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El fantasma de Elizabeth Siddal

El pintor Rossetti tenía visiones del fantasma de su difunta esposa

Detalle de la pintura Beata Beatrix que Rossetti pintó un año después de la muerte de Siddal

Elizabeth Siddal fue la primera modelo de la hermandad de pintores prerrafaelitas. Su inusual belleza tenía una cualidad mítica que encajaba muy bien con los temas elegidos por estos pintores. Compaginaba el modelaje con su empleo en una sombrerería, lo que le permitía gozar de una independencia nada habitual para una mujer en su tiempo. Además, empezó a formarse en la pintura en el seno de los prerrafaelitas.

Cuando el pintor Rossetti conoció a Siddal se obsesionó con ella. Comenzó a pintarla continuamente, impidiendo que lo hiciera el resto pintores. Pronto el artista y la modelo comenzaron un romance. La relación, sin embargo, resultó ser muy tóxica. Rossetti había convencido a Siddal para que dejase su empleo para dedicarse a ser modelo exclusivamente, pero había empezado a pintar a otras mujeres y a serle infiel. Durante años rechazó el matrimonio con ella, a pesar de habérselo prometido en varias ocasiones.

Además de sus problemas en la vida personal, Siddal sufrió también problemas de salud. Padecía graves dolores cuya causa es desconocida. Los calmaba tomando un derivado de láudano. El medicamento le provocó una adicción que le hacía estar en un estado de letargo y sopor, roto por breves momentos de excitación y ansiedad. Mucho se ha especulado sobre la enfermedad pero debía ser grave. En un momento en que la modelo estaba muy enferma, Rossetti aceptó finalmente casarse con ella.

El estado de salud de Elizabeth Siddal mejoró pero las desgracias continuaron. Quedó embarazada de su marido pero el bebé falleció. Esta pérdida afectó mucho a Siddal. De acuerdo con su correspondencia, Rossetti mostró al artista Burne-Jones cómo Siddal mecía la cuna vacía. En 1863, cuando su marido no estaba en casa, Elizabeth Siddal consumió una dosis letal de láudano en un acto que algunos consideran un suicidio.

La pintura Beata Beatrix que Rossetti pintó un año después de la muerte de Siddal

Rossetti sintió una fuerte culpabilidad. No sólo creía que podía haber evitado la muerte si hubiera estado en casa en el momento en que ocurrió sino que seguramente le atormentaba no haber estado a la altura de lo que Siddal esperaba de él como marido. El artista, en un arrebato de pena, arrojó dentro del ataúd de su mujer un libro de poemas que él había compuesto. Para canalizar su luto, el pintor creó la obra Beata Beatrix, la Beatriz de Dante representada con los rasgos de Siddal.

Pasado el tiempo, Rossetti se arrepintió de su impulsividad al enterrar su poesía con Siddal ya que anhelaba tener reconocimiento como pintor y poeta. Años después y tras consultarlo con sus amigos más cercanos, decidió exhumar el cadáver para recuperar sus poemas. Consiguió los permisos necesarios para hacerlo, pero él mismo no asistió a la exhumación, a pesar de que la ficción cinematográfica así lo haya representado.

Tras la exhumación el artista sufrió una serie de reveses que hicieron que su salud física y mental se viera mermada. Algunos de sus amigos describen su comportamiento depresivo y con tendencia suicida. Rossetti empezó a afirmar haber recibido visitas del fantasma de Siddal. Seguramente estas visiones fueran consecuencia del dolor por la pérdida pero quizá también hubiera un componente de culpa por haber profanado el sepulcro de su esposa. Fuera cual fuera el motivo de las ensoñaciones del artista con el fantasma de la desaparecida Siddal, el miedo que le provocaron debió ser muy profundo, ya que se negó a que se le enterrase en el cementerio de Highgate, donde descansaba el cuerpo de Elizabeth Siddal. 

Bibliografía

VILLAR, José María M. (2014): “De musa ideal a presencia opresiva: sobre la dualidad fantasmal de Elizabeth Siddal en la vida y obra de Dante Gabriel Rossetti”, Fantasmas, aparecidos y muertos sin descanso, Abada, Madrid.

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