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Los sepulcros de transi

Los sepulcros que representan cadáveres putrefactos proliferaron en la Edad Media

Sepulcro de transide Guillaume Lefranchois que muestra su cadáver cubierto de gusanos

Los sepulcros de transi, también conocidos como tránsidos o transitombs, son una de las representaciones artísticas más singulares del arte macabro medieval de en torno al siglo XIV. Estos sepulcros se caracterizan por representar en su tapa el cadáver del difunto en proceso de descomposición. Los artistas se recrearon en lo desagradable, representando a menudo la carne putrefacta, las vísceras, el cráneo expuesto e incluso aparecen con frecuencia gusanos y otras criaturas trepando por el cuerpo del difunto.

Si bien en ocasiones el cadáver descompuesto es la única decoración de estos sepulcros, a veces se superpone a la figura de la momia una imagen idealizada del yacente incorrupto. A este tipo de representación se la conoce como transi doble. Estas imágenes crean una sensación especular; el cuerpo sereno del finado contrasta fuertemente con la momia reseca de la parte inferior, produciendo un desdoblamiento del cadáver, quizá haciendo referencia a la doble naturaleza de la muerte: física y espiritual.

Existen distintas interpretaciones con respecto a este tema artístico. En general, se pueden considerar como parte del arte macabro que se dio en consonancia con la crisis del siglo XIV. El hambre, la Guerra de los Cien años, los levantamientos campesinos y la epidemia de peste habrían hecho mella en la sociedad medieval. Este contexto de desgracias y mortalidad habría provocado ciertas manifestaciones artísticas de naturaleza macabra: la Danza Macabra, el Triunfo de la Muerte, el Encuentro de los tres vivos y los tres muertos… Los sepulcros de transi constituyen una más de estas representaciones de la muerte en el arte de los siglos XIV y XV.

También hay especialistas que consideran que este tipo de representaciones tienen un carácter de humildad. Del mismo modo que algunos miembros de los estratos más elevados de la sociedad se hacían enterrar con hábitos de órdenes monásticas a las que no pertenecían, la representación del cuerpo corrupto sería una muestra de la piedad del difunto para ser favorecido a los ojos de dios a la llegada del Juicio Final.

Existe también la opinión de que los sepulcros de transi pueden esconder un mensaje salvífico. En el caso los sepulcros dobles, éstos se interpretarían en sentido ascendente. Según esta interpretación, el cadáver descompuesto hace referencia al mundo material y perecedero mientras que el difunto idealizado estaría en la Gloria. Hay especialistas que llevan esta idea un paso más allá y consideran que los gusanos y alimañas que campan por el cuerpo del difunto no estarían entrando en el cadáver sino saliendo de él. De este modo, los transi harían alusión al primer momento de la resurrección del cuerpo. Cabe mencionar que esta teoría no está muy extendida.

Lo más probable es que el origen de los sepulcros de transi se encuentre en la costumbre que se tenía en ciertos países atlánticos de velar al cadáver con la cara descubierta durante al menos 24 horas. Este rito llevó a la costumbre de hacer máscaras mortuorias de cera, y más tarde de madera que trataban de representar de manera veraz el rostro del difunto. Estas fueron las primeras imágenes que representaban al finado de forma realista y evolucionaron hasta convertirse en sepulcros de tránsido, ya en piedra y con carácter permanente.

Esta teoría explicaría el éxito de los tránsidos en los países en los que el cadáver se velaba con la cara descubierta como Francia, Reino Unido, Países Bajos y Alemania y también por qué no se encuentran estas manifestaciones artísticas en los países mediterráneos, en los que el cuerpo se velaba con el rostro cubierto. Sea como fuere, estas representaciones del cadáver en el sepulcro se repitieron durante el Renacimiento y aún en el Barroco.

Bibliografía

ABERTH, John (2005): The Black Death: The Great Mortality of 1348 - 1350: A BriefHistorywithDocuments, PalgraveMacmillan, Nueva York.

GONZÁLEZ ZYMLA, Herbert y BERZAL LLORENTE, Laura María (2015): “El transitomb. Iconografía del yacente en proceso de descomposición” en Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº13, pp. 67-104.

TUCHMAN, Barbara W. (2000): Un espejo lejano: El calamitoso siglo XIV, Península, Barcelona.

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