los ataques en la región francesa. Recién salido de la Guerra de
los Siete Años, Luis XV, sobrepasado, hizo como que no oía los rumores y
continuó porfiando que la Bestia de Gévaudan había sido muerta por su arcabuz.
Así que el burgo tuvo que apañárselas
como pudo. Un año después, Jean Chastel mataba de nuevo a la Bestia de
Gévaudan, que era también disecada con la intención de presentársela de nuevo
al rey. Pero el calor hizo que el cadáver del animal no estuviese en buenas
condiciones para ser presenciado por la autoridad, y Luis XV se negó a recibir
a la comitiva. En esta segunda ocasión también se aseguró que era un lobo.
O, quizás, un asesino en serie
El desmembramiento
corporal ha sido explicado por la tradición como un acto asistido por un
humano, en concreto, por aquel que dio muerte a la Bestia, Jean Chastel. Parece
que, según teorías, el hombre habría sido un asesino en serie en los dominios de Luis XV, ayudado, para sus
macabros fines, por un can/lobo de larga cola adiestrado para tal efecto.
Esta teoría se apoya,
además de en la obviedad —el encarcelamiento de la familia Chastel durante
cuatro días coincidió también con la ausencia de actividad de la Bestia—, en el
comportamiento del animal. Familiaridad con el hombre, ataques en solitario y
por gusto, decapitación de víctimas
desnudas sometidas, además, a abusos sexuales, invulnerabilidad a las
heridas de bala. Toda una serie de sinsentidos poco propios de un lobo o de un
perro.
De ahí que, por
ejemplo, se hiciera responsable de las muertes a una hiena extranjera fuera de
su autoctonía oriental. También hubo quien acusó
al vecino de hombre lobo y quien, bajo el amparo de la religión, disculpó
al animal diciendo que las muertas eran mujeres descarriadas de mentes
libidinosas. El imaginario colectivo tiene tantas explicaciones como ideas.
Autora| Virginia
Mota San Máximo
Vía| El
País, Año
Cero, National
Geographic
Imagen| La
Bestia de Gévaudan
1 comentario:
Gracias por compartir esta historia sigo teniendo la razón en cuanto siempre e dicho que desde que existe el hombre 🙅♂️ existe la maldad por lo visto era un asesino en serie y depronto usaba un disfraz de lobo 🐺 para distraer a la población
Publicar un comentario